Sobre este incremento Gabriel Da Cunha, responsable de los programas para personas en situación de calle del Mides, dijo a Sala de Redacción que es una tendencia a nivel mundial y que es un fenómeno que no solo nos interpela a nosotros sino al mundo entero por lo tanto hay que tomar medidas para que esto no siga avanzando.
Ante esta situación, el director destacó elementos positivos: “en este tiempo se logró desacelerar el crecimiento en la intemperie”. De 2758 personas en situación de calle “1.363 están en intemperie y 1.395 están en refugios nocturnos”, expresó.
La última barrera
“Cuando hablamos de personas en situación de calle, estamos hablando de la última barrera”, menciona Da Cunha. Para el director es indispensable preguntarse qué pasó antes, qué factores y causas llevaron a la persona a caer en manos de la calle. Son barreras que se saltaron o que no se pudieron contener y en ellas entra la inclusión socio-laboral, el acceso a la educación, las oportunidades que tuvo esa persona para tener ese tipo de vida, etcétera. Al momento de pensar soluciones ante esta problemática hay temas que no se pueden eludir, como por ejemplo “el trabajo con las personas liberadas, el trabajo en la educación, el trabajo en prevención, el trabajo en rehabilitación de adicciones… son temas que tienen que estar sobre la mesa”, manifiestó el responsable del programa calles.
Cuando se llevó a cabo el censo nacional a finales de julio se presentó una definición de un concepto más abarcativo sobre las personas sin hogar. Por un lado, explica Cunha, “están las personas en situación de calle que son aquellas que duermen en la intemperie o que hacen uso de respuestas de emergencia como puede ser un centro de contingencia o un refugio nocturno”. Otra categoría más amplia abarca a las personas que reciben apoyo estatal durante estadías de mediana y larga duración. En este punto Da Cunha explicó que “el Estado no puede únicamente brindar respuestas de emergencia” sino que por el contrario, “las respuestas tienen que ser a mediano y largo plazo y que atiendan el fenómeno desde la prevención, para brindar autonomía y una oportunidad de adoptar una perspectiva positiva”, sintetizó.
Para el director es importante hacer esta distinción entre el fenómeno de las personas sin hogar y las medidas más amplias respaldadas por el Estado, ya que a menudo se utilizan cifras más generales pero se aboga por enfoques más específicos y estrategias diversificadas para abordar el problema.
Camino hacia un hogar
Da Cunha tiene varios programas bajo su dirección. Uno de ellos, ya mencionado, es el programa calles que se encarga de todo lo que tiene que ver con los refugios nocturnos. Luego está el programa de cuidados donde se generan diversos dispositivos para las personas que necesitan algún cuidado especial como temas asociados a un deterioro físico-cognitivo o a avanzada edad, entre otros, explicó Da Cunha. Viviendas con Apoyo es el programa que se enfoca en brindar soluciones habitacionales con mediana y larga estadía. ”Ahí tenemos más de 300 personas”, agregó el director.
Uno de los programas más recientes es el de Proyectos de Innovación Social que se enfocan en abordar temas específicos relacionados con la situación de calle, ya sea por medio de la prevención o la atención de urgencias. También está la División de Captación y Derivación, área que establece los lineamientos para los dispositivos que proporcionan entrada al programa, como los equipos de calle que salen a hacer las recorridas.
Otro programa a destacar es el de mujeres con niños y adolescentes y el Plan Nacional de Invierno (esta fue la tercera edición). A todo esto, Da Cunha agregó que en el 2022 se solicitó la creación de una unidad específica para el tratamiento de salud mental y adicciones. En la Rendición de Cuentas de este año hubo una primera inversión que actualmente se sostiene. “Se duplica esa inversión y además será un refuerzo especial para todos los temas asociados con adicciones”, afirmó Da Cunha. Esto también incluye a otras instituciones como MSP y ASSE.
