A partir del 1 de octubre los shoppings ampliarán su horario de apertura. De lunes a viernes abrirán desde las 12.00 a las 21.00 y los sábados, domingos y feriados la franja horaria será de 11.00 a 21.00. De esa manera, estos establecimientos estarán abiertos durante una hora más cada día, en relación a lo que ocurre desde su reapertura después de que se declarara la emergencia sanitaria en el país.

Esta ampliación fue avalada principalmente porque los centros comerciales han cumplido rigurosamente con los protocolos preestablecidos por el Ministerio de Salud Pública. En ese sentido, se continuarán aplicando medidas como la prioridad de atención a las personas mayores de 65 años en las primeras dos horas de apertura, el uso obligatorio de tapabocas, la toma de temperatura y la desinfección de manos con alcohol en gel al ingresar, además del distanciamiento físico. Por su parte, en los locales de alimentación se deberán respetar dos metros de distancia y las mascarillas solo podrán ser removidas al momento de comer.

Cuando fueron diagnosticados los primeros casos de covid 19 en Uruguay los shoppings debieron cerrar sus puertas al público para evitar la propagación del coronavirus, lo que afectó directamente a decenas de trabajadores. Actualmente, el funcionamiento de los centros comerciales es casi normal, salvo por las medidas que establece el protocolo.

Experiencias vividas

Jessica es empleada en un local de vestimenta de un shopping, tiene 20 años y no presenta ningún problema de salud, pero su voz deja a entrever su preocupación por la pandemia. De fondo a su relato se escucha a su bebé, que por momentos llora, y es su principal prioridad al término de cada jornada laboral.

Cuando cerraron los shoppings a causa del virus la joven fue al seguro de paro por tres meses. Con la progresiva reducción salarial que esa modalidad conlleva y con el pasar de los meses, la preocupación laboral y familiar por el tema se hizo latente. Desde que se vive la pandemia, la rutina “no ha variado mucho, solo al ir a trabajar o en ocasiones al supermercado”, cuenta, y agrega que se le dificultó llevar consigo a su hija, principalmente por el uso del tapabocas. Por lo tanto, siempre que pudo optó por espacios al aire libre, de forma de pasar un rato de esparcimiento con ella.

De a poco todo se fue regularizando, hasta que el 9 de junio, con la reapertira de los shoppings, pudo volver a trabajar. Sin embargo, debido a los protocolos, al reintegrarse su tarea tuvo algunos cambios. Por ejemplo, al ingresar debía limpiar y desinfectar el área de trabajo, el alcohol en gel para funcionarios y clientes pasó a ser obligatorio y la reducción de personal necesaria para no exceder el límite de personas dentro del local aumentó su carga laboral.

Mismas circunstancias 

Melissa Bruzzese tiene 31 años y trabaja en una tienda de calzado. Desde que comenzó la pandemia es más precavida y está atenta a los cuidados relativos a la limpieza, que tienen una importancia vital para evitar la propagación del virus. “En un principio tuvimos miedo, tratamos de informarnos mejor de lo que estaba sucediendo y cuando se paralizó un poco el pánico, de a poco nos fuimos tranquilizando, tomamos las medidas necesarias y continuamos con nuestras vidas con normalidad”, recuerda.

En su caso, también comenzó a trabajar el mismo día en que los shoppings abrieron sus puertas. Según menciona, su trabajo no cambió demasiado, pero se agregó la utilización frecuente de alcohol en gel y el uso obligatorio de tapabocas, lo que “a veces genera dificultad para quienes utilizan lentes, pero luego se hace rutinario”. Melissa cuenta que en ese momento “se agregó en el protocolo usar el uniforme en el local y luego cambiarse para realizar la salida y entrada de la jornada laboral”.

Vuelta al cine 

El 3 de setiembre, Eugenia Álvez, de 24 años, se reintegró a trabajar en el cine de un centro comercial, ya que el rubro cuenta con un protocolo específico, cuya elaboración llevó más tiempo. Estuvo en el seguro de paro por cinco meses y cuenta que la espera fue intensa, ya que por decisión propia prefirió estar con su familia en su hogar la mayor parte del tiempo. 

No volvió a visitar el shopping hasta el día en que regresó a trabajar, momento en el que se sintió aliviada. La mayor novedad en su trabajo fue la reducción de la cantidad de personal que puede trabajar al mismo tiempo en el cine. Actualmente trabaja aproximadamente 30% del total de los trabajadores del sector.

Además de las mismas medidas que se toman en el resto del shopping, el protocolo de las salas de cine estipula que en las salas solo pueden ser utilizadas las butacas que se encuentran marcadas, que son seleccionadas de forma en que exista distanciamiento físico entre los espectadores.

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