Entre talleres, muestras, recorridos, nostalgia y actualidad, el Centro de Fotografía de Montevideo (CDF) rinde homenaje al “mes de la fotografía” en el marco de los 180 años de su creación. Para celebrar este aniversario, todos los sábados de agosto el centro abre sus puertas en forma gratuita con actividades para todo el público.

La idea es que los asistentes se trasladen al pasado, conozcan los comienzos y la evolución de una herramienta como la fotografía y accedan a distintas miradas para reflexionar sobre su presente y su futuro. Además, a fin de año se va presentar un libro de Maria Inez Turazzi titulado “El oriental – hydrograph y la fotografía”, que también tiene como punto de partida los 180 años que se cumplen.

Las actividades

Elena Firpi, del equipo de comunicación del CDF, contó a Sala de Redacción acerca de las principales actividades. En “Retrato express”, las personas pueden hacerse un retrato como se hacía antes, en un set específicamente acondicionado para eso. “Es una actividad que año a año la repetimos y tiene muchísimo éxito, a la gente le encanta. Además de ser fotografiados por un profesional, se les envía la foto por mail”, señaló Firpi.

La “Cámara oscura” permite conocer una cámara por dentro. “Es un cubo totalmente oscuro, que tiene un orificio de entrada de luz. A partir de la experiencia las personas pueden ver y comprender el principio físico de la fotografía”, sostuvo. 

En el cuarto piso de la sede del CDF se encuentra la “Visita al Balcón Fotográfico”, donde se desarrollan visitas guiadas; desde allí se puede observar un ángulo particular de los alrededores, pero también encontrarse con la historia de esos edificios patrimoniales y el contexto urbano que los rodea. “Ese balcón sobresale de la fachada, entonces te permite dar un pasito hacia adelante y tener una imagen muy particular y bonita”, afirmó Firpi. 

También hay recorridos por el edificio ya que a los organizadores les interesa que la gente pueda aprender sobre el trabajo de preservación, documentación y digitalización del archivo fotográfico de Montevideo. “Nosotros lo custodiamos, ese material está dentro de una cámara totalmente acondicionada para que esas fotografías se conserven en buen estado”, afirmó Firpi. 

Otra actividad es la “Serigrafía en vivo”, en la que los participantes conocen ese sistema de impresión y estampan con sus propias manos: “Tienen la posibilidad de llevarse una bolsa o una remera estampada hecha por uno mismo, es bien artesanal y didáctico”, contó. 

La fotografía también ha pasado por muchos procesos desde que se creó y por eso hay un sector dedicado a ello. “Son muy interesantes y diferentes. Hay gente especializada en el tema que explica cómo fueron cambiando las técnicas”, compartió. “Es bien interesante conocer los procesos de la fotografía y cómo eran en cada época. Hoy todo es mucho más instantáneo, pero detrás hay todo un avance”, sostuvo Firpi, y destacó lo que permiten las prácticas actuales, como el acceso universal y la utilización de imágenes en la comunicación diaria. 

También habló sobre el futuro de todas esas imágenes de hoy, que quedan dentro de un dispositivo y se pierden. “Generan otras cosas, ni buenas ni malas, sino distintas. ¿Eso se puede llegar a conservar? ¿Esas imágenes pueden llegar a formar parte de la memoria de alguien en algún momento?”, apuntó.

Respecto a las nuevas tecnologías, la encargada dijo que son producto del tiempo que toca vivir pero “hay que irse adaptando a eso y viendo qué se hace”, y añadió que el CDF tiene ese tinte de generar reflexión y pensamiento crítico acerca del uso de la fotografía. “Obviamente es algo para seguir reflexionando en colectivo porque nos está sucediendo a todos”. “Es decir, ¿que va a pasar en 50 años con las fotos que estamos sacando?”, se preguntó. 

En tanto, Mauro Martella, productor del CDF, contó a Sala de Redacción sobre otras actividades como “Zona de intercambio”, donde la gente tiene la oportunidad de dialogar y consultar con los autores que exponen sus proyectos fotográficos. “Es como una especie de revisión de portfolio abierta a todo público”, afirmó

La única actividad que se desarrolla fuera de la sede ocurre en la Plaza Independencia; allí, las personas pueden acercarse a conocer las viejas cámaras minuteras o de cajón. “Lo que hacen es explicarle a la gente todos los procesos para el revelado de la foto; le toman la fotografía, se revela y luego se la pueden llevar”, explicó Martella. 

Las exposiciones

Para seleccionar las imágenes que están exhibidas en el CDF, Martella detalló que lo que se hizo fue contactar con seis escuelas de fotografía para que presenten a dos personas -estudiantes o docentes- y que cada sábado puedan mostrar su trabajo. 

