Los tres días previos a la Semana de Turismo la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) entregó tickets de alimentación para compensar durante esos tres días a las familias de niños y niñas inscriptos en los comedores. Estas prestaciones se mantendrán hasta el retorno de las clases presenciales, a las que se espera volver progresivamente a partir del 3 de mayo. Esta fue una de las principales medidas que tomó el presidente de la República el 23 de marzo para reducir la movilidad y mejorar la situación sanitaria por la epidemia de covid-19. 

En diálogo con Sala de Redacción, Ana Garmendia integrante del colectivo Familias Organizadas de la Escuela Pública afirmó que en 2020 “el sistema fue bastante complicado” porque no todas las familias tenían la posibilidad de acercarse a retirar las viandas en las escuelas. Sostuvo que los platos en algunas instituciones “bajaron la cantidad y bajó también el tamaño de las porciones”. 

En comparación con lo que ocurrió en 2020, la habilitación de los tickets permitió solucionar la pérdida de viandas por familiares que no podían retirar los alimentos. Antes “cada familia tenía que llevar al niño de las 12:30 a las 13:00 a recibir la alimentación en ese tiempo y retirarse”, agregó. Eso provocó que muchas familias perdieran involuntariamente el derecho de la vianda por la situación laboral de los padres por inconvenientes con el horario. 

La herramienta tiene, también, disidentes. Luz Cortez, delegada nacional de la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios (FUECYS) explicó a Sala de Redacción que rechaza la nueva política porque los profesionales en alimentación son importantes para crear una dieta especial para que ellos reciban lo que necesitan y “cambiar esa modalidad por 85 pesos por niño, es muy triste”. No todas la familias tienen las mismas condiciones, muchos están en seguro de paro, otros no tienen empleo, y la alimentación en el comedor en las escuelas públicas son una opción que debe ser para todos, “independiente para todos”, reforzó. La necesidad cambia por familia, si ellas no reciben ningún tipo de ingreso, la realidad es que “ese dinero no lo vas a usar en el almuerzo y en la merienda del niño”.

Problemáticas

La delegada de FUECYS opinó que el primer problema es que el gobierno entiende que la alimentación de un niño es “asistencialismo” y “no es así”, puesto que este problema parte del sistema de inscripción para tener acceso al beneficio, “el tema era que tú tenías que anotar a tu hijo si querías acceder”. Garmendia opinó que hubo problemas puesto que los tres días previos a la Semana de Turismo se suspendieron las clases. En principio se pensó que los niños se reintegrarían el 5 de abril, pero “ahora no tenemos claro cuándo”. Entre el 24 y 25 de marzo las escuelas hicieron un listado de los niños que necesitaban recibir la alimentación pero muchos quedaron sin inscribirse porque “fueron solo dos días de inscripción, no les llegó la información a todas las familias de todas las escuelas”, agregó Garmendia.

El listado para acceder a la entrega de prestaciones por asignación familiar se hizo con los  que estaban inscritos en febrero de este año, es decir, los que asistieron a las escuelas de verano. A partir del 5 de abril se inscribió a los niños que habían quedado por fuera. “La preocupación se acrecienta, porque conforme pasa el tiempo hay mayor cantidad de familias que pierden empleo y no logran cumplir con esas necesidades básicas”, dijo Garmendia.

El informe de la auditoría presentado el 8 de abril por el Programa de Alimentación Escolar de la ANEP señala que el programa “cumple con su cometido de asegurar la alimentación a los alumnos”. Sin embargo, se hallaron “debilidades de control significativas que afectan la eficiencia en la gestión y el uso diligente de los recursos públicos”. En el análisis se observa que la gestión se ve afectada por las escasas actividades de control, incluso se deja de lado el uso del Sistema de Gestión Unificada de Registro de Información (GURI) administrado por el Consejo de Educación Inicial y Primaria dado que “los registros del Programa se llevan de forma manual”.

El lunes 5 de abril en el programa En Perspectiva, el presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP, Robert Silva, aseguró que más de 150.000 niños ingresados en el sistema están recibiendo lo correspondiente al comedor por medio de prestaciones de asignación familiar y “distribución de partidas a través de la red de cobranza de Redpagos”. Asimismo, afirmó que se logró realizar las transferencias de los tickets a fin de “que cubran por lo menos el periodo hasta el 20 de abril, para ver cómo evolucionamos de aquí a esa fecha”. 

Cortez manifestó que “un niño que está pasando hambre y tiene las necesidades básicas insatisfechas no se va a conectar porque hay otros problemas más grandes que el deber del nene”. Por su parte, Elbia Pereira, secretaria general de la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM), dijo días atrás a Sala de Redacción que la suspensión de comedores “da cuenta de una falta de previsión, de una falta de plan de contingencia que las autoridades debían haber previsto con tiempo suficiente para implementar algo”.

Inquietud y esperanza

Todo tiene un cronograma, “no es darles de comer a los niños sino también es un momento de aprendizaje”, opinó Cortez, y consideró que “muchas familias tradicionalmente no están compuestas por madres, padres o hermanos felices”. 

Las incertidumbres le preocupan a la FUM. Pereira explicó que se tienen que elaborar planes y decir “adiós” a los escritos, y hacer “las cosas posibles”. Dijo que se desconocen los porcentajes de contagios o de ausencias por contactos con casos positivos de coronavirus, para entender el motivo de cierre de las escuelas. Sostuvo que una cosa es la presencialidad y otra es la presencialidad segura. La FUM defiende el principio de la obligatoriedad que según Pereira no tuvo que haber sido quitado ni aún durante la pandemia, porque el vínculo que tiene la escuela con la obligación que tiene la familia de garantizar el derecho a la educación no debe ser dejado de lado.

Cortez manifestó que “un niño que está pasando hambre y tiene las necesidades básicas insatisfechas no se va a conectar porque hay otros problemas más grandes que sus deberes”. La suspensión de los comedores relacionado con la entrega de prestaciones “no hace la diferencia”, concluyó.

El colectivo plantea que se debe aprovechar este tiempo para buscar una solución y de esa manera retomar las clases y “se pueda arrancar de mejor manera”. Garmendia afirmó que la cantidad de auxiliares que disponen para brindar el servicio son insuficientes, y “todavía no se han abierto esos llamados”, enfatizó. “No tenemos ni idea que nos están planificando para este tiempo”. En medio de la incertidumbre “hay que seguir teniendo esperanza”, finalizó.

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