Con Richard Figueredo como coordinador general, la Fundación Tenis Uruguay trabaja ininterrumpidamente desde el 2 de junio del 2005, cuando desembarcó en Uruguay luego de que un socio brasilero presentara la idea que ya funcionaba en Porto Alegre. La fundación se propone, a través de la práctica del tenis, integrar plenamente a la sociedad a los niños, niñas y adolescentes que atraviesen situaciones difíciles y contribuir a la formación de valores, expresa la fundación en su sitio web. En diálogo con Sala de Redacción, el coordinador mencionó que el crecimiento de la organización a lo largo de los años ha sido sorprendente ya que en 2005 habían comenzado con 20 niños y hoy son más de 500; y en total, han pasado más de 5.000.
La fundación trabaja en siete establecimientos educativos en el país: en las escuelas 140, 142 y 360 de Montevideo, en las escuelas 21, 93 y 102 de Maldonado y en la UTU del balneario Buenos Aires, ubicada, también, en Maldonado. Quienes participan, tienen entre 8 y 16 años. “El objetivo es enseñar un nuevo camino y que puedan salir de la situación en la que se encuentran; el tenis es la excusa para ello”, afirmó Figueredo. Para ello, dijo que es indispensable que los integrantes cumplan con ciertos requisitos, como estar matriculados en las escuelas involucradas, tener un desempeño aceptable y aspiraciones de progreso, buen comportamiento tanto en el centro educativo como en la fundación y cumplir con las normas de limpieza, orden y asistencia de los centros educativos. Las clases se dictan dos veces por semana, durante una hora.
Consultado sobre cómo se sostiene la fundación, considerando que dispone de profesores de tenis, de educación física, psicólogos y otros colaboradores para trabajar con 500 niños, niñas y adolescentes, Figueredo destacó el apoyo de José Cirne Lima, quien acercó la propuesta en Uruguay, y de la empresa Gerdau -dedicada a la metalúrgica y presente en varios países, entre ellos Uruguay-, a la que mencionó como la principal impulsora del proyecto, a través del Dr. Klaus Gerdau Johannpeter.
Más allá de ser un apoyo a niños y adolescentes, la fundación busca una retroalimentación con los adolescentes que participan. “Tenemos convenios con el LATU, con Gerdau, para que los chicos jóvenes puedan realizar pasantías de trabajo allí”, señaló Figueredo. Asimismo, también señaló que el objetivo es que, a través del tenis, puedan seguir estudiando o trabajando una vez que hayan finalizado su paso por el programa. Según mencionó, 45% de los adolescentes que finalizan su paso continúan ligados, ya sea en el programa de voluntariado o trabajando en la fundación en otra faceta.
“Nosotros damos, pero también es bueno que devuelvan”, agregó el coordinador. Según mencionó, cada chico que entra a la fundación, en algún momento tiene que hacer una devolución, por ejemplo, llevar ropa a personas mayores, pintar una escuela o participar en una kermesse. Aparte de todo esto, tienen un seguimiento: cada cuatro meses se juntan con los profesores para conocer al detalle alguna situación que pueda tener algún alumno. La fundación cuenta, además, con un programa de voluntariado que lo conforman aquellos chicos que ya pasaron por la fundación, adolescentes de 14 a 18 años.
El coordinador general manifestó que la fundación no ha podido ir hacia otros puntos del país por motivos económicos y mencionó que también hay problemas logísticos ,porque sería difícil coordinar tantos centros educativos. “Es preferible cumplir los objetivos aquí y luego pensar en ello en otros puntos del país”, aseguró.
A pesar de ser una organización no gubernamental, la fundación tiene una comunicación constante con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y con las intendencias departamentales; de lo contrario, no podrían trabajar en los centros educativos como lo hacen actualmente. Además de ANEP, la fundación cuenta con las colaboraciones de la Secretaría Nacional del Deporte, el Ministerio de Educación y Cultura, la Comisión de Proyectos Deportivos, la Asociación Uruguaya de Tenis (AUT) y diferentes empresas y organizaciones. Figueredo hizo mención a la AUT como “la casa madre” porque todo paso que den, debe ser aprobado por ellos. “Además, recibimos pelotas y diferentes artículos de ellos”, agregó.
“En lo que estoy conforme es en el avance que hemos tenido a lo largo de los años, ver cómo chicos que tuvimos los primeros años hoy son profesores de educación física o de tenis y están en la fundación”, enfatizó Figueredo. Asimismo, dejó claro que la idea de la fundación es que a lo largo de los años pase a ser dirigida por los chicos que hayan pasado por ella.
Una visión general del deporte en Uruguay
El tenis en Uruguay ha comenzado un proceso de descentralización que apunta a ser una práctica en todo el país. Fabián Núñez, gerente de la AUT, señaló que en el último año y medio el deporte pasó de ser una figura metropolitana a ser una práctica a nivel nacional, y puntualizó que “se jugaba al tenis en Montevideo, Punta del Este y poco más”.
“El objetivo de Uruguay no puede ser sacar profesionales: hace falta volumen y más competencia interna. Uruguay tiene buena calidad técnica pero otra cosa es la competitividad, que se genera yendo a competir a gran nivel fuera del territorio nacional”, manifestó el gerente de la AUT.
Explicó que en Uruguay el tenis se practica en más de 200 centros deportivos, plazas o gimnasios y que la asociación busca seguir aumentando el volumen de juego y encontrar más puntos de competencia en el país o en otras regiones, mediante acuerdos. “Es fundamental realizar acuerdos como el que hicimos el año pasado con la Federación Gaúcha de Tenis, para tener jugadores uruguayos que vayan a jugar a Río Grande del Sur o gaúchos que vengan a jugar aquí, es un hecho histórico”, enfatizó Núñez.