Las nuevas tecnologías digitales han revolucionado el mundo de la comunicación y la información, y concretamente el del periodismo. Una de sus secuelas negativas ha sido la propagación de información falsa en forma intencionada, tema que fue abordado por el coloquio La desinformación como crisis. Organizado por la Universidad ORT, su objetivo fue abordar temas como el chequeo de información, su reproducción cuando es falsa y el rol que juegan las plataformas digitales y los usuarios.
Sobre la divulgación de información falsa, Laura Zommer, directora de la organización argentina Chequeado, afirmó que la desinformación circula en sociedades cerradas y “se debe combatir con un periodismo colaborativo para tejer redes de verificación”. Para ello, planteó que es importante la capacitación de periodistas en métodos de chequeo y también la creación de nuevos formatos para enfrentar el “atractivo” de la desinformación, que la vuelve más rápida y voluminosa. Al respecto, ilustró que, según el Instituto de Tecnología de Massachusetss, un tuit con información falsa tiene 70% más de posibilidad de ser compartido que uno que no la tiene.
Daniel Mazzone, docente de la ORT, dijo que “estamos ante el agotamiento de un contrato de comunicación” y rechazó la idea de que sea un fenómeno exclusivo del ámbito del periodismo. Según subrayó, se debe eliminar el concepto “fake news” y es un error utilizar esa terminología, dado que “una noticia jamás puede ser falsa”.
En tanto, el especialista en comunicación política de la Universidad Austral de Argentina, Mario Riorda, entendió que la responsabilidad de los comunicadores respecto de este fenómeno es mucha pero no excluyente. En suma, recordó que las personas son más pasibles de creer en información falsa cuando refuerzan su punto de vista y dañan la visión de quien es considerado como oponente, ya sea para negarlo o humillarlo: “No sé lo que soy, pero estoy seguro que no soy vos”.
Las plataformas ¿parte del problema y la solución?
En la mesa que se dedicó a tratar el papel del espacio virtual en la proliferación de información, Ana Laura Pérez, periodista del diario El País y docente de la ORT, dijo que existe una burbuja cognitiva “sumamente peligrosa”. Según agregó, eso funciona como guía para la información falsa y citó como ejemplo a los grupos cerrados de Facebook, que son un canal fuerte de desinformación. “Debemos entender que los algoritmos no son inofensivos y tienen intencionalidad”, concluyó.
Por su parte, el decano de la Universidad Católica de Chile, Eduardo Arriagada, indicó que la materia prima en las sociedades de hoy es el uso de datos personales para predecir comportamientos, tanto a nivel comercial como político. “La gente está votando en forma desinformada, es grave y debemos atacar esa mentira”, agregó.
Gustavo Gómez, director de la organización Observacom, dijo que la desinformación “no es un problema de internet, sino de un modelo de negocios que hizo del ‘me gusta’ una nueva forma de monetización”. Además, recordó a las personas que usan su dinero para la desinformación y el uso de bots, vulnerando a los usuarios. Los oradores estuvieron de acuerdo en que la regulación gubernamental de la circulación de información no es la solución, ya que la información debe circular en forma independiente de cualquier centralismo, ya sea tecnológico o estatal.
Ciberseguridad y protección de datos
En el último tramo del coloquio se conversó sobre la utilización de datos y la protección de la privacidad de los usuarios. En un momento en el que se hace uso de las tecnologías de la información pero se desconoce la exposición a algunos peligros que conllevan, “la seguridad por sí sola no puede proteger a la gente que no es consciente de su seguridad”, planteó Roberto Ambrosino, docente de seguridad informática de la ORT. Según resaltó, los atacantes tienen como foco negocios como el de la pedofilia, fraudes económicos y robo de información personal. Como ejemplo, mencionó que en dos horas de exposición a internet, uno de cada cinco niños se topa con una red de pedofilia; “es un problema social y hay que hablar de esto con ellos”, agregó.
Por la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento, Ignacio Lagomarsino hizo hincapié en las precauciones a tomar en el uso de tecnologías digitales conectadas a internet. En concreto, llamó a entender que los hechos que le ocurren a otras personas no deben resultar ajenos, ya que le pueden suceder a cualquiera. También enfatizó en la baja inversión en materia de ciberseguridad que se realiza, a pesar de que en el discurso es un tema considerado como muy importante. “Si a los usuarios no nos importa donde dejamos nuestros datos, somos el primer problema de la cadena”, concluyó.