
Están casi todos prontos, ocupando el ancho de un carril de Avenida Italia y casi una cuadra de largo. Son varias las banderas que se observan; sindicatos de trabajadores, gremios liceales, organizaciones políticas y sociales. Mientras habla por teléfono, una señora es fotografiada. El motivo es el cartel que cuelga de su cuello que ironiza con la frase: “para muestra basta un botón”, junto a varias fotos de Eleuterio Fernández Huidobro.

Antes de salir, se realiza un breve repaso histórico que ilustra lo que fue la huelga y un homenaje a los trabajadores del Clínicas. La propuesta consiste en recordar que el 27 de junio de 1973, ni bien se supo que Juan María Bordaberry había disuelto las cámaras, la respuesta de trabajadores y estudiantes fue inmediata: ocuparon fábricas, hospitales y centros de estudio para resistir al golpe de Estado. El vocero relata que en esos 15 días que duró, el Hospital de Clínicas fue “uno de los grandes bastiones de la resistencia”, ya que recibía a los heridos por la policía y los militares. Explica también que al encontrarse bajo el control de sus trabajadores, no solo atendían a los convalecientes sino que también los protegían de las autoridades, no permitiéndoles, a pesar del hostigamiento, el ingreso al edificio. Según documentan los diarios de la época, una pancarta gigante colgaba de la fachada con la inscripción “Hospital ocupado”.
La marcha comienza. Se dirige hacia el local sindical de la Asociación de Funcionarios del Casmu (AFCASMU) por la calle Garibaldi. El motivo, según explicó antes Irma Leites, dirigente de Plenaria Memoria y Justicia, se debe a que fue uno de los primeros en ser recuperados en democracia y a que tiene un gran valor simbólico, ya que constituyó uno de los espacios donde se gestó la conformación del PIT (posterior PIT-CNT).
Los presentes entonan canciones de protesta y cada tanto alguna “bomba brasilera” provoca el susto de algunos desprevenidos. Una señora lleva una lista de cánticos en sus manos y grita con particular emoción cuando toca el turno de ” Huidobro, basura, vos sos la dictadura”, que es una de las tantas del repertorio que cuestionan al ministro. Casi inmediatamente un estudiante le dice a otro: “tenemos que cantar contra el gobierno, no solo contra el Ñato”, pero al parecer esa canción aún no ha sido compuesta.

Un padre le enseña a su hijo la canción “se escucha, se escucha, arriba los que luchan“, quien al cantarla, con su voz aguda, conmueve a los marchantes. Mientras, un militante trata de explicarle a unos curiosos turistas asiáticos, con palabras exageradamente gestualizadas, la dictadura uruguaya y las reivindicaciones de la marcha.
Se llega así al liceo 8. A pesar de ser la penúltima parada antes del Ministerio de Defensa Nacional (MDN), al situarse en frente, genera que algunos manifestantes ya se detengan. Es en ese momento que una señora escribe con aerosol en el asfalto de la Avenida 8 de Octubre la frase “Huidobro traidor” y “fuera tropas mercenarias de Haití“. Algunos carteles de detenidos desaparecidos son colgados en las vallas que rodean el ancho del edificio.
El liceo fue elegido como homenaje a Santiago Rodríguez Muela, estudiante que murió allí en manos de la Juventud Uruguaya de Pie (JUP), mientras cuidaba la puerta en una asamblea. Quienes presenciaron su muerte relatan que el que le disparó exclamó: “lamento haber gastado una bala“. Aún nadie ha sido responsabilizado por ese homicidio.
Con la avenida cortada, los voceros de la Coordinación 27 de junio, quienes convocaron a la manifestación, pasan a leer la proclama final. En ella predomina el rechazo al ministro, se lo acusa entre otras cosas de pretender “lavarle la cara a las Fuerzas Armadas”, haber promovido el desplazamiento de la jueza Mariana Motta, impedir que investiguen en los cuarteles y no entregar la información que su cartera posee. Denuncian que ha perdido legitimidad y en varias oportunidades se formula la pregunta: “¿quién lo sostiene?”. El discurso denuncia también que el ministro en los 42 años que han trascurrido “se sentó a pactar una y otra vez con los militares”.
Por otra parte a través de la proclama se propone el debate del papel actual de las Fuerzas Armadas (FFAA), se explica que hoy se pagan los sueldos de casi 25 mil personas “destinadas a una guerra que nunca van a pelear” y se denuncia cómo el interior del país ha sido planificado para que el trabajo de militar sea una de las pocas opciones laborales. Se cuestiona además a las Misiones de Paz y el hecho de que Uruguay sea el país de América Latina con mayor cantidad de efectivos militares en relación a su población. La vocera reclama: “No solo son 25 mil tipos que superan el presupuesto de la salud y la enseñanza, sino que también parasitan el presupuesto de esta última, ya que de ahí sale la plata para los liceos militares”.

Los presentes se van dispersando, la gran mayoría de las conversaciones tratan sobre la salida del jerarca y muchos se ríen al imaginárselo leyendo el próximo lunes “Huidobro traidor“, en plena calle 8 de Octubre. Una señora afirma enojada: “los carteles los sacarán, pero lo de traidor lo va a tener que ver hasta que se vaya”.
Daiana García