Escolares con sus ceibalitas en una escuela rural (Archivo, 2009). Foto: AFP / MIGUEL ROJO.

La educación, en boca de todos en estos momentos de comienzo de clases, de violencia hacia los docentes, de luchas por mayor presupuesto, no se suele asociar con los pormenores de una educación en el medio rural, lejos de los problemas que se enfrentan en la capital.

SdR visitó la Escuela 39 de Canelones que se encuentra en Piedras de Afilar entre la ruta 9 y la Interbalnearia, donde se trabaja en modo de multigrado. Este tipo de dinámicas está contemplado por ANEP para mejorar el nivel en escuelas y medios rurales e implica la convivencia de niños de diferentes niveles de desarrollo educativo en una misma aula.

Al encontrarse apartada del pueblo, la escuela parece un dejo de civilización inmerso entre tanto verde. El entorno es muy amigable, el espacio para recreación es amplio y la naturaleza predomina. A lo lejos, un aljibe da una guía de lo que se puede encontrar dentro de la escuela, un anclaje a un tiempo de antaño. Esta escuela cumple en mayo 132 años: fue la primera escuela mixta de este tipo en el Interior.

Paola Yaco, maestra de la escuela, explicó en conversación con SdR que el multigrado colabora con el desarrollo cognitivo de los alumnos y el conocimiento de unos y otros se complementa. Paola, que se desempeñó como maestra durante seis años en una escuela urbana, plantea que en la escuela rural se da un fenómeno de inclusión de la comunidad en la órbita escolar, algo que no pasa en las ciudades grandes. La comunidad participa en las jornadas que realiza la escuela: las pintadas, los actos por fechas patrias y otros eventos que allí se organizan. Es un lugar de reunión para quienes allí habitan.

También se destaca la cantidad de niños en este establecimiento, donde asisten un total de 19 alumnos y la dinámica de multigrado permite que existan dos clases. A la hora de planificar, Paola señala que no siempre se cumple con lo pactado porque el funcionamiento en el aula es más espontáneo y no tan ajustado al programa. Se guía mucho el aprendizaje por el interés que se despierte en los niños.

En este contexto, una de las clases de la escuela planifica realizar un proyecto sobre aves y varios de los chicos quisieran trabajar con animales, por ejemplo, con caballos. Al consultar a los alumnos se destaca un interés por el entorno natural , mientras juegan sin inconvenientes al fútbol o se tiran por un tobogán. Los niños participan activamente en la escuela porque lo toman como “su lugar”, explicó la maestra.

Otra de las integrantes del equipo es Niria Hidalgo, cocinera y auxiliar de la escuela, quien se encarga de realizar tareas de limpieza y de la alimentación de los niños. Es una escuela con contexto económico medio-bajo y al ingresar se divisa al final del pasillo el sector del comedor, donde la cartelería sobre buena alimentación toma protagonismo. Niria expresa que el comedor es primordial en la escuela, al igual que Paola, quien establece que también es importante para la adquisición de hábitos.

Los niños se muestran muy entusiasmados por el desarrollo de actividades extracurriculares dentro del programa Campamentos de ANEP, que busca la integración de niños de distinto contexto, tipo de escuela y medio. Los alumnos de esta escuela participaron en el programa del 8 al 10 de abril pasados.

Hoy, según datos de ANEP, funcionan en Canelones un total de 44 escuelas rurales, 25 son unidocentes y 19 pluridocentes. ANEP expresa en su sitio web que en ese departamento funcionan también el Centro Educativo Rural (CER), uno de los Centros de Pasantía y el Centro Agustín Ferreiro, además de cuatro agrupamientos escolares rurales, tres de ellos ya muy consolidados. Concurren 1.027 niños a las escuelas rurales, trabajando en ellas un total de 72 maestros.

Moriana Alberro

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