Es viernes por la noche en Montevideo. En el Centro caminan personas de todas las edades, aunque predominan los jóvenes. Es el último viernes de julio y afuera hay una temperatura invernal que contrasta con el calor sofocante provocado por la aglomeración de personas al interior del bar Tazú, sobre la calle Canelones. Al bajar la escalera, ya hay grupos de personas que conversan, ríen y beben cerveza. De repente, se bajan las luces y el público hace silencio, en el escenario suena una voz femenina: “decirte que te quiero / no es tan fácil como pensaba que era”. Las caras de los presentes se iluminan y de a poco comienzan a bailar. Así empezó uno de los últimos recitales de Niña Lobo, la banda indie compuesta por la vocalista y guitarrista Camila Rodríguez, la guitarrista Camila Bustillo, la bajista Isabel Palomeque, la tecladista Andrea Suárez y la baterista Julia Guerriero. Es una de las pocas bandas uruguayas conformada enteramente por mujeres y surgió en 2018 como un proyecto de Rodríguez y Bustillo, al que más tarde se sumaron Palomeque y Guerriero. No se conocían, pero los primeros ensayos resultaron fructíferos por lo que el grupo decidió seguir adelante. Con la incorporación final de Suárez la banda terminó de consolidarse en 2019. 

Lanzaron su primer álbum, Lo que duró la vida de alguien, en 2021, que fue recientemente nominado a distintas categorías de los premios Graffiti incluidas banda y álbum del año, mejor álbum de rock alternativo y mejor videoclip por “Dentro”, canción que además está nominada a mejor single rock: “Quiero estar más presente / dentro / donde pueda saber bien quién soy”. Su productor, Guillermo Berta, está nominado a productor del año por el trabajo realizado en su disco. Su segundo EP, Migrar, está compuesto de cinco canciones y fue lanzado en 2019, ganó en 2021 las categorías a mejor diseño de arte, que fue acompañado por el Graffiti a mejor single rock por su canción “Fin de año” que cantan junto al argentino Santiago Motorizado. La entrega de premios de este año será el 16 de setiembre.

Su primer álbum “es la suma de todo un proceso artístico” que tuvo la banda en la pandemia, comenta su baterista, Guerriero, a Sala de Redacción. Las canciones fueron en su totalidad compuestas por la banda; el concepto tiene que ver con construir y vivir una vida a través de otras miradas: “lo que atraviesa el mundo de Niña Lobo -ese universo que se construye- es todo lo que tiene que ver con la cultura pop”. Con canciones cuyos títulos hacen referencia a íconos de la década de los ‘2000 como Hannah Montana, Hilary Duff o Natalie Portman y letras como “ya no quiero pensar / en todo el mal que me hicieron / las películas románticas”, la presencia de la cultura pop anglosajona se encuentra muy marcada. Guerriero explica que “es un reflejo de haber construido un montón de conceptos en base a los ojos de otras personas que muchas veces hasta nos eran ajenas a nosotras”. Sin embargo, el disco comienza con un tinte uruguayo: en la canción “Jaime Roos” le piden perdón al cantautor uruguayo “porque me dijo / no te enamores de nadie”. En palabras de la baterista, el disco recorre el camino que se hace para llegar a una identidad propia. “Es un disco muy cinematográfico, en el sentido de que todo el arte acompaña la construcción de ese universo”, pero “la niña lobo se refleja de una manera muy diferente a la de los dos primeros EP, es un mundo estético muy distinto”, agrega. 

Al momento de tener agendado su primer toque -también en el bar Tazú- aún no tenían nombre. Niña Lobo, que es el nombre de su primer EP de 2019, fue el resultado de probar muchas cosas distintas. Guerriero cuenta que el proceso de la búsqueda de nombre “es un reflejo de lo que es la banda”, ya que cuando intentan seguir el camino de otras, que planifican y sobrepiensan, esas cosas no les salen del todo, pero “cuando nos juntamos a ser nosotras, fluye”. 

