“Ejército Nacional 1811-2011, 200 años”. Esto es lo que se lee en los muros de varios complejos militares en la capital y en el interior del país. Es esto lo que aparece reiteradamente cuando en cualquier buscador de internet usted escribe “Ejército Nacional uruguayo”. Es esto lo que aparece cuando se ingresa a la web del Ejército.
El mensaje es claro, las Fuerzas Armadas uruguayas están celebrando su aniversario número 200.
Tal parece, la fiebre del bicentenario es contagiosa. La mayoría de los pueblos latinoamericanos festejaron entre 2010 y 2011 los 200 años de la Independencia de sus respectivas madres patrias. No es el caso de Uruguay, cuya independencia fue declarada el 25 de agosto de 1825. Sin embargo, el pueblo oriental se ha visto envuelto en la celebración del bicentenario del “comienzo de la gesta emancipadora”, que toma como punto de partida la Batalla de las Piedras que tuvo lugar el 18 de mayo de 1811.
Con esta excusa es que las Fuerzas Armadas uruguayas también decidieron que 2011 fuera el año de su bicentenario y celebraron, junto con los 200 años de la Batalla de las Piedras, los 200 años del Ejército. Claro está que es este un acto meramente simbólico, dado que el Ejército uruguayo como tal fue creado mediante un decreto de ley que data del 27 de febrero de 1830.
Tomando como premisa fundamental este dato histórico percibimos claramente que la resta entre 1830 y 2011 no da 200. Es claro también que aquel Ejército que luchó al mando de Artigas en Las Piedras y derrotó a las fuerzas españolas aquel 18 de mayo, no es el mismo que conformó en 1830 el batallón de cazadores, los tres regimientos de caballería, la brigada de artillería y la escolta presidencial que dieron origen a las Fuerzas Armadas. Y no lo es porque este ejército del ’30 estuvo bajo el mando de Rivera, el mismo Rivera que desobedeció las órdenes y traicionó a Artigas.
Tampoco es este Ejército, que luchó contra la dominación española en pos de la libertad, de la justicia y de la soberanía, el mismo Ejército que torturó, asesinó y desapareció a mujeres, hombres y niños, pertenecientes a un mismo pueblo, sólo por pensar diferente. Ni es éste el mismo Ejército que hoy oculta información vital para el esclarecimiento de crímenes cometidos durante el “proceso cívico militar”, así como tampoco es éste el mismo Ejército el que también hoy decide callar ante los pedidos de VERDAD y JUSTICIA.
En el acto realizado en Las Piedras, el pasado 18 de mayo, el presidente Mujica llamó a la reconciliación entre el pueblo y el Ejército; instó al pueblo a dejar atrás el odio y el resentimiento y a no transmitírselo a las nuevas generaciones; pero para lograr esto hace falta ensamblar varias piezas de la historia nacional que todavía están sueltas, no podemos pretender borrar con el codo lo que supimos escribir en el pasado, ni echar tierra sobre la realidad.
Fue un buen ensayo, pero para el bicentenario todavía les falta transitar 19 años más a las Fuerzas Armadas. Mientras esperan pueden hacerle el mejor regalo al pueblo uruguayo: decir la verdad que tanto se han empeñado en ocultar.
Bruno Giordano