A partir de las denuncias anónimas de acoso, abuso y violencia sexual en niñas y mujeres que el año pasado se realizaron en la cuenta de Instagram Varones Carnaval, se tomaron medidas de contención para las victimas en espacios culturales. Aún así, a varios meses de esos acontecimientos, la Comisión de Género del Sindicato Único de Carnavaleros del Uruguay (SUCAU) solicitó que las mujeres tengan más seguridad y respaldo. “¿Qué hacemos con lo que sentimos las mujeres abusadas y violentadas cuando quienes abusaron de nosotras vuelven a los escenarios?”, se pregunta en una carta que se difundió semanas atrás en redes sociales, con la intención de que los organizadores del carnaval y la sociedad reflexionen sobre esta situación. 

“Muchos de los denunciados tienen otras actividades o emprendimientos artísticos y realizan flyers [de difusión] que impactan en las mujeres abusadas”, dijo a Sala de Redacción María José Hernández, integrante de SUCAU. Las acusaciones vuelven cuando un denunciado presenta públicamente su vuelta al escenario y, de cierta forma, “esto conlleva a generar una nueva violencia en la comunidad”, sostuvo Hernández. 

La integrante de SUCAU afirmó que el hecho de que las víctimas o sus grupos de apoyo rompan el silencio no ha generado que los episodios desaparezcan y cada tanto el tema vuelve a salir a la luz. Según planteó, el problema es que no se recibe una respuesta ni de los compañeros del carnaval, ni del público ni de los encargados de organizar los eventos, lo que redunda en que no haya un trabajo conjunto para erradicar la violencia. Hernández agregó que las mujeres alzan la voz para evitar ser abusadas, discriminadas o violentadas, pero la masculinidad no reacciona ante ello. “Hay que crear medidas para que las mujeres se sientan respaldadas, tengan la posibilidad de reconstruirse desde otro lugar y no se alejen de los escenarios”, planteó.

A atender 

En principio, el sindicato considera que los distintos sectores del arte deben tener un protocolo que varíe según el tipo de problemática que se denuncie. Además, desde SUCAU se aspira a que cada persona denunciada pase por un trabajo psicológico y entienda en qué consiste la violencia de género, además de trabajar en los índices de masculinidad violenta. “Modificar la dinámica del carnaval sería lo mejor, pero va ser difícil cambiar conductas que son síntomas. Hay que ir a lo estructural para promover otro tipo de carnaval”, aseguró Hernández. 

Andrea Tuana, directora de la asociación civil El Paso, expresó a Sala de Redacción que valora positivamente el planteamiento de SUCAU y que este tema “abre a una realidad muy grave que no estamos pudiendo ver”. Asimismo, sostuvo que ello genera que la población tome conciencia de lo que sucede y busque la manera de cooperar. “Debemos de involucrarnos todos, hasta los mismos espectadores que vamos a ver el carnaval”, dijo Tuana. 

En diálogo con Sala de Redacción, Manira Correa, integrante de la Red de Psicólogas Feministas, afirmó que la masculinidad y el ejercicio de la violencia deben pasar por un tratamiento psicológico. Pero el problema es la iniciativa de las personas violentas, que no ven que algo en ellos deba cambiarse y menos aún evalúan tratar con un profesional. “Es una masculinidad construida desde el patriarcado y no una masculinidad saludable”, afirmó Correa. 

Más allá de que los hechos ocurridos ya tengan un tiempo, el daño generado en estas mujeres es muy profundo y su superación depende de un tratamiento gradual para atender el trauma. Por más que hubo casos de denunciados que llegaron a Fiscalía General de la Nación, actualmente muchos permanecen impunes, realizan vida normal y tienen un trabajo estable. Esto no ocurre con las mujeres, que al pasar situaciones tan perjudiciales se ven en la necesidad de abandonar un trabajo porque su abusador está allí o de no volver a pisar un escenario. A su vez, “esto genera un trauma psicológico que conlleva en un impacto económico y patrimonial”, expresó la psicóloga. 

En espera 

Tuana contó que El Paso presentó dos propuestas para atender a las denunciantes, que están “en suspenso”. Una de ellas es la creación de un servicio de atención, en conjunto con la Asesoría de Género y el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo (IM). Por otro lado, se planteó la necesidad de elaborar un protocolo orientado al Carnaval de las Promesas, en el que participan menores de edad y donde se realizaron las denuncias más graves. Este protocolo incluiría la realización de un trabajo preventivo con estas personas, con la idea de monitorear la situación, además de que los participantes tengan un espacio para contar lo que les pasa. Ambas posibilidades están en manos de la nueva gestión de la IM y la asociación está esperando una respuesta para saber cómo proceder.

En este sentido, Tuana señaló que la sociedad se sensibiliza y necesita de espacios en los que tratar estos temas. “Quizás lo que no pudimos abordar tanto es a las víctimas concretas y ahí es donde hay que enfocarse. Por eso hay que ofrecer a la sociedad un servicio mantenido”, aseguró en referencia a las denuncias en el ámbito del carnaval. 

Por su parte, Correa sostuvo que si la situación no cambia se generan espacios inseguros en el carnaval y las familias se empiezan a preguntar si mandarán a los niños al Carnaval de las Promesas, o las artistas se cuestionan si participar de una murga en la que hay varones. Tal vez las respuestas sean “no”, debido al miedo e inseguridad que se han desarrollado. 

En cuanto a las repercusiones que tuvo la carta difundida en las últimas semanas, Hernandéz dijo que inmediatamente la IM contactó al sindicato para reunirse y abordar el problema. Asimismo, dijo que otros colectivos y mujeres músicas agradecieron la iniciativa de SUCAU, porque están pasando por situaciones similares.

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