La delegación celeste de tchoukball, compuesta por la selección femenina y la masculina, partió hoy a las 10.00 del Aeropuerto de Carrasco. El campeonato se llevará a cabo en la ciudad de Nilai, Malasia, a pocos kilómetros de su capital Kuala Lumpur. La competencia se extenderá del 8 al 12 de agosto, en donde ambas selecciones disputarán dos partidos por día. Este deporte comenzó a jugarse en Uruguay en 2009 y por primera vez va a un mundial.
A nivel femenino participan 14 selecciones, divididas en dos series de siete equipos cada una. Uruguay se ubica en la serie A, con Singapur, Malasia, Argentina, Pakistán, Gran Bretaña e Italia. Para avanzar a las semifinales, deberá quedar entre los primeros dos puestos de su serie; en esa etapa, tendría que enfrentar a la primera o a la segunda selección de la serie B.
En la categoría masculina, se presentan 16 selecciones, que están fraccionadas en cuatro series de cuatro equipos cada una. En este caso los celestes ocupan la serie B junto a Taiwán, Francia y Hong-Kong. Uruguay debe lograr ubicarse entre las dos primeras posiciones de su grupo para pelear del primer al octavo puesto; en caso de no lograrlo, tendrá que competir por conseguir desde el noveno al decimosexto puesto.
Por el “Malasiazo”
Los planteles uruguayos están compuestos por nueve jugadores cada uno, tanto en la categoría femenina como en la masculina. También participan cuatro árbitros (tres hombres y una mujer).
No es la primera vez que Uruguay clasifica al Mundial de Tchoukball. Pablo Delmonte, presidente de la Asociación Uruguaya de Tchoukball y entrenador de la selección femenina, menciona que “las anteriores ediciones los equipos se estaban armando recién, no encontrábamos un nivel como para poder jugar, ya habíamos visto varios videos y nos sentíamos alejados a nivel de juego”. Además, comentó que a nivel económico era difícil poder costear ese viaje. En esta ocasión la selección femenina logró la participación en el mundial tras consagrarse campeona panamericana en 2018. La selección masculina clasificó tras salir vicecampeona panamericana, donde perdió la final con Brasil.
Delmonte tiene altas expectativas respecto a lo que puedan lograr los equipos uruguayos, sobre todo el femenino. De todas formas, pese a la confianza que hay en el plantel, hay cierta duda por el desconocimiento del juego de de los rivales, porque los equipos evitan subir videos que delaten la forma de juego. Delmonte menciona que “es una incertidumbre muy grande, porque a nivel asiático se juega diferente que a nivel sudamericano, los europeos en general son más o menos parecidos a nosotros en cuanto al juego, pero la expectativa está en los primeros partidos contra las asiáticas”.
Son los sueños que se alcanzan
Para costear el viaje a Malasia, las selecciones uruguayas femenina y masculina hicieron un gran esfuerzo, que comenzó en setiembre de 2018. Las actividades consistieron en la venta de rifas y artículos de merchandising, como remeras y gorros; también hicieron un bingo, una cena de gala y contaron con la colaboración de una obra de teatro, que les otorgó una suma importante de lo recaudado de las entradas. El domingo 28 de julio se hizo un partido de despedida en la Plaza nº4, ubicada en el Cerrito de la Victoria, en la que se le entregó el pabellón nacional a las selecciones.
Conociendo lo desconocido
El tchoukball es un deporte en el cual cada equipo cuenta con siete jugadores en la cancha; se juega en tres tiempos de quince minutos. El objetivo es marcar la mayor cantidad de tantos posible, esto se logra tirando la pelota contra uno de los dos trampolines ubicados en el campo de juego, los cuales tienen una distancia de 25 metros entre sí. Una vez que el equipo atacante lanza el balón al trampolín, el mismo debe picar fuera de un área con un radio de tres metros para así lograr un punto. El equipo contrario debe evitar que eso suceda, intentando atajar la pelota antes de que toque el suelo.
Delmonte dijo a Sala de Redacción que “la idea es que sea lo más ameno y descontracturado posible, en ese sentido no hay marca física, no hay obstrucción en el juego, siempre hay que permitir jugar”.
También existen puntos en contra, es decir, si el equipo que se encuentra en posición ofensiva le erra al trampolín o el balón rebota dentro del área de tres metros, el tanto es para el equipo que está defendiendo.
El arribo
La disciplina llegó al Uruguay en octubre de 2009, por iniciativa de la expresidenta de la asociación, Virginia Cuitiño. “Ella de alguna manera quería innovar en lo deportivo y encontró esta posibilidad del tchoukball, le gustaron las características del deporte y se contactó con la Federación Internacional de Tchoukball”, dijo Delmonte. El organismo envió a un entrenador brasileño, Luciano Alves, quien le dio un curso a los actuales entrenadores y comenzó con el proceso, hasta llegar a lo que es el deporte hoy en día en nuestro país.
Actualmente el campeonato uruguayo de tchoukball está conformado por diez equipos y se desarrolla en dos etapas. En la primera mitad del año se realiza una Superliga por categorías, mientras que en la segunda se juega el campeonato uruguayo propiamente dicho. En el torneo participan equipos de Minas, Pando, Salinas y también de Montevideo, específicamente de los barrios Cerrito y Unión, y a su vez se suma un equipo de Concordia.
El campeonato tiene reglas particulares, entre las cuales resaltan que debe ser mixto e intergeneracional, por lo que cada plantel debe contar con una persona menor de 18 años y otra mayor de 40 años. En cuanto a este reglamento, Delmonte dijo que “hace que sea muy integrador y ese es el perfil de este deporte, que sea muy heterogéneo, muy amistoso, más allá de que se juega fuerte y dinámico se busca ese formato”.