Un inmigrante venezolano muestra su pasaporte en Montevideo / Foto: AFP

En los últimos meses, muchos extranjeros emigraron de sus países y apostaron por Uruguay como su espacio para continuar con su proyecto de vida. El tema de la situación de los migrantes en el país se viene instalando cada vez con más fuerza en distintos ámbitos académicos. Ese es el caso de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, que, por ejemplo, días atrás organizó una charla llamada “contextos y realidades de la migración en el Uruguay”.

En la actividad, el periodista, investigador y escritor Raúl Zibechi planteó que, a lo largo de la historia, el ser humano ha migrado hacia diferentes lugares, y que lo ha hecho por diversos motivos como la guerra, problemas económicos o políticos. Para Zibechi, “no es un secreto decir que estamos atravesando en el mundo diversas revoluciones, como industriales o tecnológicas. Las migraciones y la demografía tal como se está viviendo en el mundo también son revoluciones, menos visibles, más difíciles de caracterizarlas como tales”. Según consideró, esta situación parecería afectar la seguridad social de los países, pero opinó que la solución no se trata de impedir las migraciones sino de regularlas. Por ejemplo, dijo que la Unión Europea necesita de las migraciones porque estadísticamente se demostró que entre 1995 y 2005 el Producto Interno Bruto de la comunidad europea creció 3% gracias a los migrantes.

Actualmente, la mayor cantidad de residencias que otorga Uruguay es a venezolanos, que han desplazado a los argentinos, dominicanos y cubanos, que lideraban el ranking años atrás. Para Zibechi, apenas se trata de la primera fase de esta etapa de migraciones, al menos en Sudamérica. “Esto no va a parar, estamos comenzando una ola profunda de migraciones no planificadas y no alentadas por los Estados”, evaluó. Según agregó, la inmigración puede contribuir a visibilizar una mayor diversidad en la sociedad uruguaya y, al mismo tiempo, “es una esperanza de que las migraciones abran la cabeza, los corazones, los espíritus, de los hombres y mujeres de nuestro país”.

Mucho debate, poco hacer

Valeria España, abogada e investigadora, admitió que las migraciones actualmente están en el centro de los debates, y que, a su vez, existe “xenofobia en los discursos de la derecha más conservadora en todas partes del mundo”. Según añadió, “también existe un distanciamiento defensivo y jurídico por parte del gobierno de Uruguay frente a esta oleada xenófoba”. España consideró que, a 10 años de la ley de migraciones en Uruguay, los avances logrados “son absolutamente deficitarios”.

La abogada afirmó que en los últimos años se han hecho eventos sobre la temática a los que generalmente van las mismas personas y se repite que Uruguay tiene una gran política migratoria. España lamentó que en ese tipo de actividades se diga que está todo bien, con la excusa de que “Uruguay no está preparado para el aluvión de migrantes que recibe y eso justifica un desborde estatal”. “Si analizamos las acciones que se han tomado en estos años vemos que, más allá de la normativa específica, no se ha ido al fondo de la cuestión, que sostiene un andamiaje xenófobo”, opinó España. Según visualiza, desde una perspectiva “utilitaria”, los migrantes son en mayor medida personas muy calificadas en comparación con la media nacional.

España se detuvo especialmente en el caso de la inmigración cubana, que, según dijo, vive “un proceso de marginalización y pauperización” que “nos tendría que doler muchísimo”. La abogada contó que migrantes cubanos en Uruguay están en situación de calle, se encuentran en los refugios Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay en la búsqueda de regularizar su situación y de un lugar donde vivir. España recupero un relato de un migrante que actualmente está en un refugio, quien escribió: “Noches inenarrables, levedad del sueño vulnerado por la multitud de hombres que duermen contiguos, farfullando la anomalía, seres aplastados por el recortado horizonte de este encarcelamiento de servicio de asistencia estatal”.

A pesar de que ello no ocurra y pueda verse como una utopía, España confió en que “se puede pensar en un mundo sin fronteras” y apostar a la construcción de una comunidad, independientemente de la nacionalidad de las personas.

