Todo surge hace dos años, cuando Lucía Magliano hizo un experimento. Fue a un shopping, visitó cinco tiendas diferentes y en todas se probó un jean de su talle (40). “Me pasó que en una tienda me quedaba perfecto, en otra no me subía, en la otra no me llegaba a subir ni hasta las rodillas, en la otra me quedaba grande”. Así comprobó que todas las marcas trabajan con tablas de talles diferentes y aseguró que “es horrible ir a un local y ser talle M, pero en otro L, en otro XL”, porque “no sabes ni qué talle sos”.
Ella grabó esa situación y la subió a sus cuentas de redes sociales, pero reconoce que en ese momento no tuvo mucha repercusión. “Ahora sentí que era el momento de volver a subirlo y que podía estar bueno, y fue así, explotó en las redes. Puse una cajita de preguntas y dije: ‘díganle a las marcas lo que ustedes sienten’ y ahí me explotó el celular, muchas mujeres escribiendo, que se sentían mal, etcétera”.
Magliano es fotógrafa y creadora de contenido y, además de ser muy activa en redes, tiene un gran número de seguidores. En diálogo con Sala de Redacción contó que la segunda vez que subió ese video, hace unos meses, Romina Díaz Cibils, productora y diseñadora de moda, le escribió para decirle que había que hacer algo por la ley de talles. Magliano confiesa que no tenía mucha idea en ese momento sobre el tema, “pero como soy re mandada le dije: ‘Obvio, hagamos’”.
“Publiqué su mensaje, y Magui [Magdalena Mignone], que es escribana, me seguía [en las redes] y me dijo que era algo que tenía pendiente, que tenía ganas de hacer algo”.
Magliano relató que se contactó con la cantante Victoria Ripa y con Valentina Bonet, ambas modelos curvys. “Tanto Vale como Vicky son activistas en este tema y ya habían estado involucradas en los proyectos de ley anteriores, pero lo dejaron porque es algo que lleva mucho tiempo”, contó Magliano.
Actualmente, estas cinco mujeres trabajan en la creación de un texto que será presentado como proyecto de ley, en búsqueda de atender esta situación.
Antecedentes
En 2007, Carlos Enciso, en ese entonces diputado por el Partido Nacional, presentó un proyecto de ley de talles. En el texto se establecía como obligación que todas las industrias de la vestimenta y los establecimientos que la comercialicen, distribuyan y/o importen, debían disponer de prendas de vestir que estén basadas en un estudio antropométrico de la población uruguaya. El articulado ponía a cargo del Ministerio de Economía y Finanzas, a través de la Dirección General de Comercio y del área de Defensa del Consumidor, el contralor de estas disposiciones. Además, se establecía una serie de multas y sanciones para aquellos comercios e industrias que no aplicaran la ley.
En 2009, la entonces senadora del Frente Amplio, Margarita Percovich, presentó modificaciones al texto de Enciso. El nuevo proyecto planteaba que el Latu fuera el encargado de realizar la tabla de talles que se aplicaría en Uruguay. Este proyecto fue aprobado en el Senado, donde se eliminó la obligatoriedad de que las tiendas posean todos los talles, pero como al finalizar el período legislativo no tuvo la sanción de la Cámara de Diputados, el proyecto fue archivado.
En 2016, la entonces diputada nacionalista María Pía Biestro presentó el mismo proyecto de ley, que estuvo a estudio de la Comisión de Equidad y Género de la cámara baja, donde se dio una larga discusión, pero al finalizar la legislatura 2015-2020 el proyecto de ley se volvió a archivar.
¿Por qué una ley?
En la actualidad, Uruguay no cuenta con una ley de talles o similar, que regule los talles que se ofrecen en el país. Por el contrario, cada comercio o industria de vestimenta ofrece los talles que cree convenientes para el público uruguayo. La escribana Magdalena Mignone forma parte del grupo que impulsa la ley y dijo a Sala de Redacción que esta situación en gran parte se debe a que la ropa es importada de países como India o China, o a que las prendas son diseñadas en Uruguay, pero la fabricación es en otros países. “Esa ropa está fabricada con una tabla de talles que no es la nuestra, sino que es la de ese otro país, generalmente de Asia, y los cuerpos asiáticos no son los mismos que los nuestros; ahí se da esa incoherencia que nosotras vemos y que la gente también nos manifiesta”, consideró.
El equipo actualmente se encuentra en el proceso de redacción del proyecto y Mignone contó que tomaron como base el texto de los proyectos de 2007 y 2016, ya que la idea central es la misma. En concreto, se apunta a realizar un estudio antropométrico de la población uruguaya, es decir, una medición de los cuerpos de la población, y a partir de ahí elaborar una tabla de talles. Dicha tabla debería ser respetada por los establecimientos comerciales y por las importadoras, lo que permitiría que toda la ropa que se ofrezca en los centros comerciales tenga que ajustarse a esos parámetros, con el fin de que exista una correlación de talles en todas las tiendas.
En cuanto a cómo será el mecanismo de control que el proyecto tendrá previsto, Mignone dijo que no va interferir en lo que cada empresa haga para cumplir la ley: “Eso es a criterio de cada empresa, al menos nosotras no nos vamos a meter. No sabemos si cuando entre a cada cámara lo van a modificar o no”.
En 2016 se planteó la interrogante sobre si esta ley perjudicaría a las empresas y comercios de vestimenta. Consultada al respecto, Mignone dijo que el objetivo de la ley no es atacar a las empresas y, en ese sentido, adelantó que su próximo paso es realizar grupos focales de discusión con integrantes de distintas empresas para escuchar cuáles serían las complejidades que deberían afrontar.
Por otra parte, dijo que si se mira al exterior “el comercio de grandes marcas ha adaptado su tabla de talles y ampliado su espectro. Con esto llegaron a otro público y han vendido mucho más”, y agregó: “Si todavía no han probado tener en su estantería diversidad de talles no saben qué tanto más pueden llegar a vender, ni conocen el alcance y la repercusión que pueden tener”.
Pasos a seguir
Mignone indicó que, si bien se basan en el texto que ya se había presentado, van a realizar modificaciones, como la eliminación del “talle unico”, agregar un impedimento para que se aumente de precio para los talles más grandes, y que el concepto de vestimenta englobe también a la ropa interior y el calzado. Otro objetivo de las redactoras es incluir en la agenda de derechos humanos el derecho a la vestimenta: “Estamos tomando como referencia el articulado de Argentina de un trato digno en tiendas y todo lo que conlleva, con una calidad más humana y social, queremos darle ese toque a la ley”.
Además, dijo que tienen como objetivo abordar el punto de vista sociológico y psicológico del tema en las redes sociales, porque se han encontrado con muchos testimonios que relatan cómo ir a una tienda y que no haya diversidad de talles afecta el autoestima de las personas. “Es un camino muy largo, que tiene que ver también con la educación de las personas, de los comentarios, de hablar de los cuerpos de los otros. Todo eso va de la mano y nosotras al menos queremos dar un puntapié inicial con este proyecto de ley”, finalizó.