Mucho se ha hablado de la numerosa hinchada del Club Atlético Goes.
Violencia y exabruptos han marcado la historia de esta barra, a punto de haberle costado al club la suspensión durante 2 años y el descenso a la tercera división. Una hinchada con códigos propios, donde la esquina parece ser el ámbito predilecto, donde se tejen historias y transcurren las vidas a la vista de los vecinos.
Nada parece alterar sus encuentros, a pesar del frio, del calor, y de las quejas; la barra siempre está en el mismo lugar.Si hay algo que la hinchada del Goes, o  la también llamada Banda del Misionero, tiene bien claro es que “acá no hay barra brava, somos todos hinchas”.
Todos se conocen: empecé a hablar con un grupo de cuatro y termine rodeada de 15 “pibes”. La esquina oficia de living, el cafecito se remplaza por cerveza y el mayor agasajo para la visita es convidarla con marihuana. Todos se sienten como en una gran familia. Con la curiosidad que mi visita suscita,  varios se acercan, muchos se suman a la charla o hacen comentarios, otros hacen preguntas, observan y se van.
¿Qué hacen tres adolescentes sentados en la esquina a las 11 de la noche, un día de semana? “Achicar en la esquina, fumar marihuana, joder con los pibes” forma parte de su rutina.El Goes les da un sentido de pertenencia muy fuerte: “Somos  todos hinchas, no como los de Aguada, que son puro bulto”.
Así como no se puede hablar de Peñarol sin mencionar a Nacional, no se puede hablar del Goes sin hablar de Aguada: “Ya, si nacés acá en el barrio, vivís toda la vida acá, te crías en el Goes, sabés que Aguada no existe”.
La unión hace la fuerza
Si bien han surgido diferencias entre distintos grupos, la hinchada del Goes se caracteriza por la unión: “Hay algunos que vienen de La Comercial, se juntan todos y vienen pa’ acá, después La Figurita y Jacinto Vera también, y cuando vamos a la cancha nos juntamos todos y está todo bien, nos conocemos todos”.
La mayoría de las barras tienen los conocidos pesos pesados, situación que parece ser ajena al Goes, “No hay ninguno, nadie manda aunque algunos se creen que mandan y te quieren echar, y ¡que arranquen!”
Asistir a cada uno de los partidos que juega el Goes forma parte de un ritual. “Hacemos la previa acá, en la esquina (Vilardebó y Porongos).Si jugamos de local, vienen de todos lados, cada uno hace su bandera y la lleva; hay gente que viene de La Comercial, gente que viene de La Figurita, pero todas las banderas van para el mismo lugar. Las juntan todas y un par de pibes las colocan ahí entre todos”.
Cuando van a alentar al Goes, ninguno dice portar armas: “Armados, dejalo pa’ la policía”, “nosotros con las manos, nada más”.
Dirigentes
Una entrada cuesta “una gamba, o una gamba y media” pero se sabe que los dirigentes entregan algunas entradas: “Van y hablan, los conocen desde ya  hace tiempo y saben que son los que vienen a ver al Goes toda la vida y tá , le dan una entradita de vez en cuando”, aunque muchos de los que hablan conmigo no corren la misma suerte, porque “a nosotros, a los pibes de acá los dirigentes no nos pueden ni ver”.
Si de verdad, como dicen, son el corazón de la hinchada y para ellos el barrio es sagrado, resulta extraño que los dirigentes no los quieran, e incluso hayan negado la entrada a más de uno en distintas ocasiones. La barra parece no entender el porqué de una actitud en apariencia tan injusta. “No sé…nos odian. Supuestamente nos portamos mal con el barrio, no sé qué..”
Ellos no “chorean”, pero entre varias voces se escucha a uno decir tímidamente entre risas: “En el barrio no”. Entonces, ¿qué es lo que hace que los dirigentes no los quieran?. Uno de ellos relata: “La otra vez quedamos mal, porque queríamos jugar al basquetbol y el Goes estaba cerrado, nos metimos y jugamos y ahí se quemaron los dirigentes, pero fuimos a hablar y quedó todo más o menos bien, nos regalaron un aro  y todo”.
¿Sale una changuita?
Aunque aclaran que los “viejos” de la hinchada trabajan todos, de los que están conmigo son contados los que dicen trabajar en “changuitas de vez en cuando”; por ejemplo “si sale una descarga de camión, o algún flete”. Otros juntan moneditas o “nos regalan”; otra voz tímida dice: “Salgo a robar”. “Yo vivo de mi madre, ella no sabe que es plata para porro, se piensa que es para cigarros”.
En  una especie de reivindicación, uno dice que él siempre laburó, que nunca pidió plata a la madre y que la plata no siempre es para el porro sino que también “pa’ la joda, pal baile, para vestirse y para comer”.
Todos parecen concordar en que se necesita tercero de liceo, porque “te lo piden en todos lados”,  entonces el que no lo terminó, “está en eso”, pero no piensan estudiar más.
Buenos vecinos
A pesar de su amor por el barrio, no parecen ser correspondidos con la misma suerte  por muchos de los vecinos; pero ellos aseguran que “de pocos vecinos tenemos quejas, porque si estamos nosotros acá es más seguro”. Con orgullo relatan que  “todos los vecinos se quejaban y un día por estar acá, a las 3 de la mañana pelotudeando, en esta esquina salvamos al almacén que no se prendiera fuego”.
Dicen no tener nada que esconder si aparece la policía: “Cuando viene la cana, nos quedamos en la esquinita sentaditos”, pero más de uno pasó por muchas comisarias. “Entradas en la comisaria, no me dan los dedos para contar”.
No se necesita ser socio del club para sentirlo intensamente, ser hincha es “estar siempre, acompañar a los jugadores a todos lados”.
¿Quién dijo que el tiempo es oro?
No se evidencian muchas perspectivas de cambio para la mayoría de estos hinchas; esta esquina es parada obligatoria de todas las noches: las rutinas, horarios y obligaciones no parecen preocupar ya que ante la pregunta de a qué hora se levantan responden: “Yo duermo hasta la 1”, “hoy dormí hasta las 3 por ejemplo”. El único que madruga contesta “yo a las 9 de la mañana ya estoy levantadito porque…igual no salgo casi nunca”. Sobre la hora de partida, responden: “Yo que sé , hasta la hora que pinte”.
El concepto de perder el tiempo no se maneja en esta esquina, acá la hora no es un referente, se puede ir en cualquier momento, es el punto de encuentro y de permanecía de estos hinchas. El tiempo pasa, pero algo seguro permanece…. “La camiseta del Goes, es lo más grande que hay”.



 

No se puede hablar de hinchada sin mencionar los populares cánticos que se corean masivamente; siempre se le dedica algún canto a su enemigo histórico, independientemente de que esté presente o no en ese momento en la cancha. Muchas letras hacen alusiones a hechos que solo pueden descifrarse si perteneces al ambiente; un claro ejemplo es el robo de la bandera de Aguda que aparece mencionado en varias ocasiones:

“Aguada la puta que te parió
te faltan las banderas por cagón
y nunca las vinistes a buscar
porque con la banda no aguantás”

Aparte de los insultos a Aguada, es recurrente la mención a la policía, que parece ser el enemigo común de todas las hinchadas.

La creación de estos cantos está abierta a todos: “Yo si quiero hago una canción y mañana entregás los papelitos con la letra y  ya está, si les gusta esa canción vamos a cantarla., no es que viene y hay un letrista, cualquiera”.

 
María Noel Napoli

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