En Uruguay la actividad de las y los trabajadores rurales está regulada desde el año 2008 por la Ley 18.441, que establece que la duración máxima del jornal debe ser de ocho horas diarias y 48 horas semanales por cada seis días trabajados.

Hoy en día, muchos trabajadores se encuentran en el área metropolitana y dentro de esta área hay un porcentaje muy elevado en la capital. En cuanto al interior del país, el departamento de Salto es el más afectado por la falta de empleo rural, el cual asciende a 14%, según indicó a Sala de Redacción el presidente de la Unión de Trabajadores Rurales y Agroindustriales de Uruguay, Juan Carlos Albano.

El secretario general de la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines, Germán González, contó a Sala de Redacción que “son muchas las problemáticas que enfrenta el trabajador rural y para el sistema político siguen siendo ‘trabajadores de segunda clase’, ya que tienen menos derechos que cualquier otro trabajador”. Para González, la Reforma de Seguridad Social es un ejemplo de esto: “fue una reforma jubilatoria, ya que para ser de la seguridad social tendría que ser más inclusiva, con la participación de todos los actores sociales, entre ellos trabajadores rurales y no fue el caso”, indicó.

Por su parte, Albano coincidió con que un trabajador de industria y comercio trabajando 150 jornales tiene derecho al subsidio por desempleo, en cambio el trabajador rural necesita 250 jornales. ”Ahí ya vemos un derecho menos comparado a los demás trabajadores; esa es una de las mayores desigualdades y de las que más se ha reclamado a lo largo de las discusiones del Consejo de Salarios”, afirmó. 

Otra desventaja que tiene el trabajador rural es que casi no acceden a los planes de la Comisión Honoraria Pro Erradicación de la Vivienda Rural Insalubre (MEVIR), creada por la ley 13.640 en el año 1967 con el objetivo de erradicar la vivienda insalubre de la población rural, ya que de 100 complejos de viviendas que existen en el interior del país, solo en cinco viven trabajadores rurales, concluyó González.

Estas desigualdades muchas veces suceden por la falta de conocimiento de estos trabajadores con respecto a sus derechos laborales y a sus obligaciones.

Y sigue sin llover

“En todo el país la falta de empleo es muy alta, este es un problema que ya empezó a generar la sequía en muchos departamentos del interior del país”, sostuvo Albano. También dijo que todos los sectores del área rural se vieron afectados por la sequía: la ganadería, la agricultura y la hortifruticultura tuvieron grandes problemas con la falta de agua y las olas de calor.

González coincidió que “las zafras vienen siendo cada vez más cortas; antiguamente duraban 150 o 180 jornales, y hoy en día duran 110 jornales”. En su caso trabaja en una empresa que cosecha manzanas y cuenta que el año pasado, en épocas de cosecha, eran 50 trabajadores. Este año son 12, ya que la sequía afectó al manzano y las empresas debieron buscar otras estrategias para aumentar la cosecha.

Albano dijo que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social está haciendo un trabajo en conjunto con el Ministerio de Ganadería y Pesca para determinar los sectores que han sido más castigados. De esta manera se podría dar una ampliación del seguro de paro, por ejemplo, en el entendido de que hay sectores que no están contratando la misma cantidad de personal por falta de tareas.

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