COMO UN BALDAZO DE AGUA FRÍA
Todos los personajes siguen la misma dinámica: mencionan a la persona que los nominó, desafían a tres más y se someten a que les tiren, o en ocasiones se tiran ellos mismos, un balde agua fría. En algunos casos con cubos de hielo adentro. Luego deben donar diez dólares a la causa. Aquellos que no aceptan el reto donan cien.
¿Por qué hacen eso? ¿Con qué finalidad? ¿Por qué se tiran baldes de agua fría y no hacen otra cosa? Son algunas de las preguntas que surgieron cuando los videos comenzaron a virilizarse en las redes y a tener repercusión en los medios de comunicación.
El proceso es el actualmente conocido como “Ice Bucket Challenge”, un desafío que tiene como finalidad ayudar a concientizar y a la recaudación de fondos para la enfermedad conocida como ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), afección neurodegenerativa que debilita los músculos, genera pérdida de movilidad en extremidades y provoca dificultades para hablar, respirar y tragar. La enfermedad no tiene cura, pero sí hay diversos tratamientos y acompañamientos terapéuticos que pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes.
La idea de que el balde contenga agua fría, preferentemente con cubos de hielo adentro para que este más fría aún, se debe a que según las personas afectadas, la sensación de sentir el agua helada en el cuerpo es muy similar a los síntomas que poseen quienes padecen la enfermedad.
El comienzo. Hace dos años, al ex jugador universitario de béisbol, Pete Frates, de 29 años, le diagnosticaron ELA. El 7 de agosto, en la plaza Copley de Boston 200 personas se juntaron para tirarse un cubo de hielo encima para recaudar dinero y que la gente sepa de la existencia de esta enfermedad que no tiene cura ni tratamiento. Dicho encuentro en Boston fue el puntapié inicial para esta movida solidaria, que años después fue retomada y popularizada debido a la intervención de las celebridades mundiales.
Llegó a Uruguay. Las figuras de nuestro país también se adhirieron a la propuesta. Futbolistas como Diego Forlán, Luis Suárez o Fernando Muslera fueron algunos de los que se sumaron. En el ambiente de los comunicadores, las posiciones frente al desafío fueron opuestas. Algunos decidieron realizar el reto mientras que otros decidieron no hacerlo y limitarse a donar el dinero.
Sala de Redacción se contactó con dos comunicadores que son reflejo de las diferentes posturas. Por un lado Alejandro Figueredo, quien realizó el desafío, y por otro lado, César Bianchi, quien decidió no hacerlo.
Alejandro Figueredo supo de la existencia del Ice Bucket Challenge a través de las noticias unos cuantos días antes de que le llegara la nominación. “Mi primera reacción fue la de no cortar la cadena, sabiendo la importancia que tenía el hecho de propagar el mensaje”.
Para Figueredo la idea de arrojarse un balde de agua fría fue muy ingeniosa ya que se recurrió a personajes famosos que fueron quienes le dieron un gran impacto a la campaña. Sumado a eso considera “injusto” que la iniciativa sea mal juzgada, ya que de alguna manera se convirtió en una herramienta para que mucha gente escuchara hablar de una enfermedad que seguramente desconocían.
Lo importante para el comunicador fue que se conoció la enfermedad y en muchos casos se tomó conciencia. También fue destacable la recaudación de dinero.
En cuanto a las críticas que se realizaron por el gasto “innecesario” de agua, Figueredo cree que es una idea demasiado rebuscada. “La mayoría de las críticas son provenientes de gente que seguramente no deja de lavar su auto pensando en el agua que falta en ciertos lugares”.
César Bianchi, por su parte, fue nominado en cuatro ocasiones. Por Luis A. Carballo, al aire en su programa “Algo Contigo”, por Cloudya Esther, una periodista uruguaya que trabaja en Estados Unidos, por la comunicadora Elsa Levrero, quien le consultó para nominarlo (Bianchi le transmitió que prefería que no lo tuviera en cuenta) y por el ex participante de Gran Hermano, Fabricio Chaves.
Decidió no aceptar el desafío porque entendió que podía causarle más críticas que elogios, que sería contraproducente y no le aportaría nada a la imagen o perfil de comunicador que le interesa construir. Y que lo importante era lo otro: la donación. “No sólo doné, sino que divulgué el sitio web de la entidad uruguaya que atiende el ELA en el país y sus formas de colaborar. Me parece que ahí sí es donde los comunicadores podemos aportar nuestro granito de arena. El balde de agua con el hielo es sólo anécdota, es accesorio. Lo importante es lo otro”.
Para el comunicador, la concientización se logra brindando más información y divulgando historias de vida de gente que lo padece.“Compartí en Twitter y Facebook artículos que daban cuenta que tanto en Uruguay (El Observador) como en Colombia (diario El Tiempo) muchos famosos se habían tirado el baldazo de agua y hielo, pero las organizaciones que debían recibir las donaciones, no habían recibido nada. Lo artificial prima por sobre lo importante”.
Para Bianchi, no existe convicción ni apoyo moral en la causa. “Lamentablemente, creo que es una moda”.
Una mirada sociológica. SDR consultó al sociólogo Álvaro Gascue, quien considera que este desafío se diferencia de otros tantos que circulan en la red ya que posee como elemento distintivo la participación de personas que son “referentes en Internet”, como es el caso de Mark Zuckerberg, fundador de la red social Facebook.
Esta causa, según el sociólogo, ayuda a la concientización, ya que la gente, al ver personajes famosos en la campaña, se interesó por saber lo que hacían y así conocieron la enfermedad, que hasta entonces era masivamente ignorada.
En relación a la recaudación, Gascue cree que la iniciativa ayudará a recaudar dinero porque muchos de los que participan son “líderes de opinión” acaudalados que van a hacer donaciones muy por encima de los cien dólares.“Diez mil dólares para ellos es un vuelto”.
Si bien considera que se corre el riesgo de que los receptores tomen el mensaje sin saber cuál es la finalidad de fondo, para el docente “peor es nada”, ya que esta propuesta genera un acercamiento, sobre todo con los jóvenes, quienes no tienen demasiado contacto con enfermedades, según aclara. A su vez, sostiene que para darle un cierre final a la actividad, habría que darle un vuelco hacia todas las enfermedades con características similares.
Consultado sobre si existe una verdadera convicción en esta iniciativa o si se trata solamente de una moda, el sociólogo separó a los famosos en dos grupos. Por un lado aquellos que lo hicieron por convicción, ya que son individuos que tienen representación pública y no necesitan hacerse famosos.“No necesitan ir a un talk show para hacerse famosos ni concluir en el programa de Tinelli”. Por otro lado distingue a un grupo medio, conformado por gente menos importante pero con cierta notoriedad, que quieren “la promoción personal”. Es el grupo de los “oportunistas”.
Para concluir, Gascue opinó sobre las críticas que circularon en relación con el gasto “innecesario” de agua que para algunos conlleva esta actividad. “Es absurdo el argumento, hay pérdidas de agua y cambios de clima que son extremadamente más importantes que lo que se pueda utilizar para tirarse agua encima”.
Para bien o para mal, el “Ice Bucket Challenge” lleva recaudados unos 100 millones de dólares para combatir la Esclerosis Lateral Amiotrófica.
Ana Rodríguez
http://youtu.be/8YgHFftjaD8