Natalia Uval nació en una casa donde el contacto con diarios era común y escuchar radio todos los días era parte de la vida cotidiana. Su primer acercamiento al periodismo -sorpresivamente- fue en el deportivo, pero a sus 16 diversificó sus intereses, que la guiaron hasta hoy. Su carrera periodística comenzó en 2004, cuando escribía en un suplemento agropecuario en El Observador. Poco tiempo después, a comienzos de 2006, supo que se abriría un medio nuevo, llamado La Diaria, en el que ha trabajado desde su fundación hasta el presente. Allí, se desempeñó como periodista y editora de la sección Política, como editora de investigación y de opinión, y, desde hace dos años, ocupa el cargo de directora periodística. Además, Uval es doctora en Comunicación por la Universidad Nacional de La Plata y docente en la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República, su alma máter.

El punto de partida 

Un hecho periodístico puede tratar sobre diversas temáticas y problemáticas pero, en primer lugar, según Natalia Uval, tiene que ser algo novedoso. Esto puede ser “algo que no se haya dicho antes”, pero también puede ser algo que se diga de una forma nueva. En esta línea, la periodista explica que, a veces, la riqueza de una nota no está tanto en la novedad de su información, sino en “la manera de ordenarla o recopilarla”.

Por otra parte, Uval destaca que, para que algo sea noticia, tiene que ser de interés general para la población. Según la docente, esta variable no implica solamente considerar “cuánta gente podría llegar a consumir la nota”, sino que también hay que evaluar “en qué sentido aporta para la formación de ciudadanía”. Para Uval, la contribución social del periodismo es una dimensión “que no deberíamos descuidar”, ya que el periodismo es un servicio que existe “para que la gente esté informada, para que pueda incidir en la vida pública y tomar mejores decisiones”. Pero, a su vez, advierte que un periodista no tiene que creerse con el derecho de dictaminar lo que la gente merece saber, y postula que este dilema es “objeto de discusión permanente en las redacciones”.

Hay que leer 

La periodista considera que existen dos grandes tipos de textos escritos como fuente para el trabajo del periodista. El primero es “toda la base documental de la que te nutrís para conocer sobre un tema”, algo que valora como “fundamental”. Esto incluye todo tipo de materiales: legales, científicos y judiciales, aunque también “son muy importantes las notas de prensa anteriores”. Para Uval, al encarar una nueva nota, “tenemos la obligación de buscar qué salió antes sobre el mismo tema, por lo que leemos muchas notas de prensa”.

El segundo tipo de texto es el que “utilizamos como prueba, más al estilo de la Justicia”. Como ejemplo menciona las notas publicadas por La Diaria sobre los chats privados de Alejandro Astesiano, ex custodio del presidente de la República Luis Lacalle Pou, que se conocieron en el proceso de su formalización por parte de la Fiscalía General de la Nación. Uval explica que “no tiene el mismo peso” citar a un integrante de Fiscalía que diga que Astesiano dijo algo a “tener el chat en sí”, y por eso “nosotros siempre buscamos fuentes documentales que prueben los hechos que afirmamos”.

Como contracara de lo anterior, la periodista advierte que tenemos que ser cuidadosos porque “hay veces en las que las fuentes documentales no prueban nada”, y pone como ejemplo la filtración de cables diplomáticos de un embajador en el caso llamado Wikileaks. Allí, la fuente documental estaba “al mismo nivel que la fuente testimonial” porque se trataba apenas de opiniones de diplomáticos y no de hechos.

Por ello, Uval remarca la importancia del trabajo periodístico de chequear la veracidad de aquello que contienen las fuentes documentales, ya que “no todas valen lo mismo”, y recuerda que “hoy en día se falsifican un montón de documentos”, por lo que hay que tomarlos con cautela.

Lo que sí y lo que no

La directora de La Diaria visualiza varias características que hacen a un buen texto periodístico. La primera es que sea llamativo, “ya sea por la información que presenta o por la forma en que está escrito”. Agrega que tiene que ser ameno y provocar las ganas de seguir leyéndolo, ya que puede tratarse de una noticia valiosa, pero que si el texto no es atractivo, “seguro no lo lea nadie”.

La segunda característica es que el texto tiene que ser preciso y claro para “no obligar al lector a volver para atrás o a preguntarse cosas que no quedan claras”. Algo que, a su vez, va de la mano a otra consideración: la honestidad. Para Uval, es fundamental entregar un texto en el que no haya información manipulada ni oculta y que no trate de “hacer prevalecer los prejuicios del periodista o sus opiniones”.

Por último, la periodista destaca la importancia de escribir un texto que contenga información valiosa, novedosa, con aportes sustanciales.

El rol principal

Natalia Uval no duda al afirmar cuáles son las características que se tiene que tener para ser un buen periodista. Habla de la persona curiosa y no dogmática, aquella que busca más allá de lo que ve y se plantea interrogantes porque sabe “que las cosas son más complejas de lo que parecen”.

Las ganas de saber y la curiosidad que le gana al querer convencer, son puntos que Uval entiende como fundamentales, a los que agrega la sensibilidad, la capacidad de “sentir lo que sienten otros seres humanos”. Esto puede o no reflejarse en el texto, pero tiene que estar presente en el hacer del periodista. Para Uval “hay cosas que se entienden más con las emociones y otras más con la razón”, y una persona sensible logra entender mejor la realidad.

Para nombrar un punto crucial para ser bueno en esta profesión, Uval cita al periodista y escritor argentino, Tomás Eloy Martínez, que afirma que la función del periodista no es ponerse a juzgar a nadie, pues el periodista no es un juez, “eso corre por cuenta de cada persona”. Lo fundamental “es contar de la forma más fiable y más certera lo que está pasando” para dar lugar a que el lector saque sus propias conclusiones.

Uval también evoca otras características del periodista como trabajador: “un buen periodista es una persona que tiene pasión por su trabajo, y cuando trabajás sin pasión, se nota”. Además, es fundamental  tener constancia, no rendirse ante las dificultades en la búsqueda de información y “ser careta, no tener miedo ni tener timidez”. Tal vez por ello, Uval considera que hay perfiles que no son tan buenos para el periodismo, y entre ellos incluye a aquellas personas que son demasiado respetuosas de las autoridades o de quienes que ocupan cargos de poder.

Por último, la periodista destaca el valor de la honestidad intelectual y la responsabilidad: aquel que trabaje en este rol tendrá que “ser consciente del poder que maneja” y ser muy cuidadoso, “lo que no quiere decir temeroso”.

Y ahora, ¿qué?

Cuestionada por la actualidad, la digitalización de la prensa y el nuevo paradigma de periodismo “las 24 horas del día”, Uval entiende que los medios “tenemos que estar continuamente adaptándonos a las políticas de las redes sociales” para que nuestros productos lleguen a más lugares.

Sofía Dri y Lucía Pereira

Esta serie, titulada “Detrás de las noticias”, reúne entrevistas a cuatro periodistas uruguayos. El objetivo es presentar a los lectores interesados en el quehacer periodístico los valores y prácticas que guían su labor cotidiana en medios escritos. El trabajo deriva del proyecto de investigación “¿Cómo leen los periodistas?”, financiado por la CSIC, y los textos que se incluyen fueron elaborado por los tutores de Sala de Redacción Rosina Arcos, Kassandra Carbonari, Sofía Dri, Lucía Pereira, Emiliano Santucho y Lucía Silveira, con la orientación de las profesoras Betania Núñez y Amanda Muñoz de la Sección Académica Periodismo y Damián Díaz de la Sección Académica Lenguas y Estudios sobre el Lenguaje.

FacebookTwitter