Desde 2015, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) desarrolla la política de protección de trayectorias educativas, que intenta mejorar la asistencia y reducir los abandonos de parte de niños, jóvenes y adolescentes en el sistema educativo. Esta política fortalece los enlaces interinstitucionales, a través de la unificación de esfuerzos de primaria, secundaria, UTU, y apoyos del Ministerio de Desarrollo Social y algunas intendencias, comentó Ana Berocay, directora sectorial de Integración Educativa de la ANEP. La política se basa en un cambio en la concepción de la función de los centros educativos, ya que se trabaja en conjunto en vez de que cada organismo lo haga desde su lugar, explicó Nicolás Ambrosi, coordinador del programa Compromiso Educativo. “En vez de pensar que los niños o adolescentes llegan al sistema educativo con situaciones de riesgo, debemos invertir esa situación y asumir que nosotros somos constructores del riesgo y que esto solo se puede revertir trabajando en conjunto con el sistema educativo y otros actores”, reflexionó el coordinador en la presentación de resultados de esta política realizada la semana pasada.

A través del programa Protección de trayectorias educativas se unificó información de primaria, secundaria y UTU, por lo que ahora se puede conocer la situación de cada estudiante en tiempo real en una sola base de datos. “Por ejemplo, con la información de primaria, secundaria puede armar grupos acordes a las características de cada estudiante”, explicó Ambrosi. Para intentar acercar a las familias al centro educativo, se construyó una plataforma donde se pueden corroborar las inasistencias y notas que se ha vuelto un canal de comunicación entre ambos actores.

En cada centro educativo se conformó un equipo de referencia en trayectorias para hacer seguimiento de los estudiantes. Estos equipos están conformados por adscriptos, educadores, equipos de dirección y otras personas que ya están en el centro educativo, pero que ahora trabajan en coordinación y en conjunto con otros equipos.

Desde el 2 de mayo, el seguimiento de los estudiantes se realiza también mediante un programa informático que emite una alarma cuando se registran tres inasistencias. De esta manera, el equipo de referencia recibe la alarma, se comunica con el estudiante y la familia e intenta resolver el problema. Hasta la fecha, se han emitido 94.981 alertas y 89,1% de las situaciones han sido resueltas. Las situaciones que no se pueden resolver a través de la comunicación con la familia se elevan a las unidades de coordinación de integración educativa en territorio, que pueden generan enlaces con otras instituciones. “Por ejemplo, si una familia tiene problemas por enfermedad, coordinamos con la policlínica para atender el caso como prioritario, o si un adolescente está faltando porque le va mal en matemáticas, entonces se piensa alguna alternativa para acompañarlo con tutorías”, comentó Ambrosi a Sala de Redacción.

A su vez, cada 15 días o una vez por mes, los equipos del centro educativo y los que están en territorio se reúnen con las comisiones descentralizadas de ANEP, formadas por inspectores de secundaria, UTU, primaria y del Consejo de Formación en Educación, para hacer un monitoreo de la situación y buscar alternativas de trabajo.

En cuanto a las razones de inasistencia, los problemas familiares (problemas económicos, violencia familiar o ausencia de referentes) fueron la razón de mayor peso con 32,1%, seguido de los problemas en la movilidad, con 15,1%, problemas médicos, con 12%, y de cuidados de hijos, hermanos, u otros familiares, con un peso de 10,7% en el total.

Fuente: Presentación de la Dirección Sectorial de Integración Educativa de ANEP.

Un dato que las autoridades destacaron durante la presentación de resultados del programa es que, en los últimos años, se ha logrado aumentar la asistencia a la educación de los estudiantes que integran quintiles de menores ingresos.

Fuente: Presentación de la Dirección Sectorial de Integración Educativa de ANEP.

A pesar de este aumento, Uruguay sigue siendo uno de los países con menor índice de egresados de educación media en América Latina, más allá de contar con un alto desarrollo socioeconómico. Según dijo en la presentación el sociólogo Gustavo de Armas, el bajo índice de egresados se tiene que enfrentar a través de políticas, pero también de un cambio cultural por parte de los docentes y de las expectativas de las familias. “El día en que nos indignemos de la misma manera cuando el hijo de la vecina abandona el sistema de educación primaria igual que si abandonara el sistema de educación secundaria, ahí las cosas van a empezar a cambiar”, concluyó el sociólogo.

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