Una de las exposiciones consiste en un homenaje al fotógrafo y docente uruguayo Jorge Ameal (1945-2018), que tuvo como curador a Daniel Castelli, amigo y colega del autor. “Hubo un trabajo bastante largo de muchos meses de revisar los archivos, de allí es donde se termina armando una selección fotográfica”, explicó el productor. 

En planta baja hay una exposición del autor Federico Ruiz Santesteban, nombrada “Playeos”. El fotógrafo uruguayo llegó a tener una conexión especial con la naturaleza, sobre todo al apreciar las mareas en sus caminatas a la orilla. Esta inspiración llevó al fotógrafo a revelar las fotografías con agua de mar. 

Por su parte, la obra de Fernando Montiel Klint, que se llama “Distopía”, apunta a proyectar las formas de comportamiento de la vida del hombre en un futuro, determinadas por la tecnología. Son reflexiones de la transición a lo posthumano. “Si no me equivoco, acá en Uruguay se está mostrando por primera vez. Él se acercó con la propuesta y nos pareció muy interesante”, afirmó Martella.

“5 casas y un galpón” es la obra creada por Bruno Gularte Barreto, seleccionada a través de una revisión de portfolio. En esa exposición trata de mostrar una historia familiar de memoria fotográfica, situada en un pequeño pueblo del sur de Brasil donde solía vivir junto a su familia. 

Relatos de los visitantes

En diálogo con Sala de Redacción, Ramón Jiménez, de 61 años, dijo que se autodefine desde siempre como un “aficionado por el gusto de la fotografía”. Jiménez asistió al evento junto a su esposa, y a pesar de que no son fotógrafos, les gusta mucho y son vecinos del CDF.

Jiménez expresó que este tipo de eventos ayuda al mantenimiento del acervo cultural. “Como contaba la guía hoy, tienen fotografías desde 1860, el mantener en este pequeño país eso es sostener la historia. Es clave que un instituto de este tipo se dedique no sólo a la actualidad, sino también al pasado que a veces es tan olvidado”, enfatizó. 

El vecino compartió su pensamiento respecto a las nuevas tecnologías y expresó que “ha permitido la popularización”. La cultura “ya no queda encerrada en un museo, ahora podés ver previamente por Internet, hacer visitas 360°, podés recorrer ciudades enteras”, afirmó.

Sin embargo, Jiménez consideró que en las nuevas generaciones “hay adicción y en algunos casos viven más en la ficción que en la realidad”. “Son los dos grandes extremos que veo”, reflexionó Jiménez. 

Giovana Borba también estuvo presente en las actividades, tiene 37 años y es admiradora de la fotografía. Borba contó a Sala de Redacción que le gusta “ver muestras, y en general siempre me interesan las actividades que propone el CDF. Los sigo en las redes, lo vi y, listo, vine”.

Sobre este tipo de eventos, Borba dijo que aportan “bastante a la cultura” ya que permite conocer el acervo fotográfico y “te abren la cabeza”. También opinó que las nuevas tecnologías permiten que la fotografía esté “más a la mano. Creo que los tiempos fueron cambiando y todo aporta. También es bueno tener presente lo anterior para valorar el cambio positivo que ha habido”.

En el recorrido por las actividades también estaba Mariana García, de 42 años, quien dijo a Sala de Redacción que asistió al evento para apoyar a su compañero de vida que estaba exponiendo y presentando sus materiales fotográficos en las mesas de discusión. “Me parece súper interesante poder compartir, hacer consultas a la gente que saca las fotos, está bueno para ver la interna”, comentó García, y agregó: “El hecho de que cualquiera pueda participar y presentarse, sin necesidad de ser profesional, es una gran libertad; poder decir, quiero hacerlo y que te lo habiliten. Le llega a muchas personas”.  

Respecto a las tecnologías, García expresó que “en algunos aspectos está bueno ir evolucionando, en otros lo encuentro algo súper invasivo”. Además contó sobre una muestra fotográfica de un autor mexicano que habla de cómo las tecnologías invaden la vida privada o cotidiana.

Trasladarse a los orígenes
La fotografía atravesó diversos procesos a lo largo de la historia. En 1839 Niépce y Daguerre crearon un novedoso invento en Francia, el “daguerrotipo”. Del artefacto se podían obtener imágenes que eran plasmadas mediante un positivo. El Estado francés compró los derechos de invención, para liberar el invento al uso público y el “daguerrotipo” fue reconocido, difundido y comercializado en todo el mundo.
Pocos meses después, en 1840 el dispositivo llegó a Montevideo. Las primeras tomas fueron realizadas por Comte, en el Cabildo, quien obtuvo imágenes de la iglesia Matriz.
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