“Quienes están haciendo historia son las mujeres periodistas y, por eso, nos parecía que estas historias tenían que estar aquí”, exclamó Lilian Celiberti, integrante de Cotidiano Mujer, colectivo que organizó el seminario junto a la Articulación Feminista Marcosur.
Mujeres periodistas de América Latina, Europa y Asia fueron quienes tomaron los micrófonos. Las oratorias tuvieron como ejes temáticos al rol del periodismo, la desinformación, las fake news, las experiencias de ciberviolencia y hasta las estrategias jurídicas para la seguridad de la y el periodista. Asimismo, se entregó el Premio Nacional de Prensa Escrita Marcelo Jelen.
“La libertad de expresión de los periodistas sí está bajo amenaza”, aseguró Celiberti, y sin decir más, dejó el paso a las y los oradores para que lo explicitaran.
Realismo virtual
Flavia Borja, del Sindicato de Periodistas de Paraguay, expuso que en su país, desde la salida de la dictadura en 1991 hasta ahora, han habido al menos 17 periodistas asesinados, pero no hay datos exactos de cuántos casos de amenazas ni tampoco información sobre investigaciones al respecto. Neide Cavalcanti, procuradora regional de Brasil, expresó que “Brasil es uno de los países más violentos para periodistas y ocupa el lugar 105 en el ranking de libertad de expresión”. A su vez, Ricardo Pérez, juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, dijo que “en Centroamérica se matan periodistas para evitar lo que dicen”, y aseguró también que “se corre mucho más riesgo” en el caso de las periodistas mujeres.
En reiteradas ocasiones, las y los panelistas consolidaron que ha habido un aumento de ataques cibernéticos a periodistas, pero por sobre todo, a las que son mujeres feministas: hostigamiento en redes, divulgación de información falsa, amenazas de violación y de muerte. Pérez afirmó que “quieren callar a las que desafían el statu quo, las que hablan sobre política, feminismo y disidencias, así como sobre aquellos temas que suelen ser cubiertos por hombres”. Asimismo, hizo referencia a un principio del Consejo de los Derechos Humanos que está vigente: “Los mismos derechos que rigen en la sociedad tienen que regir en las redes”, y agregó que en China se están creando los primeros juzgados de Internet.
Mariana Carbajal, periodista argentina, manifestó que entre la precarización laboral y el miedo, algunas se alejan de estos temas, porque la justicia también sigue siendo machista y patriarcal. Pero “lo importante del miedo no es no sentirlo, es no dejar que te congele”, afianzó María Jimena Duzán, periodista colombiana, quien ha sobrevivido a atentados y secuestros producto de investigar al narcotráfico y a los paramilitares en su país.
Arzu Geybullayeva, periodista de Azerbaijan, tiene prohibido el ingreso a su país natal debido a investigaciones que realizó sobre el gobierno, motivo por el que se la consideró una “traidora”. En 2014 fue cuando todo estalló: videos, artículos y comentarios difamantes basados en información falsa. “Lo que me preocupa de estos acosos es que están dirigidos a nosotras sólo por ser mujeres”, expresó. Sin embargo, asegura que callarse nunca es la solución. Utilizó el material difamante para escribir sobre el acoso en línea hacia mujeres, y si bien no se sentía del todo segura, “me di cuenta de que tengo voz y de que no estoy sola”.
En diálogo con Sala de Redacción, Geybullayeva dijo que es fundamental tener una comunidad en la cual apoyarse. “Me preguntaron si me gustaría hablar con otras mujeres que les pasaba algo similar y no sabían cómo luchar contra ello. Al hacerlo, resulta que teníamos las mismas historias sólo que en distinto país con diferentes actores”, contó y concluyó: “No hay que dejar que nos devasten, somos mucho más fuertes que eso”.
Daniel Lema, presidente del Centro de Archivos y Acceso a la Información Pública (Cainfo), expuso la realidad uruguaya sobre las amenazas que reciben las y los periodistas a través de un monitoreo de los últimos cinco años. En total, se registraron 126 casos de amenazas a la libertad de expresión, y desde 2015, las denuncias se vienen reduciendo. La categoría “Amenazas” que implica “intimidación al periodista, a su familia, y al medio de comunicación donde trabaja” es la que posee mayor número de casos, le sigue “Obstrucción”, que supone “no contestar preguntas y dificultar el acceso a determinados lugares o pedidos”, y por último el “Hostigamiento judicial”. Ante este, Lema dijo que a Cainfo le preocupa que se utilice como forma de amedrentar la tarea periodística.
