Este 7 y 8 de octubre se celebró un nuevo Día del Patrimonio. Este año el Ministerio de Educación y Cultura decidió consagrarlo bajo la consigna de “Constructores de Escuelas y Liceos”. Es así que se rindió homenaje a tres arquitectos vinculados a la arquitectura de la enseñanza: Alfredo Jones Brown, proyectista de sedes de enseñanza y autor del Reglamento de Construcción de Edificios Escolares del Ministerio de Obras Públicas. El segundo arquitecto es Juan Antonio Scasso, autor de las Escuelas Experimentales. Y por último el arquitecto José Scheps, autor del Liceo Larrañaga de Montevideo y el Instituto Politécnico Osimani Llerena de Salto.

Durante dos días centros educativos, museos, teatros y otros centros culturales se abrieron al público de manera gratuita para que las personas recorran y conozcan locaciones relevantes para la historia de Uruguay. Simultáneamente en el país se realizaron jornadas con actividades de distinta índole para todas las edades, como recorridas por parques y senderos o talleres de pintura para niños. 

Sala de Redacción visitó dos museos de la capital del país: el Museo Juan Zorrilla de San Martín y el Museo del Arma de Ingenieros “Aduana de Oribe”.

Una antigua casa de veraneo

Ubicado en la calle José Luis Zorrilla de San Martín en la rambla de Punta Carretas, el museo del famoso escritor, periodista y diplomático uruguayo recibió al público nuevamente para recorrer lo que fue la antigua casa de veraneo de Juan Zorrilla y su familia. Al ingresar a la propiedad lo primero que se puede notar son sus jardines con una vegetación variada y cuidada, con diversos asientos para sentarse a apreciar el espacio verde.

Una vez dentro de la casa, el visitante podía recorrer la mayoría de los cuartos donde la familia solía estar. En estas habitaciones hay diversas piezas de arte, entre ellas cuadros e incluso fotos y retratos. Algunos cuartos tienen prohibido su pasaje, ya que hay objetos que pertenecieron a miembros de la familia y fueron colocados de manera tal que parezca que los espacios siguen estando en uso. 

Cuarto cerrado en el Museo Zorrilla. Foto: Felipe Escofet

Uno de los cuartos que resalta es el amplio comedor con el que cuenta la casa, en él hay un gran candelabro grabado que ilumina todo el salón, justo arriba de una extensa mesa que tiene pequeñas estatuas, algunas copas y recipientes. En una de sus paredes se encuentra lo que probablemente sea el elemento que más destaca en esta parte de la casa: una gran pintura religiosa, con un texto en latín, en la que se ve a Jesús rodeado por lo que parecen ser ciudadanos. La traducción del latín sugiere algo parecido a “y fueron a un pueblo llamado Emaús y sus ojos se abrieron de par en par, y lo reconocieron. Y él también vio por sus ojos. Y ellos mismos contaron cómo lo conocieron”.

Comedor en el Museo Zorrilla. Foto: Felipe Escofet

En el resto de la casa se podían visitar otras salas; algunas exhiben como solían organizar los cuartos donde dormían, así como también lo que aparentan ser salas de estar, en donde se pueden apreciar juegos de mesa como el ajedrez. En uno de los pasillos hay una gran línea temporal, que ocupa toda una pared en la que se resume de manera muy breve y se destacan los momentos más importantes de la vida de Zorrilla de San Martín. Allí se comparten aspectos tanto de su vida profesional como su vida cotidiana.

Finalmente, uno de los últimos cuartos de la casa se empleó como centro guía con folletos y funcionarios que brindaron más información sobre la casa y sobre el escritor. Además, justo al lado de este cuarto se llevó a cabo una exposición de arte del artista Bernardo Cardarelli llamada “Dados o el azar inexistente”. 

Armas históricas

Entrada al Museo del Arma. Foto: Felipe Escofet

Con una temática distinta pero no menos interesante, el el Museo del Arma de Ingenieros “Aduana de Oribe” brindó una gran tarde de domingo que contó con espectáculos además de sus exposiciones dentro del museo. Su entrada se encuentra resguardada por dos blandengues y una vez que uno ingresa al patio puede observar un cañón de gran tamaño ubicado a metros de la entrada. Del lado izquierdo se encuentran las puertas que permiten el ingreso al recorrido por el museo. Ahí se ubican cuartos conectados entre sí que exhiben uniformes que se usaban en los siglos anteriores como también distintos tipos de armas, maquinaria y pequeñas herramientas que demuestran su valor histórico y los avances que poco a poco se hicieron. En las paredes también se pueden ver fotos e información de figuras importantes en la historia de Uruguay a nivel militar.

Oficina del Museo del Arma. Foto: Felipe Escofet

Más adelante en el recorrido, luego de las colecciones de armas, uniformes e información de distintos generales se llega a un amplio cuarto en donde se encuentran artefactos como antiguos telégrafos, lámparas, fechadores de boletos, teodolitos y más herramientas que fueron utilizadas por el ejército a lo largo de la historia. Este museo cuenta con la particularidad de que no solo los funcionarios brindan información y hacen charlas sobre el museo y lo que se encuentra en él, sino que también es muy común ver a distintos soldados vestidos de blandengues que cumplen estas funciones y añaden datos más específicos de los usos que ellos le dan a los objetos que están exhibidos hoy en día.

Sobre la hora de cierre, se realizó un espectáculo al costado del museo -sobre la plaza Arma de Ingenieros: allí una banda con vestimentas e instrumentos, a modo de orquesta con un director que los guiaba, tocó varias canciones para el público presente. Este evento captó la atención de todas las personas que salían del museo y también de las personas que caminaban por la zona, dándole al museo, junto a la rambla y la gente, un pintoresco cierre al último día del patrimonio.

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