Foto: Fundación Centro Ecuestre "Sin límites"

Hay historias de vida que cambian de un momento a otro. Por un accidente de tránsito, una adicción o por otras causas, muchas personas transforman sus hábitos, para lo que deben apoyarse en la ayuda de familias y de terapias. Un golpe inesperado puede convertir la vida en una lucha en la que está prohibido bajar los brazos.
Muy poca gente sabe realmente qué es la equinoterapia. Se trata de una terapia que utiliza al caballo y las técnicas de equitación como mediadores, con el fin de lograr la rehabilitación biopsicosocial de quien la practica. Actualmente, en Uruguay existen alrededor de 40 centros de rehabilitación ecuestre y muchos de ellos funcionan a través de convenios con el Banco de Previsión Social. Esta terapia sirve para tratar diversas discapacidades como el síndrome de down, la parálisis cerebral, la distrofia muscular, el mal de parkinson, la esclerosis múltiple, y trastornos del desarrollo como autismo y asperger. Además, se acude a ella para el tratamiento de recuperación en las adicciones a drogas como la cocaína o la heroína, entre otras.
Muchos de los centros donde está presente la equinoterapia en Uruguay se encuentran en las afueras de Montevideo, y su práctica consta de una sesión de 30 minutos por semana. “Cada sesión tiene un abordaje terapéutico diferente, de acuerdo a lo que se quiere trabajar con cada persona”, señaló a SdR Lydia Lercari, directora e instructora del Centro de Rehabilitación Ecuestre “Sin límites”.
La equinoterapia es una terapia asistida que tiene costos son muy altos, por lo que se busca fomentar la ayuda del Estado para los pacientes que no pueden pagarla. Los resultados se van dando con el correr del tiempo, pero también se visualizan avances en el corto plazo. Por ejemplo, después de las primeras sesiones se consiguen mejoras en la regulación del tono muscular, la comunicación análoga en personas con autismo, el nivel cognitivo y emocional de las personas y, por sobre todas las cosas, en la confianza de los usuarios en sí mismos.
Consultada por la relación entre el caballo y el paciente, Lercari justificó: “El caballo en este método terapéutico es un coterapeuta más, que significa muchísimo para los jinetes-pacientes que lo montan. Es su amigo, compañero y cuando se utilizan en psicoterapia y coaching son el espejo del paciente”.
Cada sesión cuenta con uno o dos instructores humanos para acompañar al paciente. “El del instructor es un papel fundamental en esta terapia y de gran responsabilidad desde que comienza la sesión hasta que finaliza”, definió a SdR una ex instructora de un centro de rehabilitación. Además, planteó que “es muy importante no solamente volcarse en los objetivos y al paciente, sino vislumbrar las situaciones de riesgo para prevenirlas”.
Mathias Tilve

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