Cientos de personas, familiares y autoridades se congregaron hoy frente a la Universidad de la República (Udelar) para despedir a Eduardo Bleier, desaparecido desde 1975; sus restos fueron hallados a fines de agosto, en el Batallón 13, por el Grupo de Investigación en Arqueología Forense.

El pabellón nacional, banderas del Partido Comunista del Uruguay (PCU) y de la Unión de Juventudes Comunistas (UJC) y decenas de rosas rojas en las manos, colmaban la explanada de la Udelar. La orquesta esperaba para tocar, en ese momento sólo se escuchaba una cosa, potente y filosa: el silencio.

-“Con este compañero éramos hermanos, toda la vida juntos” le dice un hombre a otro.

-“¡Cuánto hemos aguantado!” le dice su acompañante.

– “Y todavía nos falta” – resopla el primero.

Una pancarta gigante con la imagen de la cara de Bleier colgaba en blanco y negro en la puerta de la Udelar, que también fue sede de los homenajes y adioses de los otros cuatro desaparecidos hallados hasta el momento: Fernando Miranda, Ubagésner Cháves Sosa, Julio Catro, Ricardo Blanco.

La gente se aglomeraba para entrar al edificio, entre coronas de flores que recubrían la entrada. Adentro, un cajón pequeño cubierto de rosas se llevó mil adioses y silencios. Lo rodeaban sus hijos, nietos y familiares.

El presidente de la República, Tabaré Vázquez, llegó acompañado del coordinador del Grupo de Trabajo por Verdad y Justicia (GTVJ), Felipe Michelini, por la fórmula frenteamplista candidata a la presidencia, Daniel Martínez y Graciela Villar, y por el rector de la Udelar, Rodrigo Arim.

Familiares y amigos oraron para despedir a Eduardo; formaron un círculo y abrazados escucharon el himno nacional que tocó la orquesta Filarmónica de Montevideo.

Tiranos temblad” retumbó alto y claro entre las paredes de la institución, algunos puños se alzaron, pero hay tiranos que aún no tiemblan.

Michelini leyó una carta escrita por los hermanos, los hijos y los ocho nietos que Bleier nunca conoció, y por la organización de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos. Clamó que es necesario recordar lo que hizo el régimen dictatorial: la dominación de las instituciones democráticas, el control social y represivo del pueblo, la tortura sistemática, la violación, el abuso, la prisión prolongada, la ejecución y desaparición forzada de detenidos. Afirmó que fue una obra “diseñada, ordenada y ejecutada desde las máximas autoridades del régimen”, que en su momento fueron denunciados, pero “más allá de los esfuerzos, nos dejó en la impunidad, desde la aplicación de la Ley de Caducidad”, que se aprobó en 1986.

Bleier fue víctima de una operación, probablemente nunca imaginó las torturas a las que iba a ser sometido, ni cómo iba a ser buscado durante 44 años por sus hijos y sus nietos.

Los responsables de su secuestro, tortura, desaparición y muerte, como de tantos otros, prosiguió Michelini, podrán haber sido muy valientes en al momento de torturar víctimas indefensas, pero “han demostrado una cobardía sin límites a la hora de enfrentar sus responsabilidades”. Destacó las investigaciones que se han hecho desde que Vázquez asumió la presidencia, en 2005, período en cual se hallaron los otros cuatro desaparecidos, que fueron nombrados y aplaudidos.

Michelini culminó diciendo que hay que redoblar la búsqueda, demostrar la impunidad, recuperar la memoria, no como forma de “pensar en el ayer con los ojos en la nuca”, ni como “hechos irrelevantes del presente”, sino como una causa “sagrada del pueblo uruguayo” para dejarle a las próximas generaciones un legado de dignidad.

Cuando terminó la lectura de la carta, los hermanos, hijos y nietos de Eduardo se dirigieron a la puerta, en donde recibieron abrazo de compañeros, amigos y conocidos de su padre, y un marea roja que colmaba 18 de Julio.

Homenaje a Eduardo Bleier. Foto: Agustina Huertas

Asistieron al homenaje dirigentes del Frente Amplio (FA), como los ex candidatos presidenciales Mario Bergara, Carolina Cosse, Óscar Andrade, el intendente de Montevideo, Christian di Candia, el presidente del FA, Javier Miranda, y la líder del sector Casa Grande, Constanza Moreira, entre otros.

El candidato a la presidencia por el Partido Independiente fue con su compañera de fórmula, Mónica Bottero, y declaró a la prensa que las Fuerzas Armadas y sus actos siguen siendo un asunto pendiente, por lo que es importante para el futuro del país y la democracia que haya un “reconocimiento y un acercamiento a la verdad, que es el paso indispensable para una reconciliación”.

El ex presidente de la República José Mujica y su esposa, actual vicepresidenta, Lucía Topolansky, fueron aclamados por el público. En diálogo con la prensa, Mujica señaló que detrás de esta “monstruosidad” hay mentiras y eso es lo que más duele, y que con seguridad son parte de un “pacto de silencio” que oculta la verdad sobre los desaparecidos. Aclaró que no considera que el gobierno sea partícipe de ese “pacto”. En eso coincidió el ministro de defensa, Jorge Bayardi, quien valoró que si hubiera existido un pacto, no se habrían encontrado desaparecidos en estos años, y dijo que el FA ha sido la única fuerza que avanzó en este tema. Bayardi opinó que lo que se hizo durante la dictadura es una canallada incalificable” y apuntó que “no hicieron nada y lo ocultaron”, una muestra clara, para el ministro, de su inmoralidad. Agregó que hay un número importante de familiares a los que aún hay que darle respuesta, y dijo que eso debería ser “un compromiso, del conjunto de la sociedad, no solo de los que tenemos funcionalidades políticas”.

Las autoridades se marcharon poco a poco. Como calesita, los presentes fueron ingresando al hall del edificio, para dejar un abrazo apretado, una lágrima, una rosa roja, un último adiós, mil incógnitas, una lista de nombres.

-“Me mató esa foto ahí, no me lo esperaba”, le dice un joven a otro.

La foto de Bleier cuelga como bandera de lucha. Como el cartel que se va a retirar de la Marcha del Silencio del próximo 20 mayo, porque ya no marcha con los desaparecidos y hoy grita con certeza por última vez: “Eduardo Bleier Horovitz ¡presente!”.

Eduardo Bleier
Era odontólogo, tenía 47 años y cuatro hijos. También era comunista y judío, y eso no era del agrado de las Fuerzas Armadas de aquella época. Luego de estar un período en clandestinidad, lo detuvieron un 19 de octubre de 1975; lo trasladaron al Centro Clandestino de Detención “300 Carlos R” que funcionaba en una casa de Punta Gorda y luego al “300 Carlos”, donde murió en julio de 1976 luego de largos meses de tortura. Fue hallado a metros de donde se había encontrado enterrado a Fernando Miranda, en 2005.

Su hallazgo evidenció que las Fuerzas Armadas mintieron en 2005, cuando informaron que Bleier había sido cremado en el Batallón 14, y confirmó la existencia de la Operación Morgan, un plan del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) y el Servicio de Información y Defensa (SID) para perseguir, detener y desaparecer a militantes de la UJC y el PCU.

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