Las técnicas de reproducción asistida consisten en un conjunto de tratamientos o procedimientos que incluyen la manipulación de gametos o embriones humanos para establecer un embarazo deseado, que se aplica a mujeres y varones con problemas de fertilidad que deseen tener hijos. En la actualidad existen dos tipos de tratamientos para producir la fertilidad. Uno de ellos es el de baja complejidad y que consiste en la unión entre el óvulo y el espermatozoide dentro del aparato genital femenino. El procedimiento se desarrolla en un consultorio médico mediante “la inducción de la ovulación e inseminación artificial y relaciones sexuales programadas”, dijo a Sala de Redacción Dana Kimelman, médica ginecóloga que se dedica a asesorar pacientes jóvenes que presentan complejidades en su sistema reproductivo, ya sea a causa de enfermedades o por sus tratamientos.

La médica especificó que estos métodos “buscan estimular los ovarios de la mujer para lograr el crecimiento de uno o más folículos e inyectar una muestra de semen en el útero. En cuanto las relaciones sexuales programadas, se estimula la ovulación a la mujer y se le indica tener relaciones sexuales un determinado día”. Sin embargo, es importante señalar que tiene una tasa de 15% de éxito.

Por otro lado, se encuentra el tratamiento de alta complejidad, en el que la fertilización se da fuera del cuerpo femenino y el procedimiento se realiza en un laboratorio de in vitro. El procedimiento incluye la manipulación de ovocitos y espermatozoides o embriones humanos para generar el embarazo, y se indica una medicación de dosis elevadas, cuyo objetivo es conseguir que la mujer ovule en mayor medida. El siguiente paso es la extracción del óvulo y la unión a un espermatozoide. “Luego de la formación del embrión se lo deja evolucionar en el laboratorio por cinco días para después poder transferirlo al útero de la mujer”, explicó Kimelman.

En la mayoría de los procedimientos de fertilidad se brinda apoyo psicológico, que consiste en entrevistas, cuya cantidad dependerá siempre del caso específico. El Fondo Nacional de Recursos (FNR) debe cubrir dos de las consultas psicológicas, que en esos momentos son “fundamentales para la pareja”.

En números

Los costos y métodos de pagos varían en cada tratamiento y si son tratamientos de baja complejidad están cubiertos parcialmente por el prestador de salud al que se encuentre afiliado cada paciente, ya que los usuarios deben realizar copagos que rondan los 8.000 pesos. La médica explicó que “la función de los prestadores de salud es ofrecer la medicación para la estimulación, cubrir la preparación de la muestra de semen para realizar la inseminación y cubrir los honorarios del profesional que la practica”. 

En el caso del tratamiento de alta complejidad, la situación cambió en 2013, con la promulgación de la Ley de Regulación de las Técnicas de Reproducción Humana Asistida. Su principal objetivo es la reglamentación de tratamientos por parte del Estado y la prestación de un subsidio económico brindado a través del FNR para los casos de alta complejidad. Con la promulgación de la ley se generó un sistema de copagos que el FNR debe cobrar y cuyo monto se ajusta al ingreso per cápita de la pareja y al número de intentos que se hayan realizado, siempre y cuando la mujer sea menor de 40 años.

Todos los 4 de junio se celebra el día mundial de la fertilidad y, en ese marco, ese día la Sociedad Uruguaya de Reproducción Humana organizó la cuarta edición de la semana de la fertilidad. Del 6 al 10 de junio se realizaron conferencias presenciales y virtuales diarias con el fin de concientizar e informar a la población sobre los posibles tratamientos.

Además, la organización apuntó a la necesidad de promulgar cambios en el financiamiento de procedimientos que no están dentro de la ley. Una de ellas es que el FNR se haga cargo de la preservación de gametos de mujeres y hombres con enfermedades oncológicas. El pedido se fundamenta en que la conservación de óvulos femeninos tiene un alto costo. Otra de las solicitudes al FNR fue la cobertura del estudio genético previo pre implantatorio, es decir, antes de transferir el embrión al útero, en los tratamientos de alta complejidad. Dicho estudio sirve para evitar que haya enfermedades genéticas que afecten la calidad del embrión y tiene un costo de 6.000 dólares, cifra que en la actualidad cada paciente debe abonar de su bolsillo.

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