Con sus 106 años de historia, el Club Neptuno cerró a mediados de marzo, dejando millonarias deudas con el Estado, y también con los trabajadores. El fuerte sentido de pertenencia de sus socios se ha manifestado en estos meses, pero no alcanza para reflotar este gigante oxidado. Qué pasará de aquí en más es una incertidumbre. Las esperanza está en lo que pueda hacer la Intendencia de Montevideo (IM) que, en alianza con otras organizaciones, está estudiando la posibilidad de reflotarlo pero en concreto, por ahora no hay nada, y la comuna sigue sin recibir las llaves del club.
El Neptuno ocupa una manzana entera de la Ciudad Vieja, a la altura de Lindolfo Cuestas y Rambla 25 de Agosto. El predio pertenece a la IM, y por eso se había programado que la comuna recibiera las llaves, el 30 de abril. Daniel Leite, coordinador ejecutivo de la Secretaría de Educación Física, Deporte y Recreación de la IM, explicó a Sala de Redacción que eso no ha ocurrido porque en la planta alta del club se seguían desarrollando actividades terciarizadas y porque los vestuarios seguían teniendo pertenecías de algunos socios. “Por eso (la Asesoría) Jurídica de la IM le pidió al juez que cuando se entregara el edificio, fuera desocupado y sin pertenencias de los socios” expresó, y agregó que “también se tiene que esperar el desalojo de las personas que están usando las canchas”.
La versión del abogado Israel Creimer, síndico designado por la Justicia concursal, es otra. En diálogo con Sala de Redacción, afirmó que “el club está desalojado, ni siquiera hay luz. Estamos prontos para la entrega de llaves a la IM, si la quieren aceptar” y opinó que “la IM no recibe el bien, prefiere que se vandalice”.
Proyecto
Con respecto al futuro del club, Leite informó que “la idea es mantener un espacio para hacer actividad física y deportes”. Puntualizó que “el modelo de gestión no está definido del todo, si va a ser exclusivo de la IM, o si va a ser compartido” pero adelantó que “todo tiende a que va a ser compartido entre la IM, la Secretaria Nacional del Deporte, el Comité Olímpico y varias federaciones”.
Según Leite, “la idea más fuerte es realizar un centro de desarrollo deportivo, para que varias federaciones que no tienen espacio para trabajar, lo puedan tener”. De esta forma, la IM tendrá un espacio para realizar actividades que actualmente se desarrollan en otros lados. No sólo el predio es de la IM; la piscina de 25 metros fue reconstruida con aportes de la IM. El proyecto de la comuna es seguir usando esa piscina y recuperar la de 50 metros, que es la única piscina olímpica de Montevideo y que está inutilizada desde 2013, debido a grandes roturas.
Una lucha en conjunto
Socios y trabajadores lucharon juntos hasta el final por un club que para muchos es su segunda casa. Beatriz Ortega fue instructora de gimnasia durante siete años y medio. “Los trabajadores del club llegamos al final en una situación muy triste y lamentable porque no pudimos cobrar nuestros adeudos”, declaró a Sala de Redacción.
A través de abogados están intentando que les paguen los salarios atrasados y el despido. El síndico es quien está recibiendo los reclamos de los trabajadores.
La crisis que llevó al club al cierre “viene de hace unos 20 años, el endeudamiento es muy grande; ha sido un mal manejo de muchas administraciones, no hay que culpar solo a la última directiva” aclaró Ortega.
Según Creimer, los trabajadores están totalmente desprotegidos; actualmente solo queda uno trabajando, que se desempeña como sereno. Además de las deudas laborales, Creimer señaló que el volumen de la deuda del Neptuno “es incalculable”: “deben millones de dólares a la Caja de Jubilaciones, a la DGI, además de la deuda de salarios”.
Los trabajadores quieren formar una bolsa de trabajopara ser considerados “en los supuestos futuros proyectos que podrían tener para el club” expresó Ortega.
Luis Recagno socio de la institución desde hace 38 años, expresó a Sala de Redacción que le parece “justo y posible que todos los socios que apoyaron al club tengan un merecido lugar en la nueva planificación”. También consideró deseable y justo que los trabajadores, por todo lo que han dado por el club y por los socios, consigan lo que reclaman y “logren quizás un lugar en las actividades futuras si es que la deuda impide su pago. Todo es posible si hay buena voluntad y lógica”, expresó.