Foto: AFP / FABRICE COFFRINI

La Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA), el principal órgano rector del deporte más popular del planeta, aprobó en su 64º congreso el nuevo reglamento para los Agentes de Jugadores. Este reglamento tiene vigencia desde el pasado 1 de abril y sustituye al que estaba vigente desde 2008, pionero en afrontar las carencias en el reglamento de los agentes, como por ejemplo la aprobación de licencias y la transparencia para tener un mayor control sobre las operaciones.

Los empresarios, representantes y agentes, ahora devenidos en “intermediarios”, podrían percibir un ingreso mucho menor al que estaban acostumbrados y a muchos clubes se les podría cortar su mayor fuente de ingresos, haciendo titánica su tarea para estar a la altura de los demás e incluso para participar.

El porcentaje que perciben los agentes por contratos y ventas, los requisitos para obtener la licencia, los derechos económicos en manos de terceros y los pases puente son solo algunas de las preocupaciones de la FIFA. Los principales cambios que busca imponer tienen como objetivo generar más claridad en las operaciones y que se deje de regular el acceso a la profesión para que las licencias de los Agentes de Jugadores sean más fáciles de obtener y controlar. Se busca no sólo fiscalizar el acto de los agentes en sus operaciones sino también alcanzar una mayor aceptación y compromiso del mundo fútbol, puesto que esta nueva reglamentación fue producto de un arduo y largo debate de la comunidad futbolística internacional y las comisiones de FIFA.

Marca personal

En 2009 podía actuar como agente una persona física con intachable reputación que estuviera licenciado por la asociación de fútbol de su país. Esta asociación era la que debía hacerse cargo de que el agente cumpliese con los requisitos, como aprobar el examen de FIFA a realizarse una vez cada 5 años, tener un seguro de responsabilidad profesional a su nombre y una garantía bancaria.

En la nueva regulación, según Felipe Vásquez del estudio de abogados González Mullin Schickendantz, especializado en Derecho deportivo, se “liberaliza mucho lo que es la profesión del intermediario”. El primero de los ajustes fue cambiar la figura de “Agente de jugadores” por “Intermediarios” y se suprimieron las necesidades de aprobar el examen de FIFA, el seguro y la garantía bancaria para adquirir la licencia. Pero todavía se mantiene la obligación sobre cada asociación de fútbol local de presentar anualmente una lista actualizada de los intermediarios registrados, de llevar adelante un registro de cada participación de éstos y depositar en la asociación una copia de cada contrato celebrado donde figuren “los nombres de las partes, el alcance de los servicios, la duración de la relación jurídica, el monto de la remuneración adecuada al intermediario, las condiciones generales de pago, la fecha de ejecución, las cláusulas de rescisión y la firma de las partes”, según publica FIFA. Previamente los agentes deberán haber firmado la Declaración del Intermediario para personas físicas o jurídicas elaborada por FIFA donde cada intermediario reconoce para qué asociación trabaja, su buena práctica y reputación y el total conocimiento de los estatutos y reglamentos establecidos en el nuevo reglamento.

Otro cambio sustancial, según el entrevistado, es “que antes los contratos de representación podían ser por un plazo de dos años. Ahora esa delimitación del plazo contractual no existe, o sea que puede ser por plazo indefinido o al menos mayor a dos años”. Vásquez manifestó no estar muy de acuerdo con hacer desaparecer la figura del agente: “El agente FIFA tenía un prestigio, tiene que dar un examen, tiene que contratar un seguro, los contratos los tiene que inscribir en cada asociación, es un agente. El intermediario ahora le abre la cancha a cualquier persona”, señaló. “Vas a tener intermediarios que se registren en la AUF y cumplen las normas FIFA y después otros intermediarios que no, que van a seguir actuando como lo venían haciendo hasta ahora. Porque tenías agentes licenciados y agentes no licenciados”. Muchos agentes no figuraban en el registro, pero sí lo hacían sus hermanos o alguna persona de confianza.

De esta manera se podrá llevar adelante un seguimiento sobre todos los intermediarios registrados, cada operación que realicen y el total de remuneraciones que perciben. Uno de los cambios más notorios es la “recomendación”, como lo establece FIFA, de que los intermediarios perciban como honorario hasta el 3 por ciento del salario bruto del jugador, así sea un agente o un club. Consultado sobre la interpretación de esta norma y el término utilizado, el doctor en Derecho aclaró que “en AUF todavía no está aprobado un reglamento para intermediarios, sí lo está en la federación colombiana y en la española y ambas usan la palabra ‘recomendación’, por lo tanto yo no veo en principio inconvenientes a que la remuneración del agente sea superior al equivalente al 3 por ciento”.

La FIFA enumera como ventajas del nuevo reglamento la transparencia que se logra mediante la publicación de cada transacción y registro de licencias, la responsabilidad tanto de clubes y jugadores como contratantes, el pago de honorarios a intermediarios, la obligación de cualquiera de las partes de informar y la posibilidad de denunciar ante la asociación cualquier conflicto de intereses que pueda sobrevenir (la cual deberá ser elevada a la FIFA). Y por último, pero no menos importante, la protección de los futbolistas menores de edad por los cuales el intermediario no puede percibir honorarios y/o comisión alguna.

Pases puente

Corría el año 2011 cuando el nombre del Club Atlético Rentistas, cuyo vicepresidente era Wilmar Valdez, el actual presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), recorría el mundo entero. La notoriedad se dio luego de que se conociera que el club del Cerrito de la Victoria poseía el 40 por ciento del pase de Givalido Viera de Souza, más conocido como Hulk, el volante brasilero que sorprendería en Europa y que jugó el pasado mundial 2014 como titular de su selección. La operación del pase de este jugador fue por 13,5 millones de euros al Porto en mayo de ese año.

