Un día, despertás en medio de la noche, estás completamente consciente de tu entorno, pero sos incapaz de moverte. Sentís una presión sofocante en el pecho, mientras la ansiedad y el terror de la situación aumentan porque no podés reaccionar. Este fenómeno es conocido como “parálisis de sueño”.

Elianne Silberman, psicóloga, especialista en sueño y terapeuta cognitiva comportamental, en conversación con Sala de Redacción, la define como un tipo de “parasomnia”, es decir, una patología en la que ocurren experiencias o eventos físicos no deseados durante el sueño. Ocurre durante la fase de sueño de movimientos oculares rápidos, más conocida como fase REM, por sus siglas en inglés. En este esa fase el cerebro se encuentra muy activo y es cuando se dan la mayoría de los sueños. 

Según explicó la especialista, la parálisis de sueño ocurre durante la transición entre el sueño y la vigilia, produciendo una “desconexión temporal”; el cerebro está despierto, pero el cuerpo aún se encuentra en una “atonía muscular”, lo que impide cualquier movimiento o reacción, y su duración es de unos pocos segundos o minutos, aunque al experimentarlo parezca durar mucho más. 

Silberman contó a SdR que en muchas culturas del mundo, estos episodios de parálisis de sueño se interpretan como “creencias sobrenaturales”. En muchos casos se dan alucinaciones por este estado en que el cerebro está activo pero el cuerpo está inmovilizado, y es entonces cuando la persona siente que está viviendo un fenómeno paranormal. Si bien dijo que desde la medicina y la ciencia desestiman esta creencia, hoy en día “las causas exactas no están del todo claras y hay varios factores que pueden contribuir a que eso suceda”.

La preexistencia de trastornos de sueño como la narcolepsia o el insomnio, así como la ansiedad y el estrés son algunas de las causas que pueden aumentar la prevalencia de sufrir una parálisis del sueño. De todas formas, según informó la especialista, se estima que “alrededor del 8% de la población mundial ha experimentado una parálisis de sueño, es un porcentaje ínfimo”, remarcó. 

Más vale prevenir que curar 

Angustia, ansiedad, estrés, miedo, son algunas de las emociones generadas durante estos episodios, intensificadas a partir del desconocimiento sobre lo que está pasando. “La primera vez que tenés estos episodios de parálisis del sueño, es en general donde el umbral de ansiedad se dispara”, afirmó Silberman y señaló la importancia de “psicoeducar” al paciente para apaciguar el miedo y el posible impacto sobre su salud mental.

Consultada sobre la existencia de tratamientos o medicamentos para tratar esta afección, Silberman explicó que “no hay un tratamiento específico” aunque a veces “se introduce algún medicamento” que no es para la parálisis de sueño en sí sino para otras enfermedades o trastornos “subyacentes a la parálisis” que pueda tener la persona.

Si bien no hay una “cura”, Silberman señaló que se puede reducir su frecuencia, severidad e intensidad, a través de técnicas de mindfulness, y métodos para mejorar la higiene de sueño del paciente, como tener horarios similares al despertar y dormir, reducir el uso de aparatos electrónicos a la hora de acostarnos, realizar ejercicio físico, y tener exposición solar en el día, ya que esto regula nuestro reloj biológico.

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