Hay quienes se preguntan si siempre ha sido así, porque no recuerdan comicios sin basura electoral. A fuerza de costumbre, se ha vuelto natural. De tanto que la vemos, se ha tornado invisible. Se adueña de columnas, luces led y semáforos. De las fachadas de edificios y de los troncos de los árboles. Con el viento se dispersa por calles y veredas, o termina en el pasto de parques y plazas. Los afiches partidarios invaden la ciudad y Montevideo respira -como puede- bajo ese manto de cartón y plástico.

El Artículo D.2399 del Digesto Municipal, que regula la propaganda electoral en la vía pública, autoriza la colocación de cartelería dentro de los 120 días previos a una elección. Sólo se pueden utilizar como soporte las columnas existentes, excepto las que sostienen señales de tránsito. Asimismo, se prohíbe colocar carteles en avenidas como 18 de Julio y Libertador Br. Gral. Juan Antonio Lavalleja. Tampoco se permite en las Plazas Constitución, Independencia, Fabini, Cagancha y de los Treinta y Tres.

Los edificios públicos, así como los declarados Monumento Histórico Nacional o de Interés Departamental, no pueden ser utilizados con fines proselitistas. A su vez, se prohíbe la publicidad electoral en árboles, pavimentos, contenedores de residuos, plazas, parques, cementerios, obras de arte, y “en cualquier otro componente del mobiliario urbano y el ornato público”.

En diálogo con Sala de Redacción, el director del Servicio de Convivencia Departamental de la Intendencia de Montevideo, Facundo Pérez, fue tajante al denunciar el incumplimiento de las pautas que establece el Digesto. En ese sentido, señaló que “los partidos políticos no han cumplido con la reglamentación”, a pesar de haber sido convocados en varias oportunidades por la comuna.

“Todos los días estamos saliendo. Tenemos un equipo que debería dedicarse a otras cosas y nos dedicamos a retirar la cartelería que está puesta en forma irregular”, señaló Pérez. Consultado sobre la frecuencia de las infracciones, el funcionario ilustró: “Ayer sacamos todo lo que había en 18 de Julio. Hoy me llegó una denuncia de que hay de vuelta carteles”.

Columna con señal de tránsito en la Avda. Joaquín Suárez.

A propósito de las medidas a implementar, Pérez afirmó que la Intendencia empezará a imponer sanciones a los partidos que transgredan las norma municipales. “Nos queda ajustar algún detalle, pero vamos a empezar a aplicar multas”, señaló. Las mismas tendrán un valor de cuatro unidades reajustables, es decir unos 4.661 pesos.

El Digesto Municipal impone que la cartelería debe “ser retirada por los beneficiarios de la publicidad en los treinta días posteriores” a las elecciones respectivas. Sin embargo, en anteriores comicios se constató que los carteles permanecían en la vía pública hasta la instancia electoral subsiguiente. En ese sentido, Pérez señaló que Intendencia desarrollará un plan de acción para prevenir esta situación. “La idea es que si no los retiran, nosotros los vamos a retirar y vamos a fijar las multas”, afirmó.

Sala de Redacción se comunicó con las agrupaciones que han infringido la normativa municipal, pero estas se negaron a dar respuesta sobre el tema. En cuanto a la lista que impulsa al candidato Juan Sartori del Partido Nacional (PN), su cartelería fue retirada de la Avenida 18 de Julio en reiteradas ocasiones. Noelia Franco, encargada de prensa del candidato, fue consultada sobre este asunto y dijo no poder responder por estar “viajando al exterior las próximas dos semanas”. El sector Ciudadanos del Partido Colorado (PC), que impulsa la candidatura de Ernesto Talvi y cuyos carteles fueron colocados sobre columnas con señalización de tránsito, tampoco dio respuesta ante la consulta. Lo mismo sucedió con la agrupación Batllistas del PC, cuya cartelería fue retirada de 18 de Julio por la Intendencia.

Semáforo en la Avda. 18 de Julio, a la altura de la Plaza Treinta y Tres

Si ensuciás, no te voto

A pesar de una apatía casi generalizada, el hashtag en Twitter #siensuciasnotevoto echó luz sobre el daño que la basura electoral hace a la ciudad. Lejos de habituarse a su presencia permanente, el artista visual Alfredo Ghierra impulsó la campaña con el fin de llamar la atención sobre esta problemática. Líder del proyecto Ghierra Intendente, que promueve la reflexión sobre el estado del patrimonio urbano, el artista dialogó con Sala de Redacción sobre la repercusión de la campaña en las redes.

“El hashtag desencadenó una reacción en muchísimas personas a quienes les parece un absurdo que la ciudad se llene de carteles y números de lista”, explicó. Originalmente impulsada en la provincia argentina de Santa Fe, donde la contaminación visual en los comicios generó una ola de rechazos, la campaña fue replicada en Uruguay con gran resonancia. “He visto acciones de brigadas que sacan carteles; también reacciones de grupos ecologistas que hablan de la catástrofe que significa que muchos carteles sean de plástico o nylon”, señaló.

Más allá de su evidente costo ecológico, esta forma de proselitismo político “no es natural ni tampoco es el modus operandi en el resto del mundo”, opinó Ghierra. A diferencia del caso uruguayo, otros países de la región han impulsado controles más firmes a la propaganda en la vía pública. “En Chile las multas son tan altas, que a nadie se le ocurre dejar un cartel después de terminada la campaña”, destacó el artista. 

Columna con señal de tránsito en la Avda. 18 de Julio

Asimismo, la ingente cantidad de publicidad en la vía pública tiende a volver privado el espacio común de la ciudad. “Si el espacio público es un lugar donde se mueven ciudadanos, es una cosa; si se transforma en el lugar de paso de consumidores, es otra”, afirmó Ghierra. Esta valoración de la ciudad como un espacio de consumo se vincula también con el poco cuidado del patrimonio urbano, donde el “vandalismo se ejerce desde instituciones súper establecidas como los clubes de fútbol, los partidos políticos y las marcas comerciales”, expresó el artista.

La colocación de cartelería sobre edificios, lugares públicos y medios de transporte hace que la mirada ya no pueda desplazarse libremente por el espacio urbano, donde la atención se topa con publicidad de todo tipo. Este problema sobre cómo se usa y vive la ciudad se ve agravado en época de elecciones, cuando el proselitismo electoral “se suma a un espacio público ya empobrecido por la cantidad de carteles”, consideró el entrevistado.

A pesar del uso generalizado de la cartelería, Ghierra cuestionó cuán efectiva es esa intromisión en el espacio público para los partidos políticos. “¿Realmente les aporta votos?”, ironizó. En un mundo donde las fronteras entre lo digital y lo real son cada vez más difusas, gran parte de la contienda electoral se traslada al medio electrónico. “El lugar donde hacer proselitismo es ahí”, sentenció.

En tanto, otras formas de persuasión han ganado espacio. “Hay políticos del interior del país, como Luisa Rodríguez en Treinta y Tres, que hicieron una campaña basada en no poner publicidad política en la calle”, comentó Ghierra. Proyectar imágenes, usar pinturas no permanentes, o contribuir con el mantenimiento de parques y escuelas son opciones que no atentan contra el mobiliario urbano y que “hoy generan más visibilidad”, destacó el artista. Estas acciones, aunque minoritarias, permiten dar lugar a una cuota de esperanza. “Capaz estamos asistiendo a las últimas elecciones que son así”, expresó Ghierra.

Edificio sobre la Avda. 18 de Julio

Ahora solo resta esperar a que pase el aluvión de propaganda para que la ciudad se vea libre de su incómodo disfraz.

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