Transcurren las primeras horas de la tarde en la ciudad de Montevideo. La Avenida 8 de Octubre luce más tranquila de lo habitual si se tiene en cuenta que estamos en las inmediaciones del estadio Gran Parque Central (GPC), ubicado en un punto neurálgico de la capital, acostumbrado al murmullo y el caminar de miles de hinchas cada fin de semana, y rodeado de casas, edificios, y viejas calles de adoquines como Carlos Anaya, donde por la puerta 11 de la tribuna José María Delgado espera el arquitecto Jorge Pérez Huelmo, encargado de supervisar las obras del club.

Un fuerte apretón de manos y a la sala de prensa. Pérez se muestra abierto y lo demuestra: “A mí me interesa que estas cuestiones se conozcan”, dice sobre las obras de Nacional. Por eso, siempre que puede, se hace un tiempo para responder las consultas de diversos periodistas.

El arquitecto se encuentra trabajando en Nacional desde 2019, cuando fue llamado por el entonces presidente José Decurnex, que junto a Eduardo Ache, lo convocó para ejecutar la obra del Club Social, un complejo que cuenta con piscina, gimnasio, y acceso a distintas actividades deportivas, ubicado al lado de la sede del club. “En paralelo estaba el GPC, abandonado hacía dos años, con más de 70 acreedores… un fierro caliente”, subraya, y se sonríe, porque después de “meterle mano” a esas obras, “no lo dejaron irse” de Nacional. 

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Hoy, quienes transiten la calle General Urquiza, a la altura del Parque Central, podrán notar una importante construcción de dos pisos, entre los accesos de las tribunas Abdón Porte y Atilio García. Allí Umbro, la marca que viste a Nacional, está llevando a cabo lo que será una tienda de indumentaria tricolor, en el marco de un acuerdo comercial. “Estamos constantemente haciendo cosas”, remarca Huelmo.

El campo de juego es una de las aristas que supervisa el arquitecto. Huelmo cuenta que el club tomó tres importantes decisiones al respecto: la instalación de una planta de ósmosis para regular la dureza del agua, cancheros permanentes y regularización de un ingeniero agrónomo asesor, que concurre tres veces por semana al estadio. Consultado por el estado actual del campo, explica que su deterioro se debe a la etapa de resiembra, y que el proceso tiene sus complicaciones porque el césped es 100 por ciento natural. “Hoy los campos de juego son híbridos (mezcla de natural y sintético), y exigen menos condiciones. Si pretendemos ser sede del Mundial 2030 debemos ir hacia allí”, considera.

En el partido de octavos de final de Copa Libertadores, donde Nacional recibió a Boca Juniors, la institución inauguró el “Paddock”, un sector VIP bajo los palcos de la tribuna Atilio García, en donde se despliegan mesas y livings con vista al campo de juego, cocina a la carta, aire acondicionado y diferentes comodidades que los hinchas pueden arrendar en contrato por un año. Estos ingresos en conjunto con los del Club Social, están pensados para financiar las obras del  estadio. “Es un espacio privilegiado, el mejor del Parque Central”, destaca Huelmo.

Nacional también está preparando un paseo al que se accederá abonando entrada, en el que se recogerá la historia de la institución, del Estadio y del primer mundial de fútbol, en 1930, del que el GPC fue sede. 

Mejor no hablar de ciertas cosas

El proyecto de ampliación y finalización del estadio tricolor fue diseñado por el estudio Gómez Platero, en 2014, y es el que intentó llevarse a cabo. Y así fue, se intentó. Es que, de modo ostensible, las obras para finalizar el GPC están lejos de concretarse. “Nacional quiso hacer un proyecto de 100 millones de dólares con 17 millones. Fue lo que produjo todo el desbarajuste económico y dejó todo inconcluso” afirma Huelmo, señalando a la gestión del ex presidente del club, José Luis Rodriguez.  El proyecto de 2014 mostraba una segunda bandeja en la tribuna Héctor Scarone, que no sería posible ejecutar porque “municipalmente se viola el espacio público. De hecho fuimos por un segundo intento de ejecución y fue rechazado”, explica Huelmo. “Esa bandeja nació como una utopía y ahí va a morir” sentencia.

“Nosotros lo que hicimos es llevarlo a lo terrenal, adaptarlo a las posibilidades del club”, asegura el arquitecto, y agrega que lo que le propuso a Decurnex fue hacer cosas “realizables”. En recorrida por el interior del estadio, el arquitecto va señalando con orgullo, y algo de incredulidad, aquellas cosas que ayudó a mejorar. “Estuvimos dos meses solo para retirar los restos de obra que habían dejado”, dice, y señala lo que hoy funciona como estacionamiento, debajo de la tribuna Atilio García. Desde esa tribuna se pueden ver imperfecciones en los suelos, por restos de material. “No costaba nada finalizar bien esto. Hubo desidia y poco control de la obra”, concluye. 

En el corazón de la ciudad

El impacto que tiene un estadio de las dimensiones del GPC en una ciudad como Montevideo es algo “central” para el arquitecto, aunque muchas veces quede fuera del abordaje periodístico. Huelmo cuenta que “primero estaba el Parque, después llegaron los vecinos” e “irremediablemente tenemos que convivir, pues todos los estadios que están en el medio de la ciudad sufren los mismos problemas”.

El arquitecto narra qué lo primero qué se llevó a cabo en cuanto a obras fue la cerca perimetral del estadio, debido a que había quejas de los vecinos por gente que dormía en las inmediaciones del estadio. “Luego iluminamos la calle General Urquiza y estamos iluminando Jaime Cibils, colaborando con la calidad de la vía pública y ayudando a hacer transitables estas calles”, agrega. 

Los residuos que se generan cada fin de semana también son cosa seria. Nacional invierte 400 mil pesos después de cada partido para limpiar las tribunas, además de encargarse de la limpieza de veredas y mantenimiento. “Es el gran tema del GPC, a pesar de que no se hable tanto en prensa”, lamenta Huelmo.

La institución también busca aportar con acciones al barrio. Por ejemplo, generó una huerta comunitaria debajo de la tribuna Scarone, junto a la residencia de juveniles. También cedió un predio entre Jaime Cibils y Carlos Anaya, cercado e iluminado para construir una plaza, cuya vigilancia está a cargo del club. “Hemos mejorado la relación con los vecinos, tenemos sus contactos, los invitamos a venir, a que convivan con el Parque”, cuenta el arquitecto.

Continuará

El Gran Parque Central seguirá creciendo. Al menos así lo proyecta Huelmo, que confirmó que Nacional ya está empezando a cotizar la finalización del codo que une la tribuna Abdón Porte con la Atilio García, y que se prevé sea de un costo de un millón de dólares. Además, se proyecta cambiar el césped del campo de juego -que por normativa FIFA debe ser híbrido-, una obra que el arquitecto estima en unos 800 mil dólares, y que debiera realizarse en diciembre, luego del cese de la actividad deportiva oficial. Asimismo, se proyecta modificar el banco de suplentes y las medidas de borde de cancha, para cumplir con las exigencias que debe tener una sede mundialista, de cara a la postulación de Uruguay en 2030. “Queremos terminar lo que se dejó sin terminar: baños, ascensores y demás, pero la idea es dejarlo todo pronto. Lo que no queremos es dejarle deudas al club, queremos ser cautos y austeros”, asegura el responsable de las obras del estadio tricolor.

Ruben Ferreira

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