Para la banda, la pandemia “fue un impulsor”: si bien al comienzo fue un freno, fue necesario porque les faltaba tiempo para componer; el encierro fue un momento de “introspección” y de “tratar de encontrarnos entre nosotras”, comenta Guerriero. Hicieron un podcast y shows por streaming, entre ellos, los festivales Pilsen Rock -una edición especial del mítico festival que no se realizaba desde 2010, cuyo regreso fue en julio de 2020- y el Montevideo Rock -realizado a mediados de agosto de 2020 luego de la cancelación del festival presencial-. La pandemia fue un momento para acercarse entre ellas mucho más, y fue una oportunidad para ver las cosas de una manera diferente: “la banda nos salvó la cabeza a las cinco”, cree Guerriero.

Le agradecen a No Te Va Gustar la invitación a abrir sus dos recitales en el Estadio Centenario el 13 y 14 de diciembre del año pasado. “Fue muy fuerte para nosotras, la experiencia fue increíble”, afirma con una sonrisa. Ensayaron un montón y tocaron “como si nadie nos estuviera viendo”. Sin embargo, Guerriero se muestra igual de feliz al hablar de los shows dados en lugares más pequeños, como fueron los del bar Inmigrantes y el bar Tazú. “Nos hacía falta poder tocar en lugares chicos con la gente ahí, la energía ahí”. Ambos días contaron con entradas agotadas y un público -mayoritariamente femenino y joven- con muchas ganas de bailar. 

Con gritos de “Vamo’ las pibas”, los y las espectadoras animan a la banda, mientras que ellas desde el escenario aseguran que su recital es un lugar “seguro para bailar y llorar”. Con una pantalla que proyecta imágenes de la película “La nueva cenicienta”, el ambiente dosmilero del disco está muy presente. Al momento de tocar Barcelona”, los oyentes encienden las linternas de sus celulares al unísono. Guerriero dice que tocar en lugares así con la gente apretada la hace sentir “viva”. 

Las mujeres músicas en Uruguay ahora están más organizadas que nunca. Y Guerriero destaca que hay cada vez más mujeres instrumentistas: “es más común para una chiquilina querer tocar la batería ahora que cuando yo empecé. Estamos viviendo un cambio de paradigma muy positivo”, aunque todavía falta mucho. A las niñas que quieren empezar a hacer música Guerriero les recomendaría que “aprendan a convivir y acepten el error porque va a ser clave para llevarse bien con el instrumento”, y les recordaría que “los instrumentos no tienen género”. La baterista plantea que las mujeres que llegan le dan lugar a otras mujeres, y que “hay una comunidad mucho más armada, horizontal y colaborativa”. A pesar de que las cinco se consideran feministas, el discurso político no está presente en la banda, y a veces se depositan ciertas expectativas de cosas que la banda debería hacer o decir que no son su “responsabilidad”: “a veces nos ponen una mochila de más”, comenta.

Niña Lobo se presentará en noviembre en el festival Primavera Sound en Buenos Aires y Santiago de Chile: allí compartirán escenario con artistas internacionales como Mitski y Charli XCX. Es un festival que se realiza desde 2001 y tiene ediciones en Los Ángeles, Barcelona, Madrid, Oporto, San Pablo y Benidorm. Otros artistas que se presentarán son Jack White -quien llegará a Uruguay en octubre-, Pixies, Björk, Travis Scott, Arctic Monkeys y Lorde, entre otros. Guerriero comenta que se sienten “nerviosas pero contentas” y que cambiaron su manera de ensayar: “ahora estamos mucho más curtidas, ya sabemos qué es lo que necesitamos hacer para sonar bien. Hay mucha expectativa y emoción pero nos sentimos seguras porque sabemos que lo vamos a dar todo”.

Con su canción “Domingo”, cierran el recital. “Nunca me gustaron los domingos por las noches, ni / ver la lluvia caer por el ventanal”, dice la letra de la canción más escuchada de la banda con más de 200.000 reproducciones en Spotify y 18.000 en Youtube.

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