Un escenario hexagonal de madera con un extraño artefacto que cortaba uno de sus vértices esperaba al público en la mítica esquina montevideana de Durazno y Convención, al caer el sol del domingo 28 de abril. Faltaban 15 minutos para el inicio de la función cuando el lugar comenzó a llenarse. Las sillas dispuestas delante del escenario no fueron suficientes. La gente se sentó a los costados, sobre la calle y la vereda. Una vez repartidas las mantas que la Intendencia de Montevideo (IM) destinó para el público, empezó el espectáculo. 

La máquina del tiempo es una obra de teatro creada y dirigida por Luciano Delprato y Martín López Romanelli. Delprato es director y dramaturgo argentino. En Córdoba, su ciudad natal, dirige una sala de teatro independiente llamada “Sindicato de Maravillas”; hace más de veinte años que se dedica a la dirección teatral. López Romanelli es director de teatro y ha sido reconocido por la dirección del proyecto de teatro negro llamado Bosquimanos Koryak (actualmente bajo el nombre de Kompania Romanelli), con el que recorrió más de 15 países. 

En diálogo con Sala de Redacción, Delprato contó que todo comenzó en noviembre de 2023 con una invitación de Gabriel Calderón, director de la Comedia Nacional (el elenco de la IM), para “hacer una obra que fuera a la vez itinerante y que celebrara los 300 años de la fundación de Montevideo”, detalló. Con esto en mente, realizó una investigación sobre la historia del país y, a la par, comenzó a escribir las primeras ideas; ese proceso le llevó dos meses, noviembre y diciembre. Desde el primer momento, su intención fue la de hacer un homenaje que no fuera “solemne ni lúgubre” sino “alegre y popular, sentido pero divertido”. En enero terminó de escribir el guion, en febrero y marzo se dedicó a ensayar con los actores: Diego Arbelo, Natalia Chiarelli, Daniel Espino Lara, Mario Ferreira, Gabriel Hermano, Juan Antonio Saraví -todos ellos del elenco estable de la Comedia Nacional-, Federico Rodríguez y Luana Pena -becados por la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD)-. 

La obra se estrenó el 6 de abril en el Espacio Modelo y desde ese fin de semana recorrió distintos barrios de la capital con funciones en el Parque de la Amistad, en la Plaza Las Pioneras, en el complejo cultural Crece Flor de Maroñas y por último en la esquina de Durazno y Convención.

La premisa de la obra fue la siguiente: un grupo de funcionarios públicos de la IM había encontrado en un galpón abandonado una máquina del tiempo, construida como parte de un proyecto secreto del Uruguay batllista, y con ella viajaron a las primeras décadas del siglo XX. La máquina tenía dos particularidades. La primera era que no realizaba viajes al futuro: solo iba al pasado; cuestionado al respecto, Delprato aludió a la “idiosincrasia del pueblo uruguayo” y citó la Noche de la Nostalgia como argumento a su favor. La segunda particularidad era que sus viajes no se realizaban según el tiempo histórico, sino a través del tiempo poético. “Los grandes maestros y maestras de la literatura captan con sus textos el latir del corazón de un pueblo”, considera el dramaturgo cordobés, y la idea fue esencial para determinar que la obra hiciera un recorrido literario por el Montevideo del 900.

La máquina viaja a cuatro momentos del Uruguay batllista y en ellos aparecen creaciones emblemáticas de la literatura uruguaya: poemas de Idea Vilariño, de Delmira Agustini, de Juana de Ibarbourou, así como dramatizaciones de textos de Horacio Quiroga, de Florencio Sánchez y de Juan Carlos Onetti. Además, desde lo plástico, hay pequeños homenajes al pintor Joaquín Torres García. 

Actuar en el espacio público

La decisión de hacer itinerante el espectáculo, además de accesible a gente que de otra forma no tendría la oportunidad de presenciarlo, sacó la práctica teatral del recinto que le es propio. Delprato parafraseó al dramaturgo británico Peter Brook para explicar que esto los condujo a “la madre de todos los teatros”: el teatro popular o callejero. Según Delprato, esa es la mayor diferencia con las obras que se ejecutan en un teatro. Sin esas convenciones, dice, “el público necesita que las condiciones de expectación y decodificación de la obra estén insertas dentro de la forma del mismo espectáculo”. Esto explicaría las distintas interacciones entre el público y los actores, y cómo los personajes interpretados eran conscientes de estar haciendo una obra de teatro y, por consiguiente, de la existencia del público.

“Una vez que la obra se estrena ya no es del director: es del público y de los actores”, sentenció Delprato. Al ser consultado por la recepción del público, aclaró que solo pudo presenciar el estreno en el Mercado Modelo y manifestó que, al menos en esa función, sintió que se “la abrazó con entusiasmo”. A su vez, valoró la importancia de festejar a la ciudad dentro de su espacio público y con sus elencos estables; a lo que describió como “una sinergia política y estética muy virtuosa”.

Lucas, un estudiante del IPA que asistió a la función en la esquina de Durazno y Convención, expresó a Sala de Redacción su emoción luego de verla y elogió los efectos visuales de la obra y las actuaciones. Consideró que se logró capturar de una forma “caricaturesca” la esencia de los grandes literatos y opinó que no había mejor forma de festejar los 300 años que a través de las voces de los artistas que han logrado expresar el espíritu de Montevideo. 

Por su parte, Alfonso, estudiante de la Facultad de Ciencias Sociales, evaluó que la obra estuvo “muy bien lograda estéticamente” a partir del vestuario y de la puesta en escena, aunque sintió “un poco forzada” la inclusión de algunos autores cuya producción artística es posterior al tiempo en que se sitúa la historia. A pesar de esto, opinó que es “una gran celebración de los valores culturales de la ciudad”. Al término del espectáculo, Mandrake Wolf, compositor la música de La máquina del tiempo, se subió al escenario y cantó alternando canciones de la banda sonora con sus composiciones más conocidas. Se espera que las funciones de la obra vuelvan a partir del inicio de la temporada estival y que puedan extenderse al interior del país.

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