Desde los bichos colorados también se concretó el pase del lateral brasilero Felipe Luis, quien luego de jugar en el Figueirense de su país natal, fichó por Rentistas para luego ser transferido al Deportivo la Coruña. Consultado en su momento sobre este tema, el actual presidente de la AUF había declarado que el club del cual era vicepresidente en ese momento trabajaba con el contratista uruguayo radicado en Brasil, Juan Figer, y que todas las transacciones se hacían mediante bancos. Figer usa al club uruguayo como plataforma para colocar a sus jugadores en Europa y deja al club una suma de dinero que es vital para su subsistencia.

Los pases puente existen desde hace muchísimos años y se puede fundamentar que hasta puede estar avalado por FIFA porque la federación establece que un jugador puede tener 3 clubes por temporada; pero la realidad es que aún así, este es un tema que preocupa y mucho a la máxima organización del fútbol mundial.

El Transfer Matching System (TMS), Sistema de Concordancia de Transferencias que se encarga de regular las transferencias de jugadores a nivel mundial, ya inició una investigación sobre el mercado uruguayo. FIFA dio orden que todas las transferencias internacionales pasen por este sistema para velar así por la transparencia e integridad de las mismas. Muchos empresarios, como el caso del contratista que trabaja con Rentistas, fichan por unas horas en un club uruguayo al transferir a un jugador a otro mercado porque los impuestos acá son más baratos. Con la nueva reglamentación se intenta evitar que un club compre por mucha plata, otro venda por poca plata y lo que no está declarado quede en manos de terceros.

El primer paso en esta investigación lo dio la Administración de Ingresos Públicos (AFIP), la versión argentina de nuestra Dirección General Impositiva (DGI). Luego de años de investigación, la AFIP dio a conocer una serie de irregularidades, pases puente, lista de clubes involucrados (entre los que se encuentran varios uruguayos), deudas de la gran mayoría de los clubes de primera división e incluso logró que se suspendiera la habilitación de varios jugadores hasta que se regularizara la situación de sus contratos.

Tres son multitud

La propiedad de terceros (TPO según la sigla en inglés para Third-Party Ownership) es otra de las grandes preocupaciones de FIFA. Cada jugador profesional posee derechos federativos que no pueden negociarse y derechos económicos donde entra en juego la propiedad de terceros, donde algunas veces se cede hasta el 100 por ciento de una futura venta del jugador. La FIFA quiere que estos derechos de los deportistas estén exclusivamente en manos de los jugadores o de los clubes.

Vásquez explica que esta prohibición “existe en Uruguay desde el año 80” y que “este tipo de operaciones económicas siempre se hicieron y siempre se cumplieron. Hubo algunos casos excepcionales en donde no se cumplió y quien era dueño de esos derechos económicos los fue a reclamar a través de la justicia y la justicia le dijo que esos contratos son nulos y por ende el club no le tiene que pagar nada”.

Esta normativa también hace eco en Europa donde muchos clubes han hecho reclamos ante comisiones de FIFA basándose en que esto genera una competencia desigual entre los clubes menores y las grandes potencias deportivas. Si en el viejo continente esto genera desigualdad, por estos lares es algo aún más significativo: no estaríamos hablando de clubes menores en desventaja de competir contra los más grandes, sino en clubes menores con grandes dificultades tan solo para competir en un fútbol al que cada vez concurre menos gente y en el que los ingresos por marketing, publicidad y televisación son mucho menores. Pero, según Vásquez, “va a seguir existiendo este tipo de negocios porque la realidad del fútbol uruguayo así lo indica. Estos negocios siempre se hicieron. Van a tener que tomar las partes -tanto el club como el inversor o el dueño de los derechos económicos-, otro tipo de recaudos pero yo creo que se van a seguir haciendo”.

En nuestro país salvo los dos o cuatro equipos más grandes, los demás basan sus ingresos y sostenimiento en la venta de jóvenes promesas, ventas que son muy difíciles de concretar si sólo dependieran de los clubes y no del manejo de los representantes. Muchas veces los empresarios prestan plata a los clubes a cambio de un porcentaje parcial o total en la futura venta de jóvenes talentos y gracias a este ingreso los clubes subsisten y pagan cuentas básicas como luz, agua, inscripciones y salarios. Este panorama podría dejar a la gran mayoría de clubes de Uruguay y gran parte de América del Sur ante un estancamiento o incluso en riesgo de subsistencia.

Contra las cuerdas

No quedan dudas que este nuevo reglamento afecta tanto a clubes como a empresarios y representantes. Es inevitable pensar en la idea de que los clubes ante una situación que los comprometa tanto, puedan terminar por generar cualquier tipo de negocios que los favorezca de alguna manera, convirtiéndose en sociedades anónimas adquiridas por empresarios o ayudando a estos mismos a disfrazar su identidad al actuar como testaferros u otro tipo de negocios fraudulentos. Es de público conocimiento que varios empresarios se han transformado en gerentes deportivos de clubes menores y que esta puede ser una manera para que las transferencias de jugadores se sigan dando igual que antes.

Conforme pasa el tiempo, tanto clubes como empresarios se están asesorando mucho a nivel legal para tratar de buscarle la vuelta o encontrar algún punto débil en el nuevo reglamento y que ambas partes sigan funcionando igual que siempre. Solo con el transcurso del tiempo podrá decirse si el nuevo reglamento es un knock-out o es solo un golpe más.

Matías Pérez Aragone

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