Bajo la consigna “A 50 años. Solidaridad y resistencia, unidos por las memorias, Chile-Uruguay”, se abrió una convocatoria a intervenciones urbanas en sitios que tuvieron un rol protagónico durante el período dictatorial. El proyecto surge del trabajo colaborativo entre el Centro Cultural Museo de la Memoria de Uruguay (MUME) y la Casa Memoria José Domingo Cañas de Chile, así como de otras organizaciones. Según las condiciones del llamado, con el despliegue de actividades en el espacio público con las comunidades, se busca construir “la memoria con acción para el presente como forma de reafirmar la democracia, la convivencia, la solidaridad, la resistencia y la dignidad humana”.
El proyecto es una iniciativa del director del MUME, Elbio Ferrario, y se originó a finales del 2022. Camilo Collazo, antropólogo y otro de los referentes del MUME, señaló a Sala de Redacción que la idea es fomentar el “intercambio cultural”, con la intención de “profundizar los vínculos para realizar investigaciones en conjunto”. A su entender, “hay un paralelismo, en cierta medida, con lo que pasó en Chile” y Uruguay, que amerita actividades en conjunto que tengan por “epicentro” los 50 años de ambos golpes de Estado de 1973.
Para el antropólogo, el trabajo en conjunto es importante ya que la represión de Estado debe entenderse como un fenómeno a mayor escala. “La Operación Cóndor fue una operación regional”, consideró. “Las investigaciones comenzaron siendo focalizadas en cada uno de los países, pero después uno empieza a ver que hay episodios represivos regionales. Entonces es como un todo. No son esfuerzos aislados, sino que, para nosotros, es un proceso de investigación, exposición y formación”, argumentó.
En diálogo con Sala de Redacción, Ferrario destacó la relevancia de la Casa Memoria José Domingo Cañas como sitio de memoria en Chile: ubicado en el ex edificio de la embajada panameña, fue lugar lugar de asilo para ciudadanos chilenos perseguidos, hasta que fue convertida en centro de represión de la Dirección de Inteligencia Nacional.
El director del MUME subrayó la presencia de la institución en la comunidad, así como su proactividad y dinamismo a la hora de afrontar cuestiones vinculadas a los derechos humanos en el presente. Adicionalmente, Ferrario, responsable de que el museo integre la Red de Sitios de Memoria Latinoamericanos y Caribeños y la Coalición Internacional de Sitios de Conciencia, mencionó el vínculo que mantiene con el Consejo Consultivo de Uruguayos en Chile, quienes también se encuentran integrados al trabajo.
El llamado a intervenciones por la exposición urbana “A 50 años. Solidaridad y resistencia, unidos por las memorias, Chile-Uruguay” estuvo abierto desde el 24 de abril hasta el 6 de mayo. El formulario de inscripción facilitó una lista de fechas y ubicaciones en donde ocurrieron hechos de resistencia a la represión de Estado, y posibilitó la propuesta de intervenciones en otros sitios siempre que cumplan con ciertas características. El objetivo es alcanzar 50 exposiciones en Uruguay (aunque restringidas a Montevideo, puesto que el MUME es un museo departamental) y 50 en Chile, para un total de 100.
Más allá del pasado reciente
Es bajo la idea de articular que Collazo resaltó la importancia de concebir la intervención como parte de una agenda más grande. En esa dirección, el artista plástico Rafael Lorente —responsable, entre otras intervenciones, del Monumento a la Justicia, ubicado en frente a la Suprema Corte de Justicia— inauguró el 15 de abril la exposición “Del Terror”, que exhibe obras realizadas durante el período dictatorial que exploran conceptos como el autoritarismo de Estado, desigualdades económicas y el vivir en la calle. “Todo eso que es parte de lo que es del terror”, remató Collazo. La muestra se encuentra disponible hasta el sábado 20 de mayo, de lunes a sábados de 12.00 a 18.00 en el MUME (Avenida de las Instrucciones 1057).
En el mes de la memoria, Ferrario adelantó la realización de una intervención en el sitio donde se encontraba el ex Cilindro Municipal, al que catalogó como “lugar de reclusión importante”. Actividades como estas se verán complementadas con la realización de un “mural bordado colectivo” junto a su par chileno, que planean lanzar el próximo 11 de mayo.
Por otra parte, el director del museo destacó la realización de dos coloquios en el Aula Magna de la Facultad de Información y Comunicación, titulados “Golpes de Estado y Resistencias” y “Exilios y Resistencias”. El enfoque general de ambas instancias se enfocará en los motivos y utopías (o como Ferrario luego redefine, “distopías”) detrás de los proyectos de golpes de Estado. También en torno a cómo se gestaron las respectivas resistencias y las huellas socioculturales que dejaron en las democracias de ambos países.
Desde su perspectiva profesional, Collazo resaltó la importancia de abordar el pasado para “poder entender el presente y poder mirar el futuro”, sea reciente o no. Como ejemplo, mencionó una línea de investigación desarrollada actualmente en torno a la esclavitud durante el período colonial, que, en su opinión, “se conoce poco”, aunque matizó que “va por otro carril”. Para el antropólogo, los espacios formados en la temática de los derechos humanos y el trabajo realizado en esta área resultan imprescindibles a la hora de afrontar escaladas autoritarias como las ocurridas en Perú y Bolivia, donde la cuestión de la represión estatal y la impunidad “vuelve a estar en el escenario público”.
Alcance territorial
Una de las particularidades del llamado “A 50 años. Solidaridad y resistencia, unidos por las memorias, Chile-Uruguay” es que los sitios sugeridos para realizar intervenciones se limitan exclusivamente a Montevideo, a causa del carácter departamental del MUME. Consultado sobre si esa realidad supone una limitante para sus objetivos, Ferrario coincidió que quizás exista “cierta carencia” por parte de la administración central, actual y pasada, con respecto al MUME. Si bien el museo depende administrativa y económicamente de la Intendencia de Montevideo, Ferrario consideró que esto no supone problema para que la temática de la memoria se “proyecte” a nivel nacional. De esta manera, aún cuando los sitios sugeridos en el llamado se limitan a la capital, extendió la invitación a todo el país “en la medida que haya grupos que las lleven adelante”.
Asimismo, el director del MUME reconoció los esfuerzos llevados a cabo durante los últimos años a nivel nacional, e hizo énfasis en la concreción de una ley nacional de sitios de memoria. Al respecto, Ferrario consideró que el MUME tuvo un “protagonismo destacado”, lo que permitió avanzar el trabajo de la memoria, y que acorta distancias con otros países de la región. “Habíamos quedado bastante rezagados del resto de los países del Cono Sur, particularmente Argentina y Chile, que tenían trabajo bastante constante y acelerado”, reflexionó.