La primera causa de muerte en el país son los incidentes cardiovasculares: la muerte súbita -paro cardíaco que se produce de forma repentina- “puede alcanzar el 12% del total” y afecta a cerca de un tercio de las personas menores de 50 años, según informa la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular (CHSCV) en su página web. Ana Fernández, integrante del Servicio Médico del Poder Legislativo, contó a Sala de Redacción que por día ocurren entre 12 y 13 muertes vinculadas a enfermedades cardiovasculares y que 80% de estas muertes se dan afuera de un hospital. 

Por su parte, el médico cardiólogo e integrante de la CHSCV Walter Reyes comentó acerca de la importancia de saber realizar las maniobras de resucitación cardíaca y, sobre todo, aprender a “reconocer la situación”, es decir, saber cuándo está ocurriendo un ataque cardíaco. Según señaló a Sala de Redacción, ello es clave para poder iniciar la cadena de supervivencia, y de esta manera, “salvar muchas vidas”. 

En relación a las víctimas de estos episodios, señaló que generalmente son personas que están aparentemente sanas. En el mismo sentido, Fernández aseguró que “la muerte súbita no avisa, es inesperada y muchas veces no tiene una sintomatología previa”. Por ese motivo, se han trazado estrategias de intervención para responder a las circunstancias de la muerte súbita, una de ellas fue la colocación de desfibriladores externos automáticos (DEA) en predios donde se desarrollan actividades físicas o emocionales de riesgo, como clubes y estadios deportivos, policlínicas barriales y casinos, entre otros. 

Los DEA cuentan con sensores que analizan el ritmo cardíaco del paciente; cuando el aparato detecta que se trata de una arritmia cardíaca letal, aplica de forma repentina y en un lapso de tiempo breve una descarga eléctrica de alto voltaje al corazón, para restablecer el ritmo cardíaco normal. Su uso es clave en este tipo de situaciones, ya que evita la posible muerte del paciente. 

La colocación de los DEA fue posible a partir de 2018, año en que se aprobó la ley 18.360, que obliga a contar con al menos uno de estos dispositivos en los lugares donde exista una afluencia de más de 1.000 personas, ya sean espacios públicos o privados. Además, Fernández aseguró que, aunque estén ubicados en instituciones privadas, es obligatorio entregarlos a quien lo solicite, porque si no “estaríamos en omisión de asistencia frente a un caso de muerte súbita”.

Desfibriladores en problemas

Según una investigación que realizó el programa radial No Toquen Nada a través de pedidos de acceso a la información pública al Ministerio de Salud Pública (MSP), uno en 2018 y otro en 2021, no se fiscaliza ni se controla el cumplimiento de la ley 18.360, como lo dispone su decreto reglamentario, de 2009.

En su artículo 2, este decreto establece que el MSP debe llevar un registro de los DEA instalados, que tiene que incluir la fecha y datos del adquirente, el número de equipos y el lugar donde están instalados, y el número de serie de cada equipo. Asimismo, dice que se debe denunciar al MSP cada vez que un DEA es utilizado, más allá del resultado clínico obtenido. 

En 2021, el MSP respondió que se hace el registro e indicó que “cada institución con desfibrilador lo registra en una web”. Sin embargo, en mayo del año pasado No Toquen Nada informó que no queda claro si el ministerio controla que las instituciones obligadas tengan los DEA y agregaron que el MSP afirmó que “no tienen control ni registro de si se usaron los DEA”. 

Además, en caso de querer hacerlo no podrían establecer sanciones para quienes incumplan, porque ni la ley 18.360 ni su decreto reglamentario incluyen penalizaciones por ello. 

A su vez, en 2018 el ministerio informó al programa radial que “no se sabe cómo se distribuyen geográficamente los desfibriladores ni cuántas personas están capacitadas para hacer resucitación cardíaca básica o usar desfibriladores”. Según establece el artículo 3 de la ley, la mitad de los empleados de cualquier lugar público o privado y la totalidad del personal de la salud deben estar capacitados en primeros auxilios y resucitación cardíaca básica. 

