El liceo Nº1 de Barros Blancos cobró protagonismo en la prensa a principios de abril cuando un estudiante fue atacado con gas pimienta y respondió con una picana eléctrica. Cuando se convocó a los padres de ambos adolescentes para dirimir el conflicto, uno de ellos ingresó de forma violenta al liceo y rompió un portón y una ventana de vidrio que lastimó a una estudiante.

“Sería necesario tener equipo disciplinario permanentemente, por lo menos dos o tres psicólogos y asistentes sociales, pero no lo tenemos”, relató a Sala de Redacción Antonella Bentaberry, adscripta y docente de literatura en el liceo de Barros Blancos. Resaltó la necesidad de “ayuda profesional” para estos casos, ya que cuentan con 1400 adolescentes y una baja cantidad de docentes.

Nancy Soca, docente de derecho, sociología y ciencia de la computación en el mismo liceo, contó su experiencia al ser testigo de hechos de violencia y tener que intervenir: “tratamos de resolverlo como podemos, pero realmente no estamos preparados para solucionar infinidad de situaciones. Por eso estaría bueno tener un técnico que nos apoye y que también apoye a los alumnos”. Soca remarcó este aspecto como “muy necesario” ya que muchos adolescentes necesitan atención psicológica.

Desde la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), afirmaron que la violencia en los centros educativos suele ser proporcional a las “situaciones del afuera”. Andrea Cóppola, especialista en psicología educacional en la ANEP, hizo énfasis en “un empeoramiento de las situaciones de violencia en tiempos de pandemia” y destacó que “las instituciones educativas son un lugar propicio para trabajar la prevención con herramientas educativas”. 

En relación a los comportamientos de los alumnos, Sala de Redacción se contactó con Patricia Viotti, psicóloga especializada en el área clínica, educacional y de prevención. Consultada sobre el aumento de agresiones entre adolescentes en los centros educativos, resaltó que “la única forma de disminuir estos comportamientos es con educación y políticas claras institucionales, donde no se admita el bullying. Y en cuanto haya una situación, actuar enseguida”. Remarcó que en cuanto a las medidas a tomar en este tipo de circunstancias, se debe aplicar las herramientas educativas con los niños desde la etapa preescolar y poner el énfasis en la educación a las familias.

Julián Mazzoni, docente de secundaria e integrante del directorio de ANEP en representación de los docentes, coincidió en que la presencia de un equipo interdisciplinario es de suma importancia, ya que muchas veces los profesores se encuentran con ciertas situaciones de violencia que “deben ser encaradas por un profesional”. Respecto a las resoluciones que ha tomado la ANEP para los casos de agresiones, el consejero resaltó que “se han enviado los equipos profesionales con los que se cuenta. También se han realizado contactos con otros organismos estatales para un abordaje integral de la problemática, como el MIDES, el INAU, el INDDHH, el MSP y el Ministerio del Interior”. La falta de psicólogos en ciertas instituciones se debe a la insuficiencia de equipos, según señalan desde la ANEP. En ese sentido, la DGES (Dirección General de Educación Secundaria) ha hecho un llamado para 60 psicólogos y la DGETP-UTU para 15, que empezarán a trabajar a la brevedad.

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