Tras dos años en los que la pandemia del covid-19 impidió su realización, se celebró la 28° edición del Encuentro con el Patriarca, una marcha a caballo hasta la Meseta de Artigas, en Paysandú. El evento congregó a más de 350 aparcerías, y se estima que la cantidad de jinetes superó los 8.000. La cabalgata inició el jueves 21 desde la ciudad de Paysandú y se extendió hasta el sábado, día en el que todos los jinetes llegaron a la meseta. Al día siguiente se realizó el desfile ceremonial con la presencia de diferentes autoridades nacionales, como el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, y el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado. 

Año a año, el Encuentro con el Patriarca busca revivir los valores del pueblo en una marcha que une a miles de uruguayos en un lugar tan emblemático para la historia del país como la Meseta de Artigas, ubicada en las proximidades a la Villa Purificación, a orillas del Río Uruguay y al noreste de Paysandú. Fue el lugar elegido por José Gervasio Artigas como primera sede del Gobierno Federal, entre 1915 y 1918, y allí se ubica un monumento al prócer, que da vida a la locación y fue inaugurado en 1899. Por su parte, en 2003 fue declarado monumento histórico nacional. 

Esta edición fue especial por multiplicado, no solo se retomó la celebración después de dos años de hiato por la pandemia, sino que también fue la primera sin la presencia del ex ministro del Interior y uno de los fundadores de la marcha, Jorge Larrañaga. El evento inició en 1995, cuando 14 jinetes, entre los que se encontraba Larrañaga, buscaban rendir homenaje a Artigas. Año tras año, la participación fue superior. El encuentro pasó a ser una celebración de interés nacional, en la que jinetes y aparcerías de diferentes puntos del país marchaban para llegar al desfile del domingo. 

“Es asombroso lo que se logró este año, recibimos inscripciones de aparcerías de los 19 departamentos”, dijo a Sala de Redacción Hugo Núñez, representante de la Asociación de Sociedades Tradicionalistas. Núñez agregó que se hizo un gran trabajo para regular y acondicionar el día a día de los jinetes y asegurar las mejores condiciones para el cuidado de los animales. “Las expectativas de la gente eran masivas, el número de inscriptos era récord en la historia del evento”, amplió. 

Otra parte importante de la organización fue el aporte que realizó la Intendencia de Paysandú, que designó un comité organizador liderado por Manuel Apratto. El trabajo del comité fue encargarse de la logística de los diferentes servicios, alquilar las locaciones y campamentos, contratar los espectáculos artísticos, entre otras tareas. “Se superaron todas las expectativas”, comentó Apratto, y agregó: “Iniciamos este proceso esperando cerca de 5.000 jinetes y terminaron arriba de los 8.000”. Además, el director del comité remarcó que la ausencia de Larrañaga fue un factor que contribuyó en la participación, porque “la gente quiere estar en el homenaje al creador del encuentro”. 

Uno de los aspectos que más buscan destacar aquellos participantes de la marcha es la “camaradería” que se logra entre los diferentes jinetes, quienes cada noche comparten fogón, música y comida, entre otras cosas. Núñez participa de la marcha desde 1998, pero unos inconvenientes de salud no le permiten cabalgar por tiempo prolongado. En sus inicios fue fundador de la aparcería La Boleada de Paysandú y años después decidió llevar sus ideas a la Asociación de Sociedades Tradicionalistas, ya que veía “la necesidad de tener más personas con raíces del campo allí”. En su experiencia, Núñez cuenta que la “sensación de unidad entre los jinetes” es lo que más lo moviliza en cada evento.

Al respecto, la organización presentó varias instancias en las que se producen estos intercambios. Por ejemplo, cada noche en la que los jinetes acampaban hubo espectáculos musicales. El jueves en la localidad de Constancia se presentó el grupo Abriendo Caminos y el viernes en el pueblo de Quebracho lo hicieron La Sinfónica de Tambores y Wanco, dos grupos de música folklórica y tropical. La corona fue el sábado en la tradicional “Noche de los Fogones”, donde todos las aparcerías instalan sus campamentos en la meseta y la oferta musical y gastronómica es más amplia. La sanducera ganadora del Charrúa de Oro, Catherine Vargnes, fue la artista estelar para cerrar la noche. 

“Esto no termina acá”, remarcó Núñez, y planteó que el trabajo de los tradicionalistas es durante todo el año, con el objetivo de instalar la cultura en las nuevas generaciones. “La participación de jóvenes es muy importante para mantener viva la marcha”, señaló, y dijo que ve la renovación de personas porque nota “diferentes cuidados en los animales”. Tanto Núñez como Apratto dijeron que esta fue la primera vez que se trabajó en conjunto con un grupo de veterinarios para garantizar las mejores medidas de cuidado para los animales, que, según Núñez, “son los que hacen 90% del trabajo”. 

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