Son objeto

Cristina Prego, socióloga y trabajadora social que ha abordado casos de explotación sexual y trata de personas, sostuvo que este último delito es un negocio que genera cerca de 10.000 millones de dólares por año y cuyas chances aumentan cuando se incrementa la inmigración. Según contó, en ese proceso hay muchas personas involucradas en distintos países, como redes de crimen organizado “muy complejas”, con participación de gobiernos que también son parte también de este proceso de corrupción. “Para que exista trata de personas tiene que haber tres elementos: personas movilizadas o reclutadas, se utilizan distintos medios para ese reclutamiento y hay un fin de explotación”, señaló Prego. Al respecto, agregó que la trata de personas se prolonga en el tiempo mediante la utilización de distintos mecanismos de control como amenazas a la familia o el entorno de la persona, o el sentimiento de que existe una deuda que tiene que ser saldada.

Para Prego, es necesario crear políticas públicas para abordar el tema a través de la prevención, generando información, por ejemplo con la elaboración de folletos que luego se le entreguen a quienes llegan al país para que sepa a dónde dirigirse en caso de necesitar ayuda. De todas formas, la socióloga señaló que también se deben abordar los problemas estructurales que generan desigualdad de género o etarias. En suma, dijo que es fundamental que la víctima reciba una respuesta adecuada ante esta problemática, a partir de una mirada integral que tenga en cuenta sus derechos en relación a la salud, el acceso a la educación, a la cultura o al trabajo.

Pilar Uriarte, integrante del colectivo Idas y Vueltas, que apoya a migrantes, consideró que las restricciones al sistema de visas no son el camino para garantizar el acceso a derechos, y en cambio se debe apelar a políticas positivas que garanticen el acceso a derechos. A partir de algunos relevamientos que realizó su organización, Uriarte afirmó que “la gran política migratoria a la que refiere el Uruguay es la documentación, que es el único ámbito donde el Estado uruguayo tiene acciones concretas, monitoreadas, evaluadas, y en este tema tiene muchos agujeros”. Según añadió, Uruguay tiene un “trámite de respuesta rápida” que “debería llamarse trámite respuesta lenta porque la primera cita para comenzar el papeleo para la residencia demora de ocho a doce meses”.

La integrante de Idas y Vueltas planteó que muchas personas entran a Uruguay en forma irregular por no tener la documentación necesaria, como el caso de muchos cubanos, que “vienen sin visa, que es casi inalcanzable” para ellos. Por ejemplo, esta situación genera que los extranjeros no puedan acceder a la cédula de identidad uruguaya ni tampoco a instituciones educativas o a inscribirse al Banco de Previsión Social (BPS).

Duele la diferencia

Juan* llegó a Uruguay desde México, es especialista en violencia y además es periodista. Según dice, contar con la cédula de identidad no garantiza nada. “Ha sido muy difícil para mí la estadía en Uruguay”.

Andrés* llegó en 2016 a Uruguay desde Venezuela, y cuenta que su trámite de residencia demoró ocho meses. Su primer empleo fue como guardia de seguridad en una empresa privada. Fue uno de los afectados por la estafa del Fondo Nacional de Salud que se descubrió el año pasado, de la que logró darse cuenta cuando ingresó a la empresa de seguridad. Ante esta situación decidió realizar una denuncia en el BPS y no tuvo una buena experiencia con el tratamiento que recibió en relación al caso. “Cuando fui a declarar, me sentí el criminal, me trataron horrible, hasta que los policías me preguntaron cuál era mi trabajo en Venezuela. Mi respuesta fue que era ingeniero industrial y docente. Ahí todo cambió, casi me ofrecen las arepitas y el cafecito”, recuerda.

Ahora su situación laboral cambió y se encuentra dando clases de matemáticas a nivel terciario. Cuando termina de contar su historia se lleva la mano al pecho sobre el lado izquierdo y dice: “Gracias Uruguay, de verdad”.

*Los nombres fueron cambiados para proteger la identidad de la persona.

Sadia Baudino

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