Orwell tenía razón
Adolf Hitler fue quien comenzó con las fake news y George Orwell anticipó la situación de desinformación de hoy en su libro “1984”, recordó María Jimena Duzán. En ese sentido, la periodista colombiana, parafraseando a Orwell, postuló: “Quien no se subyuga a la manipulación de la información será un revolucionario”.
Marina Iemini, gerenta ejecutiva de la Associação Brasileira de Jornalismo Investigativo, relató que durante las últimas elecciones brasileras hubo 3,8 millones de compartimientos falsos en Facebook, en su mayoría desfavorables a Fernando Haddad, precandidato presidencial. A su vez, las cadenas falsas de Whatsapp fueron la herramienta desinformante principal de Jair Bolsonaro, ahora presidente de Brasil. Para batallar contra la masividad de noticias falsas, crearon “Comprova”, una red de chequeo colaborativa en la que participan 62 periodistas de 24 medios.
Eliane Brum, periodista brasilera, sostuvo que las agencias de chequeo son un buen método para combatir la posverdad. Según Brum, la posverdad son mentiras que producen realidades, ocurrió con “la elección de Donald Trump (presidente de Estados Unidos) y la aprobación del Brexit”.
Blanca Rodríguez, periodista uruguaya y moderadora de la primera mesa del seminario, se mostró convencida de que, cuando se tiene mucha información y hay que formularla, los dilemas éticos terminan resolviéndose en soledad. Además, consideró: “Las noticias se conocen, lo importante es buscar la verdad”. “¿Pero qué sucede cuando hay una concentración de medios que, a su vez, están dirigidos por hombres?” fue la pregunta unánime del día, a la que Brum contestó con el ejemplo del movimiento feminista EleNão, contra la presidencia de Bolsonaro, que fue ignorado por la televisión brasileña.
“El periodismo puede ser un faro en la tormenta de la desinformación”, manifestó Lidia Brito, directora de la Oficina Regional de Ciencias de la UNESCO para América Latina y el Caribe. Subrayó que el periodismo cumple un papel esencial en las democracias, sobre todo en tiempos electorales, porque las “elecciones libres y justas van de la mano de la promoción y la protección de la libertad de prensa”. Al respecto, Ricardo Pérez destacó el reciente Pacto Ético entre partidos políticos contra la desinformación en las campañas electorales, impulsado por la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU).
“Hay un mundo que se quiere crear para poner a la derrota como un triunfo”, dijo Duzán, siguiendo con Orwell, y agregó: “Las fake news no son un fenómeno nuevo, si utilizamos bien las redes, por primera vez vamos a poder dominarlo”.
El durazno y la pelusa
Una de las grandes amenazas a la libertad de expresión es la concentración de la propiedad de los medios. “Sólo la pluralidad de medios es la que permite generar un espacio variado de fortalecimiento de las voces en democracia”, expresó Celiberti. Al respecto, Lidia Brito aseguró que “lo que une a todas las democracias es la libertad de expresión”.
Al unísono, las oradoras plantearon la precarización laboral como uno de los grandes problemas contextuales del ejercicio periodístico, así como la falta de mujeres en los puestos directivos. Borja habló sobre el trabajo multiplataforma, que implica que un solo periodista resuelva diversas tareas que no le corresponden, y habló de que en su país (Paraguay) muchos de los contratos son temporales y no garantizan seguro social. Carbajal, por su parte, manifestó que los sueldos son bajos y eso impide una dedicación acorde, porque se ven obligados a desempeñar otras tareas. “Hay que seguir haciendo fuerza para que se reconozcan todos estos problemas y se puedan resolver”, comentó a Sala de Redacción Geybullayeva.
En muchos países, dijo Duzán, el periodismo es “una defensa de los valores democráticos y una lucha contra un relato impuesto por los más poderosos”. Por eso, aseguró que hay que seguir reinventándose, y “las redes son una oportunidad de oro para hacerlo”, aunque no negó que las agresiones a través de estas no compliquen el ejercicio de la profesión.
La periodista colombiana contó que cada vez más se convence de que el periodismo es humano, es el dolor por la desigualdad y el estar cuando hay injusticias y corrupciones: “Un periodista que no sienta, que no tenga empatía en este mundo de las redes, que no tenga convicciones profundas para llegar a desarrollar su periodismo, es un periodista que va a desaparecer”.