Cien trabajadores que no aceptaron el despido de Ecolat mantienen el conflicto en Nueva Helvecia. Fto: portallechero

En medio de manipulaciones, sospechas y desconfianzas, la situación en la planta lechera de Ecolat en Nueva Helvecia es incierta. Aún hay 100 trabajadores que se niegan a firmar el despido y que tienen montada frente a la fábrica una especie de “campamento” desde el cual vigilan para que miembros del peruano Grupo Gloria no retiren la maquinaria de la planta. Todavía no tienen una respuesta concreta de los dueños de la firma; no saben si están esperando a que se venza el plazo para que ellos firmen los despidos e irse definitivamente o si una vez que venza el plazo tienen la intención de reabrir, pero con otros empleados. El 8 de junio, durante el Consejo de Ministros, el presidente Vázquez afirmó que “hay que pedirle a esta empresa que se expida; si va a seguir o no va a seguir”.

Los 100 trabajadores que siguen sin firmar el despido hacen guardias de dos horas de lunes a sábados desde la carpa frente a la fábrica. También tienen una “olla popular” que mantienen con una canasta mensual que les manda el Pit-Cnt; a su vez, la central de trabajadores les envía una ayuda económica mensualmente (que la obtienen de la colaboración de los distintos sindicatos), suma que es dividida entre los 100 trabajadores que hacen “guardia”.

Por otra parte, el sindicato de la empresa logró, hace alrededor de un mes, que el gobierno les diera “los seguros de paro especiales (…) que es una prórroga del seguro por 4 meses más para los compañeros que ya se les terminaba el seguro. Para nosotros es bueno porque tenemos una entrada de dinero en nuestras casas que es segura, pero no es lo que nosotros queremos”, dijo Cristian Velázquez, presidente del sindicato a Sala de Redacción.

Así, los 400 empleados que fueron despedidos en febrero e incluso los que firmaron un despido incentivado, están incluidos en este seguro de paro especial, que los cubre por un año: “Yo y mi marido trabajábamos en Ecolat, entonces entre los dos actualmente tenemos un seguro de 50.000 pesos (…) además, como yo no he firmado el despido y voy a hacer las guardias de 2 horas, recibo 5.000 más por mes (…) Antes, cuando éramos más los que no habíamos firmado, nos tocaban 2.000 pesos a cada uno”, declaró a Sala de Redacción una ex empleada de la empresa, que prefiere quedar en el anonimato.

En diálogo con SdR Velázquez aseguró, con respecto a las declaraciones de Vázquez en el Consejo de Ministros, que “Tabaré es el único que puede hacer algo por nosotros, y ésta es la señal que necesitábamos para saber que el gobierno realmente está interesado en el tema”. Velázquez había declarado días antes a SdR que el gobierno “tendría que haber actuado mucho antes, porque nosotros venimos con este problema desde noviembre”.

El inicio

En 2012 el Grupo Gloria compró Ecolat por 36 millones de dólares al grupo venezolano Maldonado. Grupo Gloria es peruano y tiene operaciones en Colombia, Ecuador, Bolivia, Argentina y Puerto Rico.
En noviembre de 2014, cuando se produjo una baja importante de los precios internacionales del mercado lácteo, la situación de Ecolat comenzó a complicarse. Ante esta situación, los dueños de la empresa plantearon una reestructura que comunicaron al gobierno, pero de quien no obtuvieron respuesta: de los 400 trabajadores empleados por la fábrica, sólo necesitaban 150, argumentaba la empredsa, teniendo en cuenta que para procesar 1.000 litros de leche se necesita a una sola persona y en esos momentos a la planta entraban alrededor de 160.000 litros, por lo que más de la mitad de los trabajadores estaban “sin trabajo”. Un ex empleado de Ecolat contó a SdR que “ahí adentro no se trabajaba; de las 8 horas, 7 se estaba al pedo”.
Ante la falta de respuesta del gobierno y ante la situación interna de la empresa que cada vez era más difícil (según había declarado el vocero de Grupo Gloria al diario El Observador, la cadena de mando dentro de la empresa se rompió) los empresarios empezaron a amenazar con cerrar; según un ex empleado de Ecolat “los peruanos amenazaban pero nunca cerraban. Igual, esta situación se veía venir, trabajar en la fábrica ya era insoportable, era una batalla campal entre el sindicato y los jefes”.

Finalmente, el 4 de febrero de 2015, los dueños de la firma seguían sin obtener respuesta alguna del gobierno ante el planteo de la reestructura, y la fábrica cerró, dejando a 400 personas sin trabajo, lo que, según Velázquez, es un golpe duro para Nueva Helvecia.