Cadena de supervivencia

Reyes explicó que el paso principal es aprender a reconocer la situación para luego evaluar si es necesario hacer el masaje cardíaco. Según aclaró a Sala de Redacción, cuando una persona pierde el conocimiento se debe reconocer si se desmayó o si tiene un paro cardíaco: “Tenemos que ver si nos contesta, si respira, y tomarle el pulso; si no respira y no tiene pulso empezamos hacer masajes cardíacos con las manos”. 

Según explicó Reyes, la respiración boca a boca no es imprescindible en estos casos, ya que “sólo haciendo masajes cardíacos se podrá mantener con vida a una persona por mucho tiempo”. Además, aclaró que los 10 primeros minutos son vitales para la resucitación. El reconocimiento y luego el inicio del masaje cardíaco permiten que “nos dé el tiempo de poner en marcha el resto de los eslabones que constituyen la cadena de supervivencia”, añadió. 

Mientras se le hace masaje cardíaco al paciente se debe llamar al servicio de emergencia para pedir que traigan un DEA, ya que, al usarlo, las posibilidades de que el paciente sobreviva aumentan más de 50%. “Usando las manos y un desfibrilador podemos triplicar las posibilidades de sobrevivencia sin secuelas neurológicas de una víctima”, sostuvo Fernández. 

Por lo tanto, uno de los principales objetivos que se propone la CHSCV es “el entrenamiento y la formación de instructores para que capaciten a la población en las maniobras de resucitación básica, y así poder evitar la muerte súbita”. La ley 19.077, promulgada en 2013, establece en su artículo 3 que tanto la CHSCV como el Consejo Nacional de Resucitación (CNR) son los responsables de la realización de talleres educativos enfocados en las maniobras de resucitación cardíaca. 

Campaña de concientización sobre resucitación cardíaca, 11 de mayo. Foto: Paula Gómez / Sala de Redacción.

El 11 de mayo, día nacional de la resucitación cardíaca, se realizó una jornada de concientización sobre la temática en el edificio anexo del Palacio Legislativo. La actividad fue organizada por la Dirección del Servicio Médico del Poder Legislativo que a través de un convenio con la CHSCV es un sitio Cerca de enseñanza sobre resucitación.

Allí estuvo la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimon, quien subrayó que abordar este tema “significa un aprendizaje para ser mejores ciudadanos, para saber cómo responder a situaciones en las que podemos estar salvando una vida”. Además, se realizó un taller enfocado en las maniobras de resucitación cardíaca a cargo de la CHSCV y el CNR. Los estudiantes del liceo 2 Héctor Miranda, el liceo 17 Francisco Acuña de Figueroa, y el colegio y liceo Sagrada Familia mostraron cómo actuar ante una víctima de paro cardíaco, en base a la orientación recibida para el uso del desfibrilador y las maniobras para realizar el masaje cardíaco. 

Taller de maniobras de resucitación cardíaca básica en el edificio Anexo del Palacio Legislativo. Foto: Paula Gómez / Sala de Redacción.
App Cerca

La aplicación Cerca fue creada en 2015 por la CHSCV con el objetivo de localizar de forma rápida y sencilla el desfibrilador más cercano a la ubicación de quien está sufriendo un ataque cardíaco. “Nosotros estamos trabajando desde 2010 entrenando a los funcionarios, a las personas que están dentro del Parlamento, a empresas públicas y privadas”, afirmó Fernández, y agregó que actualmente hay más de 4.000 personas capacitadas en los masajes de resucitación cardíaca. En ese sentido, indicó que se espera que “bajen las cifras de muerte súbita”.

El mayor porcentaje de los desfibriladores se encuentran en lugares fijos, sin embargo, Reyes aseguró que solo algunos pocos están circulando en ómnibus de transporte público capitalino. En relación a la cantidad de DEA que hay a disposición, Fernández destacó que en la actualidad hay 3.000 sólo en Montevideo, pero cuando “recién se promulgó la ley había pocos”. 
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