En marzo, el presidente Luis Lacalle Pou y el ministro del Interior Jorge Larrañaga presentaron a los nuevos jefes de Policía de cada departamento del país. En un total de 19 puestos que existen, uno sólo es ocupado por una mujer. Blanca Olivera Sampayo, ex comisaria inspectora retirada, es la jefa de Policías del departamento de Lavalleja. En diálogo con Sala de Redacción contó que su elección por la carrera policial fue absolutamente vocacional: desde siempre quiso ser policía y “mandar”; durante su trayectoria efectivamente logró lo que se propuso.  

Aunque hasta no hace mucho tiempo existía “el escalafón del policía femenino” y las mujeres tenían supeditado el ascenso a sus superiores mujeres, eso no le impidió lograr una extensa trayectoria de 17 años en la Policía científica y varios cargos de decisión en la Policía Caminera.  Además, también fue directora de la Oficina Nacional de Violencia Doméstica y de Género.

A partir de 2001, los policías varones y mujeres empezaron a compartir el mismo sistema de escalafón. “Actualmente quien tiene las mejores notas y por lo tanto las mejores competencias es quien asciende”, explicó Olivera.

En cuanto al principal desafío que tiene la mujer policía, la comisaria sostiene que es demostrar siempre “el doble”. Según Olivera, la mujer debe demostrar que puede, que sabe hacer las cosas y además lo tiene que hacer mejor, porque de otra manera pasa desapercibida. Es como “la sensación de estar dando continuamente un examen”, señala. Además, explica que en muchos casos la mujer también es madre, es el sostén del hogar o “tiene a su cargo adultos mayores” -como en su caso-, lo que implica doblegar esfuerzos en el trabajo para ser notada, sin descuidar ningún aspecto de su vida. 

En 1980, cuando Olivera empezó su carrera, era la primera vez que había tantas mujeres juntas en un régimen cerrado en la Escuela de Policía; eran cuatro compañeras y había 35 o 36 varones, cadetes de segunda y de tercera, recuerda. La actual jefa egresó después de tres años como oficial subayudante del cuerpo de policía femenino. En ese momento el personal femenino tenía previsto un lugar específico en el Prado. Luego de un año se postuló a lo que antes se llamaba Policía Técnica -hoy Policía Científica- y trabajó en varias de sus oficinas. 

Por otra parte, si bien la actual jefa no sabe exactamente cuáles fueron las razones por las que la eligieron para asumir el cargo, contó que antes de comenzar tuvo una entrevista de trabajo, como cualquier otra. Eran muchos otros los que se postulaban y además podía ser que le tocara otro cargo distinto, en Montevideo o en el Interior. La cuestión era aceptar el desafío luego de que tuvo el ofrecimiento. Develó que le preguntaron si se “sentía con fuerzas”, y ella aseguró que sí, y que podía aportar desde su experiencia.

Sobre los objetivos que tiene la jefatura para el departamento, destacó el compromiso por la seguridad, y sobre todo la presencia y el desplazamiento del personal policial. “El objetivo es que la Policía llegue a todos los barrios y a todos los vecinos, aunque los recursos sean finitos y no se pueda estar tanto como se quiere”, explica. Respecto a las políticas de violencia familiar y de género, Olivera indica que la Policía trabaja y aplica todos los decretos, los procedimientos y la legislación que existe para abordar el tema, que a su entender, es muy amplio y requiere de un trabajo interdisciplinario, junto con otros organismos del Estado y particulares. 

Además indica que es un tema muy sensible, que siempre fue visto como un problema de “puertas para adentro”, algo que pasaba “adentro de tu casa” y donde no había que meterse. Actualmente desde el departamento se siguen todos los procesos y a la vez se hace un control de calidad. Olivera destacó la labor de la coordinadora ejecutiva Verónica Moreira, que es la primera directora ejecutiva que tiene el país: “Moreira tiene una muy amplia experiencia en cuestiones de género y violencia doméstica”.

Consultada sobre los nuevos delitos que implementa la Ley de Urgente Consideración (LUC), concretamente la resistencia al arresto y el agravio a la autoridad policial, opina que respaldan la función policial y a los policías en sí. Desde su punto de vista, la mirada hacia la Policía se ha degradado con el tiempo, y es algo que hay que recomponer. En ese sentido considera que la LUC les “está dando un respaldo” y que es un gran paso y es muy acertado”. Olivera opina que para que se vuelva al respeto policial el primer paso es con las propias acciones de cada miembro del cuerpo policial, porque “no podemos exigir lo que no podemos dar”. Respecto al debate sobre la incertidumbre que implica la reglamentación de estos nuevos delitos, en cuanto al abuso de la autoridad policial, Olivera sostuvo que “mayores potestades” no necesariamente significa “que haya un abuso de poder“. “Los policías también son seres humanos y uno no puede decir eso no va a suceder, quizás pueda suceder, pero está en nosotros dar los lineamientos, la capacitación y tener el control para que eso no suceda”, concluye.

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