En el marco de los 50 años del golpe de Estado y la huelga general, la Udelar y la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH) inauguraron el Repositorio Luisa Cuesta, un espacio que disponibiliza para su libre consulta los archivos sobre el pasado reciente que se encuentran hasta el momento en poder de la INDDHH (según lo establecido en los artículos 11 a 13 de la ley N° 19.822).
El acceso a los documentos del Repositorio Luisa Cuesta será integral y sin ningún tipo de limitaciones. Los usuarios que estén interesados en acceder a la información deberán de firmar un compromiso de responsabilidad que les permitirá acceder a través de una terminal informática al conjunto del material, sin ningún tipo de filtro, utilizando las herramientas de búsqueda que se han construido. Los usuarios también podrán solicitar copia de algunas imágenes que serán proporcionadas mediante un dispositivo USB. El responsable técnico es Fabián Hernández y la funcionaria asignada de manera permanente será Natalia Lima.
Abierto a todo público de lunes a viernes, las herramientas disponibles al día de hoy se llaman Luz y Amalia. Amalia es una aplicación orientada a conocer de una forma más general la información que contienen las imágenes y permite la búsqueda de términos y palabras para analizar las apariciones conjuntas en cada página. El resultado de dicha búsqueda es un conjunto de relaciones entre los términos que se puede analizar con diferentes visualizaciones. En cambio, la aplicación Luz está orientada a buscar imágenes que contengan términos específicos. Con el resultado de esa búsqueda se logra un conjunto de páginas que luego los investigadores pueden analizar de una forma más concreta. Se espera agregar más herramientas a futuro.
Un símbolo de lucha
Luisa Cuesta fue una mujer referente y un símbolo de lucha por la búsqueda de los detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar.
Nació el 26 de mayo de 1920 en Montevideo y a sus cinco años de edad se mudó a Mercedes (Soriano) en donde fue criada por su hermana mayor. A sus 24 años tuvo a su primer y único hijo, Nebio Ariel Melo Cuesta, a quien crio sola. Trabajó en el taller de chapa y pintura Farías e integró la Asociación de Obreros y Empleados de Mercedes.
El 28 de junio de 1973, un día después del golpe de Estado en Uruguay, fue detenida durante siete meses. Su hermano, Gerardo Cuesta, fue detenido y luego asesinado.
En ese mismo año, el Servicio de Información de Defensa (SID) pidió la captura de su hijo, tras estar vinculado con el Partido Comunista Revolucionario. Nebio se exilió a Argentina con su esposa e hija, pero fue secuestrado en 1976 a los 32 años y nunca más se supo de él.
Desde entonces, Luisa se encargó de buscar a su hijo sin descanso; primero en Argentina y luego desde Europa conformando asociaciones de personas que buscaban a sus familiares desaparecidos. Retornó a Uruguay en 1985 y se integró al grupo de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos-Desaparecidos. Fue dura en sus críticas hacia los militares pero también hacia los presidentes democráticos a los que categorizó de “insensibles”. Luchó con ética, tenacidad y dignidad por la búsqueda de la verdad y justicia. En agosto de 2013 recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de la República por su perseverancia, lucha y aporte a la cultura de los derechos humanos.
Luisa Cuesta falleció a los 98 años de edad en el año 2019 y hasta el día de hoy, no sé sabe qué pasó con su hijo Nebio.
La inauguración
Son apenas pasadas las tres de la tarde y la sala del edificio Clotilde del Campus Luisi Janiki, “Pioneras Universitarias” ya está casi llena. Al lado de la puerta de entrada hay una máquina con café caliente para el que guste servirse y la gente de prensa se encuentra dando vueltas alrededor de la misma.
A diferencia de otros eventos de esta índole, el aire que se respira en el ambiente es de una especie de júbilo, curiosidad y mucha expectativa.
Da inicio a la charla el rector de la UdelaR, Rodrigo Arim: “Estamos emocionados de que haya tanta gente. Sobrepasamos el número de los inscriptos”, comenta alegre. En las primeras sillas frente a él están sentados en su mayoría integrantes de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos y Desaparecidos que escuchan sus palabras con atención. A continuación, habla el Presidente de la INDDHH, Marcos Israel y agradece a los presentes por asistir y a todas las personas que “participaron e hicieron que la inauguración del repositorio Luisa Cuesta fuera posible”.
El último en tomar la palabra es Gregory Randall, uno de los eslabones fundamentales de este proyecto y flamante coordinador del Comité del Repositorio. Randall se pone de pie y se posiciona al lado de una pantalla. Durante los próximos treinta minutos se encargará de reproducir una serie de diferentes diapositivas, mientras narra y explica cómo fue el trabajo y la recopilación de información que permitieron la inauguración del lugar.
El proceso
El proceso de creación del repositorio fue definido por Randall como un trabajo “cuidadoso, honesto y minucioso” que duró siete años. La información que se usó proviene de imágenes y no textos, “lo cual complica mucho más la búsqueda en varios aspectos”. Al ser una colección tan amplia, heterogénea y desorganizada, provoca que el procesamiento de datos para la búsqueda conlleve más tiempo y recursos. Además, explicó durante su exposición que varias de las imágenes utilizadas están en muy mala calidad.
Para llegar a la información, se aplicaron tres procesos sobre las imágenes: La transcripción es el procesamiento de imágenes para extraer un texto, el cual es aproximado ya que puede tener diferencias respecto a lo que muestra la imagen.
La extracción de información es el procesamiento de los textos producidos por la transcripción y tiene como fin identificar objetos (palabras en este caso) y relacionarlos entre esos objetos (otras palabras).
Finalmente, la indexación es la construcción de una base de datos que permite la búsqueda de imágenes en base al texto o los objetos y relaciones de los procesos anteriores. Se hace uso de un tipo de software, llamado OCR que se encarga de hacer transcripciones de las imágenes a texto, y se intenta meticulosamente con diferentes herramientas mejorar los resultados de OCR. A la par, se usan transcripciones del proyecto Luisa (proyecto de esfuerzo colectivo para transcribir textos del período dictatorial y pre dictatorial uruguayo que tuvo inicio en el año 2019).
El comienzo de un fin
Finalizado el evento, Sala de Redacción dialogó con Randall, quien se manifestó al mismo tiempo “contento y preocupado”. Lo primero, señaló, porque esto significaba “el fin de una etapa en la que se trabajó mucho”. “Yo creo que la Universidad está haciendo algo, dicho con humildad, un granito de arena pero muy significativo”. Hizo énfasis en la enorme responsabilidad de que todo esto funcione y al mismo tiempo comentó sobre “algo” que lo inquieta; “tengo un poco de temor a las expectativas y que la gente piense que esto va a dar cosas que quizás no somos capaces de dar, pero estoy feliz, mayormente feliz”, concluyó.
A pesar del miedo racional de Randall, es imposible no ver una luz -por más pequeña que sea- al final del camino.