Para tener un mejor desarrollo de la disciplina, Nair Ackerman, ex presidenta del Consejo de Fútbol Femenino de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), explicó a Sala de Redacción que amerita que las futbolistas sean profesionales, que vivan de esto, y no que trabajen en otra cosa. Esa es, a su entender, la principal diferencia con Europa, continente que dispone de una gran inversión presupuestaria. “No queremos que las selecciones se preparen dos meses antes para un torneo como la Copa América”, insistió Ackerman, quien planteó que en Uruguay tendría que haber campeonatos durante todo el año promovidos por la AUF y la Organización del Fútbol del Interior (OFI). De esa forma, dijo, “habría más sponsors y así más presupuesto”. Se debe trabajar desde lo económico con una mirada más integral, agregó.

En cambio, Mariana Fernández, presidenta del Consejo de Fútbol Femenino, manifestó que no es cierto que Uruguay sólo se haya preparado durante dos meses para el torneo; detalló que se jugaron fechas FIFA y alegó que “para las convocatorias se tiene una ventana particular destinada para eso, ya que los clubes tienen el derecho de contar con las jugadoras”.

“La principal diferencia entre Sudamérica y Europa nace por la implicancia y el desarrollo del fútbol local en cada país”, planteó Ackerman. Fernández, en cambio, dijo que la principal diferencia a nivel continental “radica en la inversión que los clubes realizan en sus futbolistas y en la profesionalización de estas”. A su vez, manifestó que el desarrollo ocurre, pero a un ritmo más lento que en Europa, y que lo mismo sucede en el masculino: “no es lo mismo un campeonato uruguayo que uno europeo”, porque “hay distintos recursos que no se están manejando en lo local”, comparó.

Ackerman señaló que “si en las escuelas, las plaza de deportes y los clubes se fomenta la práctica del fútbol femenino, se facilita mucho más comenzar con una divisional”, por eso, dijo que se debe implementar un planteamiento estratégico de desarrollo: “debemos aprovechar la cultura futbolera que existe en América a pesar de ser machista”, advirtió. Además, expresó que en Europa se juega la Eurocopa y la clasificación para el mundial de fútbol (que se disputará en 2023) de forma separada, lo que implica una mayor periodicidad de competencias durante el año, en comparación con Sudamérica, en donde sólo se juega la Copa América y de ahí nacen los cupos para la copa del mundo.

Entre los desafíos a afrontar en Sudamérica, Ackerman mencionó que se deben preparar más árbitras y directoras técnicas mujeres, y mejorar la capacitación para el desarrollo del deporte, “no que se segregue al hombre, porque se aprende mucho, pero sí ir preparando mujeres que vayan creciendo y que tengan una perspectiva hacia la mejora”, explicó.

Contraste de campeonatos

Ackerman viajó a Inglaterra para presenciar la Eurocopa femenina, que se jugó en “estadios míticos del fútbol mundial como Webley y Old Trafford”, expresó. Destacó que hubo una buena inversión y organización que llevaron a un gran apoyo por parte del público, con partidos de asistencia récord con más de 69.000 personas.

El torneo disputado en Inglaterra, en el que el local se coronó campeón, representó un hecho histórico para el fútbol femenino, donde gracias a una elocuente inversión de las asociaciones en infraestructura y presupuesto, el apoyo de público derivó en que, antes del partido final, la asistencia duplicara el récord de un campeonato femenino europeo.

En cuanto a la Copa América, disputada en Colombia, Fernández sostuvo que “se vivió algo muy bueno”, que si bien no es comparable a lo que sucedió en la Eurocopa en Inglaterra, fue “espectacular en cuanto a financiación e infraestructura” porque “en un partido se vieron más de 23.000 personas, algo “nunca antes visto”, sostuvo.

Desde el sorteo de la Copa América se preveía que a Uruguay le tocaría jugar una serie complicada: compitió con quienes luego fueron campeonas y terceras del torneo “Pero a pesar de eso se debe seguir adelante y no se debe dejar de participar”, expresó Fernández. Al equipo “lo vimos bien”, aunque reconoció que iban con “la expectativa de aspirar a alguna clasificación” que no se logró.

Este torneo obtuvo una asistencia total de 172.233 personas. La selección brasileña se coronó campeona, de forma invicta y sin recibir goles en contra, y resultó ser ampliamente vencedora, a pesar de derrotar en un apretado partido final al combinado local por 1 a 0. En esta ocasión, Brasil contrató a una entrenadora sueca para el torneo. Consultada al respecto, Fernández respondió que hay distintos puntos de vista: “yo soy partidaria de formar y capacitar técnicos locales, para que sean formadores y que esto se vuelva un desafío para la asociación, que tienda hacia la mejora”, expresó.

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