Innovando juntos
“Logramos empezar a aceptar otros factores”, sostuvo Da Cunha. Hoy en día cuando se habla de personas en situación de calle no solo se habla del Mides sino también de otras instituciones que se integraron. Se incorporó a las intendencias para el Plan Nacional de Invierno. También se trabajó con la Junta Nacional de Drogas, Asse, el Ministerio de Defensa y el Ministerio del Interior, y se generaron centros específicos para adicciones.
Se sumó la sociedad civil, aparte de centros privados que es un asunto “no menor”, dijo Cunha. “Son muchas las instituciones que se sumaron en los últimos años a trabajar y a entender que es un tema que tenemos que abordar entre todos”, resumió el director. Para Da Cunha es importante seguir trabajando en el tema para que “en el mediano y largo plazo podamos tener resultados que nos hagan sentir orgullosos”.
Para el 2024 hay un refuerzo presupuestario de 20 millones de dólares donde seis millones van a estar destinados para el Mides. “Lo que viene con el refuerzo presupuestal sobre todo está enfocado a trabajar en la problemática de salud mental y adicciones”, señaló Cunha. Además durante este último tiempo se generó un proceso que se conoce cómo diversificación de respuestas, que atienden problemas específicos.
Para Cunha la problemática de las personas en situación de calle es un tema que concierne a toda la sociedad, por lo que todos los involucrados -incluyendo a las instituciones públicas, la sociedad civil, los colectivos de personas sin hogar y empresas privadas- deben colaborar y trabajar juntos para así “generar una matriz de protección lo suficientemente fuerte como para evitar que las personas lleguen a estar en este nivel extremo vulnerabilidad”, opinó Da Cunha. Lo que se necesita es voluntad por parte de todos los sectores. “Es algo que hemos ido logrando hacer en este último tiempo, sumar actores que entiendan que es un tema de todos”, concluyó.
Todos somos uno
Ni Todo Está Perdido (Nitep) es un colectivo integrado por personas en situación de calle. Sala de Redacción conversó con Eduardo Cabrera, uno de sus fundadores.
Cabrera dijo que hay diferentes coyunturas por las que una persona termina en situación de calle. Entre las principales temas aparecen los relacionados con la salud mental (como las adicciones) y la ruptura de vínculos, “porque a veces es la familia la que aísla al ser humano”.
“Nitep es una máquina de crear proyectos”, señala Cabrera. Hoy en día el colectivo está trabajando en una propuesta con el Mides y otras organizaciones para que el Estado brinde techo a las personas que se encuentran en la calle. Es un plan que “está en proceso pero activo”, dice el vocero de Nitep. Para Cabrera y su colectivo la mejor salida sería las casas autogestionadas, es decir, “un lugar calentito, confortable, un lugar donde uno pueda decir bueno llego a mi casa, ya no voy a depender de un refugio del Estado”.
Cabrera explica que en el colectivo “todos tenemos diferentes funciones pero todos somos uno solo; todos somos Nitep”. Por lo tanto el trabajo que llevan adelante es en conjunto y el objetivo es la lucha por reivindicar los derechos de las personas en situación de calle y contexto vulnerable, apunta Cabrera.
“Tratamos de llevar nuestra voz y nuestra lucha a otros barrios”, agrega el vocero. Hace un tiempo Nitep organizó un encuentro en Malvín que incluyó charlas y una exposición para abordar el tema de la violencia generada por un grupo de jóvenes que se hacían llamar “antipastas” y utilizaban bates de béisbol para causar daño a las personas sin hogar. “La organización estuvo presente para acercar a esa gente a que entienda la realidad. Es un tema que involucra a todos”, resume Cabrera y agrega: “la situación de calle es una situación del territorio y el territorio es de todos, lo habitamos todos”. Por lo tanto para Cabrera “hay que aprender a convivir ciudadanamente y sanamente con los que están en la calle y con los que no también”.