Sospechas
El conflicto se desató cuando la empresa comenzó a recibir menos leche, de modo que resultaba innecesario contar con tantos empleados. No queda tan claro, en cambio, cuales son los motivos que llevaron a esta disminución en la entrada de leche a la planta; para Velásquez, esto fue provocado por la propia empresa. “Tenemos mails de productores que dicen ‘la empresa me está presionando para que deje de emitir a Ecolat’. Lo que hicieron fue bajar 1 peso el litro a los productores y con esto provocaron una corrida de los mismos. Automáticamente bajaron otro peso y quedaron 2 pesos por debajo de lo que pagaba Conaprole y otras empresas y los productores se fueron”, aseguró el presidente del gremio en entrevista con SdR.
Problema regional
Lo que más preocupa a los empleados es mantener el trabajo, de eso no hay dudas. Si la empresa decide permanecer cerrada definitivamente, los empleados deberán buscar trabajo en otros lugares, y ante esta perspectiva no hay demasiado optimismo. “En el pueblo de Nueva Helvecia, 400 personas sin trabajo se va a sentir. De hecho ya se está sintiendo. Pero como tenemos el seguro se va disimulando. Cuando no tengamos más el seguro y haya 400 familias sin trabajo, ¿a dónde van a ir a trabajar? No hay trabajo acá”, explicó Velázquez, y agregó que las industrias lácteas más cercanas a la ciudad están en Ecilda Paulier o Juan Lacaze, lo que implicaría que se tendrían que trasladar para poder llegar al trabajo.

Además, a este problema deben sumarse la mala imagen que el resto de los ciudadanos tiene de los trabajadores de Ecolat, tal como indicó Velázquez. Al ser consultado sobre la denuncia sobre mal comportamiento de los trabajadores dentro de la empresa, el presidente del gremio admitió que había gente que no se comportaba de la mejor manera, pero que era gente “puntual”. “Yo no voy a desmentir que había gente que hacía cualquier cagada. Hay gente que faltaba, hay gente que se iba al comedor dos o tres horas. Pero la culpa no es de las 400 personas. Una manzana podrida te pudre el cajón”, manifestó, y agregó que la culpa de que la sociedad neohelvética no los vea de la mejor manera es de ellos. “Si yo vengo en el turno de la noche y me acuesto a dormir y después voy a la ciudad y digo ‘yo no hago nada, me paso durmiendo’, ¿de quién es la culpa? Mía, por salir a decir a la calle las cosas que hago mal. Pero no son 400 personas las que dormían o faltaban, o robaban. Son personas puntuales y la empresa tampoco hizo nada al respecto”.

Hay empresas en la ciudad que se niegan a contratar a personas que hayan trabajado en Ecolat. Para Velázquez, esto es consecuencia de la conducta de aquellos pocos que con sus acciones terminan perjudicando al resto; pero Velázquez también cuestiona a los ciudadanos de ser injustos con ellos. “Creo que mucha gente de Nueva Helvecia es egoísta con nosotros en sus opiniones. Nosotros hemos colaborado con escuelas, con comedores, pero esas cosas no se ven. (…) No podés meter todo en la misma bolsa. No podés decir ‘los de Ecolat son todos unos vagos’. Además, desconocen cómo es adentro de la planta. Ojalá que en algún momento cambie la cosa”.

No solo regional

Según contó Velázquez a SdR, no es la primera vez que Grupo Gloria se instala en un país, cierra y vuelve a abrir pero con gente nueva, dejando sin trabajo a los empleados: “En Santa Fe ya hicieron algo así. Compraron una planta, la cerraron durante un año y la abrieron con gente nueva. El beneficio es que arrancan de cero. No hay sindicato ni categorías. Es más, ellos promueven que no se afilien a los sindicatos”.

A su vez, Velázquez contó que en Perú los trabajadores también han tenido y tienen miles de conflictos con estos empresarios. Así, el sindicato de trabajadores de Grupo Gloria en Perú (SINATOG) ha manifestado recientemente a través de su página de Facebook (Sindicato gloria Sinatog) estar en conflicto reclamando salarios más justos y que la empresa les permita llevar cajas de leche para sus familias.

En lista de espera

Velázquez aseguró que, pase lo que pase con la empresa, los peruanos se queden y decidan reabrir o se vayan y venga otra empresa, ellos pretenden quedar en una lista para, ante cualquier situación, ser los primeros en ser llamados para trabajar. Además dijo que “estamos intentando hacer una bolsa de trabajo con la Cámara de la industria láctea para que, cuando haya algún llamado, nos busquen a nosotros porque tenemos experiencia en la industria. Va a ser más fácil para ellos tomar a alguien que tenga experiencia en la industria láctea que llamar a alguien que no tenga ni idea”.
Velázquez asegura que en caso de reabrir, muchas personas de Nueva Helvecia se van a presentar para trabajar en la fábrica: “No nos olvidemos de que nosotros teníamos los sueldos más grandes del pueblo”.
Soledad Gago / Gonzalo Hernández

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