Con luces y sombras, este viernes culminó la IX Cumbre de las Américas, organizada en la ciudad de Los Ángeles, con la atención puesta en el fortalecimiento de la democracia, la contención de la migración y el impulso a las energías renovables. Los 20 países participantes, entre ellos Uruguay, firmaron la “Declaración de Los Ángeles sobre migración y protección” con el compromiso de adoptar medidas.

La cumbre, que abarca a todos los países del continente americano, se presentaba en la previa como una oportunidad para la administración de Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, de distanciarse de la postura de su antecesor, Donald Trump, quien mantuvo una postura distante hacia el resto del continente durante su mandato. Sin embargo, ya durante los días previos al comienzo de la cumbre surgieron contratiempos. Varios países manifestaron su descontento después de que Biden decidiera no invitar al evento a los mandatarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua bajo el argumento de que no son países democráticos. 

En ese sentido, la ausencia de México se presentó como el principal obstáculo para las expectativas estadounidenses, sobre todo porque la reunión tenía el foco puesto en el tema de la migración. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, anunció que no acudiría dado que “no puede haber Cumbre de las Américas si no participan todos los países del continente americano”. Junto a López Obrador, los jefes de gobierno de Bolivia y Honduras, Luis Arce y Xiomara Castro respectivamente, también declinaron la invitación y enviaron representantes diplomáticos en su lugar.

En diálogo con Sala de Redacción, el analista Álvaro Padrón comentó que la intención de Estados Unidos con la organización del evento era recuperar protagonismo en el continente “con un instrumento antiguo”. Recordó que la primera edición de la cumbre se desarrolló en la ciudad de Miami en 1994, en un contexto muy diferente al actual: “En el ’94 Estados Unidos se encontraba en un momento de plena hegemonía, tras el fin de la Guerra Fría, y ahora se desarrolla en un momento de transición de esa hegemonía hacia oriente”. 

Para Padrón, esta fue una cumbre “bastante frustrada” porque, además de las bajas de algunos países, existe una cuestión de fondo que “es más material”. “Es la pregunta de: ¿qué le ofrece Estados Unidos a Latinoamérica para tener prioridad por encima de China?”, indicó. A modo de respuesta, apuntó un algunos factores que pueden llegar a inclinar la balanza en favor de la potencia americana: la pandemia y, sobre todo, la invasión de Rusia a Ucrania. Según el analista internacional, la guerra en Europa le abre a Estados Unidos una puerta para recuperar su hegemonía en el continente. Los bloqueos comerciales y financieros a Rusia, que también afectan a China, pueden aparecer como una oportunidad para fortalecer a Estados Unidos como potencia económica.

Sin rumbo

En cuanto a la participación de Uruguay en la Cumbre de las Américas, el presidente Luis Lacalle Pou, quien había mostrado interés en asistir al evento durante una entrevista con la BBC, acabó participando remotamente tras dar positivo de covid-19. Lacalle Pou grabó su discurso en un video que fue presentado el viernes. En su lugar viajó el canciller Francisco Bustillo.

Lacalle Pou destacó en su discurso la importancia de la “seguridad democrática” y opinó que en América Latina “hay países que lejos están de la seguridad democrática para sus ciudadanos”. A su entender, el sistema democrático no se resume a “cuando uno elige un gobierno”, sino que consiste en “todos los resortes democráticos, en la separación de poderes, en la posibilidad de protestar, de tener libre expresión, de criticar a un gobierno”. A su vez, el mandatario resaltó el papel de Uruguay en la economía de la región y del mundo. Mencionó que “hay un debe en el resto del mundo, en las potencias, de abrirse a comerciar”, y aseguró que hay que apostar a “un mundo menos proteccionista” desde el punto de vista económico. Al cierre, Lacalle Pou señaló que lo ideal sería que lo prometido en el evento sea observado y contemplado a futuro, y que no quede en “letra muerta”.

Consultado sobre la situación actual de Uruguay en el contexto internacional, Padrón afirmó que “no tiene rumbo” y que “corremos el riesgo de quedarnos solos”. Postuló que el mensaje que transmite el gobierno de una apertura comercial de Uruguay al mundo “es más un eslogan que una política internacional”. “No se puede decir un día que la prioridad es un TLC [Tratado de Libre Comercio] con China, y luego decir que la prioridad es Estados Unidos. No se puede decir que queremos un TLC con Turquía y después decir que queremos que funcione el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur”, agregó.

En los días previos a la cumbre hubo especulación en torno a una posible reunión bilateral entre Biden y Lacalle Pou que, tras conocerse el positivo de covid-19, se trasladó a un encuentro entre Biden y Bustillo. Al respecto, Padrón opinó que esto nunca fue viable: “Hay que abandonar la fantasía de que Estados Unidos mira a Uruguay con interés. Biden no recibió a Bustillo, simplemente le dio la mano al pasar”.

América fragmentada

La participación de Alberto Fernández, presidente de Argentina, también estuvo en duda, aunque finalmente decidió asistir. Aun así, en su discurso frente a los demás países, expresó que lamentaba “que no hayamos podido estar presentes todos los que deberíamos estar, en este ámbito tan propicio para el debate”.

Por su parte, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que sí tuvo una reunión mano a mano con Biden, enfatizó la necesidad de organizar elecciones con garantías en su país, a pocos meses de los comicios nacionales que definirán al próximo presidente. Esto a pesar de que el mismo Bolsonaro insinuó en varias ocasiones que los resultados electorales de 2020 en Estados Unidos fueron fraudulentos.

Sobre el actual escenario geopolítico de América Latina, Padrón comentó que está “muy fragmentado”. A su juicio, el continente emerge ahora de un breve período conservador que “no tuvo proyecto ni nacional ni regional” y que “no fue capaz de utilizar los espacios de articulación regional”. Ante este panorama, Padrón remarcó que la Cumbre de las Amerícas es un evento que ha perdido su significado en los años que corren. “La cumbre en sí mismo demuestra que es una herramienta que tiene que ser revisada y mejorada”.

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