Un nuevo renacer
En tiempos de pandemia Kolping funcionó como hotel para madres, niños, niñas y adolescentes en situación de calle. Pero al ver que el hotel no era la mejor salida de emergencia, el 21 de agosto junto al Ministerio de Desarrollo Social (Mides) inauguraron un nuevo centro que no solo refugia a madres, niños, niñas y adolescentes, sino que también les brinda ayuda psicológica, capacitaciones para conseguir un trabajo y alojamiento, además de ofertas de cuidado para los niños. Hoy en día hay 26 mamás con sus niños en el refugio.
Sala de Redacción conversó con Fernanda Viana, psicóloga del centro, quien contó sobre un nuevo proyecto que se está llevando adelante. El objetivo consiste en que las madres puedan insertarse laboralmente y además poder canalizarlas o vincularlas a opciones de vivienda que sostengan a largo plazo. El proyecto ofrece desde formación en ciclo básico hasta la capacitación en algunas disciplinas que le permitan acceder fácilmente a una experiencia laboral. Cursos de logística, mucama y atención al cliente para la industria hotelera, cuidado de adultos mayores y gastronomía. En ese sentido, recientemente firmaron un convenio con el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (INEFOP).
El programa tiene que tener “un perfil de familia, de mujer, de madre que tenga posibilidades de sostener un proceso educativo y un proyecto laboral” y para formar parte del mismo hay algunas condiciones a cumplir, dice Viana. Primero, que pueda desempeñarse bien en el trabajo -para eso la capacitación-, que concurra de forma responsable y pueda mantener un empleo estable en una empresa. También es importante que ejerza una maternidad positiva, esto implica que pueda hacerse cargo de sus hijos y todo lo relacionado a ellos como la escuela, los controles de salud, que los acompañe en su crecimiento, etcétera. Una condición imprescindible para participar del proyecto es no estar en situación de consumo problemático, es decir la persona no puede tener patologías psiquiátricas inhabilitantes, nos explica Viana.
Reconstruyendo la autoimagen
Son diversas las causas por las que una persona termina en situación de calle. “Son personas que han perdido lo que son las redes sociales de contención”, dice Viana. Esto significa que “han perdido vínculos familiares, laborales y sociales, han quedado por fuera de la realidad, hay un sentimiento de impotencia y de no sentirse capaces”. Lo fundamental es “poder ayudar a reconstruir, es la capacidad de poder ser y de poder hacer”, es decir, devolverle su autoestima que por distintas circunstancias se ha visto afectada. La soledad y el consumo son factores que inciden mucho en la pérdida de estas redes. Más que nada el consumo problemático, que no le permite sostener prácticas laborales ni educativas, destruye todas estas condiciones, afirmó la psicóloga.
Kolping es un centro de egreso que no solo brinda asistencia momentánea sino que “ofrece herramientas y condiciones para que esa familia salga del sistema y pueda hacer una vida normal de forma independiente”, señala Viana. Es esencial proporcionar a estas mujeres herramientas necesarias para empoderarse y capacitarse a futuro, que dispongan de techo, comida y un trabajo. Viana también comentó que está viendo posibilidades para que estas mamás puedan conseguir una vivienda propia a través de cooperativas.
Luces que no se apagan
Tanto Cabrera como Viana destacan la importancia de los centros 24 horas que dejó la pandemia. Viana, por un lado, comenzó a trabajar durante la pandemia en centros de contingencia para personas sin hogar con enfermedades crónicas pero cuando la contingencia sanitaria terminó continuó coordinando un centro de 24 horas. Viana dice que el centro 24 horas no solo ofrece un lugar seguro y estable, con cama, techo, comida y ducha caliente sino que además establece relaciones de convivencia con el resto de los usuarios y el equipo. En estos centros se atienden a adultos mayores con problemas cardíacos, diabetes tipo 2, epilepsia, entre otros. Por su parte y de la mano de Nitep, Cabrera también estuvo a favor del centro 24 horas destinado a personas mayores con enfermedades crónicas: “esas son las buenas políticas públicas sociales”, resume.