La reforma educativa, impulsada por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), bajo la presidencia de Robert Silva, introdujo varios cambios en la estructura curricular de la educación primaria y secundaria. 

Una de las modificaciones que se implementó en el año corriente es sobre la repetición de curso. Actualmente la malla curricular de primaria está dividida en dos ciclos, divididos a su vez en dos tramos cada uno: el primer tramo del primer ciclo es la educación inicial mientras que el segundo tramo abarca primero y segundo de escuela. El segundo ciclo lo componen tercero y cuarto en el primer tramo y quinto y sexto en el segundo. Los alumnos promueven el curso automáticamente y solo pueden repetir al final de cada tramo, es decir, en segundo, cuarto y sexto grado. Esa repetición tiene que ser la excepción, con la intención de no frustrar a los alumnos y lograr una constancia en la evolución de su camino escolar.

Sala de Redacción dialogó con Daysi Iglesias, consejera del CODICEN, quien comparó esta modificación en nuestro país con otras similares a lo largo del mundo: “Las promociones automáticas no son de Uruguay, ni son una creación de esta reforma. Es una línea internacional, sugerida por organismos internacionales. Hay una tendencia educativa de flexibilizar todos los criterios de validación de conocimientos, que es lo que en definitiva hace la promoción”.

Sin embargo, la consejera del CODICEN fue crítica y explicó la problemática que este punto de la reforma trajo a las aulas, dividiéndola en tres “líneas” que engloban a todos los actores: estudiantes, docentes y el sistema de promoción de cursos. Iglesias aseguró que “desde el punto de vista del estudiante la repetición automática lleva a un problema en los aprendizajes y en las exigencias. Los programas siguen siendo de primero y de segundo, de tercero y cuarto, para flexibilizar completamente habría que adaptar por ciclos los programas, con su propio nivel de exigencia”. 

Con respecto a la línea docente, señaló que “viendo al trabajador docente como trabajador intelectual, el perder el control del proceso y quedar marginado lo llevó a una bajada de brazos. No es una reflexión personal, es un resultado de una investigación mexicana que señala que reformas similares han reforzado un sentimiento de menos valía para el docente”. 

En cuanto a las críticas al sistema, la docente advirtió que “un sistema que deja de lado el placer de dominar conocimientos y no solo informaciones, no es un sistema que tenga un buen rumbo hacia adelante”. Además, indicó que, desde su punto de vista, “lo que se busca con estas políticas es la mejora de indicadores donde Uruguay va a poder exhibir internacionalmente que se abatieron los índices de repetición”.

Sobre la problemática señalada por Iglesias, un maestro de cuarto grado en una escuela de Canelones declaró a Sala de Redacción que la situación es “compleja” y “requiere diálogo entre varios actores de la educación”.  El docente fue crítico con el sistema y agregó que “el tema central no debería ser si el niño repite o no, sino qué le falta aprender y qué aprendió. Un niño puede repetir pero el docente debe estar convencido de que es necesario y que, si reitera el curso, podrá realmente aprender. Hay repeticiones que generan efectos contrarios, como hay repeticiones que han sido de gran valor. Es importante que estos casos sigan estando en manos de los maestros, que están a diario con el niño, trabajando en conjunto con la dirección”.

Docentes denuncian que la capacitación para implementar los cambios no es efectiva y es irregular

Distintos maestros y docentes consultados por Sala de Redacción fueron críticos con la capacitación que recibieron para llevar adelante los cambios planteados por la reforma, herramientas brindadas y modalidades de evaluación. En ese sentido, una subdirectora de una escuela de Canelones comentó que existe una “opinión generalizada” por parte de los actores que componen el sistema educativo: “La educación necesitaba un cambio”. Sin embargo, opinó que ese cambio “se está haciendo de una manera apurada”. Además, señaló la “necesidad de una mayor formación docente de la que hubo; que no sea con cursos virtuales”, considerando “la importancia que tiene la participación de los maestros, que en definitiva son los que están en territorio y los que pueden aportar más”.

Una maestra de tercer grado de una escuela de Pando contó su experiencia personal a la hora de capacitarse para implementar los cambios, tanto en los programas orientados hacia las competencias de los alumnos como a los cambios de estructura. La docente dijo que la capacitación que recibió “fue virtual. A través de una plataforma nos subieron materiales a estudiar y a partir de eso nos evaluaban en tres pruebas que no tienen límite exacto de cierre, aunque nos recomendaron desde la inspección que antes de fin de año las realicemos”, señaló.

Al ser consultada sobre la modalidad de corrección de las pruebas, explicó que “el docente hace las tres pruebas y tiene que corregir una” de otro docente. “Es algo que me parece desprolijo dado que para esa corrección estoy siendo subjetiva con una colega, sin alguien que esté por encima, con un criterio único para hacerlo. Conversando con compañeras nos dimos cuenta que nos corregimos entre nosotras, algunas las tuvieron que hacer de nuevo porque no alcanzaron el nivel de aprobación, todo bajo el criterio subjetivo que podía tener la colega que te corrija al azar”, criticó.

Otro cambio que se comenzó a implementar este año, que también fue objeto de crítica por parte de los docentes, es la eliminación del control de asistencias. La subdirectora de la escuela de Canelones brindó su testimonio al respecto: “Nosotros necesitamos que los niños estén en las escuelas, solo así podemos trabajar en lo que respecta a la adquisición de conocimientos, con una construcción de aprendizaje y con habilidades para vivir en sociedad. En nuestra escuela tenemos muchas situaciones de ausentismo, en estos casos se activan procedimientos vinculando instituciones para que las familias vuelvan a enviar a esos niños a la escuela. Es importante que la familia valore a la escuela y a la formación que brinda a los niños”.

Siguiendo en esta línea, un director de una escuela de tiempo completo en Montevideo comentó acerca de las dificultades que conlleva esta modificación: “La escuela se tiene que preocupar en enseñar. Nosotros no podemos andar corriendo a las familias para que sus hijos vengan a la escuela. La asistencia de los niños tiene que ser una obligación de los padres. Es el Estado el que tiene que buscar las maneras para que eso pase y no cargarle otra función más a las escuelas”, argumentó. En ese sentido, el docente agregó que “antes de discutir sobre repetición” sería importante “lograr una verdadera inclusión en el aula, ya que hay niños con diferentes dificultades de aprendizaje que no son diagnosticados, y los docentes tendríamos que discutir nuestras prácticas educativas”.

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