ASUNTO RESUELTO
Durante los primeros días de mayo, varios medios de prensa se hicieron eco de que en la FCS entre 100 y 150 personas en situación de indigencia transitaban y habitaban diariamente el edificio. En la medida en que pasaban los días, la situación se hizo más difícil de sostener para los actores de la facultad, especialmente para quienes usan más frecuentemente la sala de informática y trabajan en ella. La tensión en dicha sala tuvo su punto más alto cuando una de las personas ajenas a la facultad vomitó mientras lo intentaban sacar de allí para que iniciara una clase.
Los funcionarios de la FCS no pudieron hacer más que elevar sus quejas al decanato mientras seguían lidiando directamente con la situación, el orden estudiantil reclamó en distintos organismos de cogobierno luego de que la sala se clausurara, ya que se trata de un lugar muy usado, tanto para clases como por estudiantes. “Es un derecho que se les restringe a los estudiantes de la facultad, porque el cierre de la sala es para todos, también para los estudiantes que no tenían acceso a computadoras y que iban, ya no pueden ir más”, dijo a SdR antes de la reapertura Nadia Almeida, integrante del Consejo por el orden de egresados.
Almeida señaló que en dicho organismo se expresaron “posiciones bastante polarizadas”. En un extremo, algunos actores plantearon la necesidad de prohibir el ingreso de personas en situación de calle a la facultad, pero desde el orden de egresados se entendió que ese tipo de medidas no eran convenientes, “aún entendiendo la postura de los funcionarios, que son los más afectados ya que lidian directamente con la situación”, explicó. Para los egresados de FCS, la salida pasaba por “la búsqueda de garantías para todos sin restringir el acceso a la facultad”.
Si bien el foco se puso sobre la sala de informática, el ingreso de personas externas a la facultad también impactó en otras áreas del edificio, como en los baños de primer piso. Por lo tanto, el Consejo resolvió reforzar la limpieza y también se implementó la exigencia de mostrar el carnet de usuario de bibliotecas de la Udelar para controlar y registrar el ingreso a la biblioteca de la FCS, confirmó Almeida.
En discusión
El 4 de octubre, el Consejo de la FCS aprobó una resolución propuesta por una comisión creada especialmente para resolver este problema. La mayor dificultad que se presentó a la hora de generar medidas que conforman esta resolución estuvo en tener que conciliar las dos posturas contrapuestas generadas en torno al tema: una enfocada en tener una universidad abierta e inclusiva y la otra en las consecuencias que estaba generando la presencia de personas en situación de calle sin ningún tipo de abordaje previsto.
Como la FCS cuenta con una sala grande de informática y otra más pequeña, la resolución del consejo prevé que a partir de hoy la sala grande esté abierta “en su horario habitual para uso exclusivo de estudiantes y de actividades docentes” y que la sala chica permanezca abierta durante tres horas diarias para el público en general, previo registro en una planilla. Además, se prevé que en el horario de acceso libre se cuente con dos trabajadores sociales, “cuya función será colaborar con el funcionamiento dentro de la sala chica y en el espacio del primer piso”. Además, la resolución plantea que a la interna de la FCS deben realizarse actividades formativas sobre el uso de herramientas digitales y debatirse sobre la convivencia con personas en situaciones de vulnerabilidad y concretamente cómo impulsarlos a mejorar su situación.
Las acciones no quedarán solo dentro de las paredes del centro de estudios sino que también está previsto que los debates promuevan la interacción entre actores de la facultad, organizaciones de la sociedad civil especializadas en el tema y los actores estatales como el Ministerio de Desarrollo Social y la Intendencia de Montevideo. Además, el punto 12 de la resolución agrega que “las autoridades de la FCS pondrán en marcha de forma urgente gestiones políticas y coordinaciones con los organismos involucrados para implementar políticas para personas en situación de calle”. Por su parte, el decano del servicio universitario quedó facultado “para disponer el cierre inmediato de la sala chica en caso de verificarse situaciones graves que lo ameriten hasta tanto el consejo de la facultad disponga lo contrario”.
Esta situación sirvió también para poner en práctica un mecanismo que hace tiempo se quería aplicar en la facultad: “Habilitar una ventanilla para la denuncia de acoso, hostigamiento u otras conductas inadecuadas que se produzcan en la FCS por parte de toda persona que realice actividades allí”, además de la generación de talleres de detección y detención de situaciones acoso.
Todas esta medidas aplicarán hasta el cierre del año lectivo cuando se evaluará su resultado y se decidirá cómo proseguir a partir de marzo de 2019, con un nuevo equipo de decanato ya establecido, ya que este año se realizarán elecciones.
Federica Carámbula
Ernesto Morales