La marcha organizada por Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos comenzó, como es habitual, alrededor de las 19 horas, en Rivera y Jackson, y culminó en la Plaza Cagancha. Tras la entonación del himno nacional, en la pantalla del Impo, ubicada frente a la Intendencia, se proyectaron las caras y los nombres de los detenidos desaparecidos en la dictadura cívico militar, bajo el aplauso ininterrumpido y ferviente de los presentes. Al terminar, los carteles empapados se bajaron y las miles de personas se dispersaron, prometiéndose en silencio que volverán a verse el próximo año.
“¡Que nos digan dónde están! Contra la impunidad de ayer y hoy”, fue la proclama que encabezaba la marcha junto con cientos de fotos en blanco y negro de todos los que faltan, de todos aquellos a los que sus familias aún buscan.
La lluvia arreció a la multitud durante las 17 cuadras de trayecto, pero a nadie pareció importarle. Una sirena lejana, un murmullo indistinto de voces y el sonido del agua al golpear el nylon de los abrigos y paraguas fue lo único que se escuchó durante el primer tramo. En cambio, desde la Intendencia hasta la Plaza Cagancha, lo que se oía era el nombre de cada desaparecido emitido por los altoparlantes, seguido por el grito de “presente” de quienes marchaban.
Los colores de los miles de paraguas que parecían flotar sobre la avenida 18 de Julio eran tan diversos como las edades de los asistentes: niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. Todos marchando con un mismo fin y un mismo lema: saber dónde están.
Un gran cartel con forma de un signo de interrogación saltaba a la vista. También una pancarta con los rostros de los ex presidentes Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle, Jorge Batlle, José Mujica y el actual mandatario, Tabaré Vázquez, sostenida por un grupo de jóvenes disfrazados de marionetas. Sobre las fotos, una frase rezaba: “los responsables de la impunidad”.
Empapadas pero satisfechas
Stella tiene 73 años y asistió a cada una de las marchas del silencio. Su pilot violeta está chorreando agua pero mientras habla sonríe. “No nos moverán”, dice, haciendo alusión al crudo clima montevideano, aunque sus palabras esconden una dimensión más profunda. “Lo que me pone más contenta es la cantidad de jóvenes que vinieron, me alegra que se unan a la causa, que les importe el pasado reciente… Su compromiso con la búsqueda es lo más importante porque nosotros, poco a poco, nos vamos yendo”.
Ella piensa que lo sucedido últimamente -que en el Senado no estuvieran los votos para pasar a retiro a los militares que integraron el Tribunal de Honor de José Nino Gavazzo, Luis Maurente y Jorge “Pajarito” Silveira- hizo que la asistencia fuese enorme.
Su explicación se valida en las palabras de Agustina, que tiene 21 años y ayer fue a su primera marcha: “se le comenzó a dar otra trascendencia al tema, salió LUISA (Leyendo Unidos para Interpretar los Archivos), lo de los Tribunales de Honor, la venia… Supe que tenía que venir”.
Si bien ella no vivió la dictadura cívico militar, expresó que empatiza con la búsqueda: “mi familia está íntegra, pero sé que hay gente que sigue buscando a sus familiares, no es algo que se cerró”. “Genera impotencia” el hecho de que algunos involucrados “sí saben dónde están pero no lo dicen”.
Vivir en la lucha
En la convocatoria a la marcha, a la que Familiares define como “una cálida demostración de solidaridad con quienes sufrieron y aún sufren las consecuencias de la barbarie del terrorismo de Estado; y, particularmente, con la lucha de las madres que buscaron y buscan a sus hijos”, la organización se manifestó en contra del resultado de la votación de las venias en la cámara alta. Para el pase a retiro de los generales se necesitaba mayoría especial, pero sólo el Frente Amplio acompañó la votación.
“Lamentamos hondamente tener que denunciar a los senadores que pusieron sus rencillas electorales por encima de lo que su investidura les reclama, que es la defensa de la institucionalizad democrática”, se afirmaba en el comunicado en el que también se calificó a estos legisladores como “cómplices de un pasado doloroso”. Asimismo, Familiares habló de la “poca transparencia” de Presidencia en todos los gobiernos que se sucedieron luego de que se restableciera la democracia en 1985.
Elena Zaffaroni, integrante histórica de Familiares, dijo a Sala de Redacción que este año hubo un mayor compromiso. “Fue más clara la motivación y la importancia de la marcha” que funcionó como “respuesta” a lo sucedido los últimos meses. “Fue impresionante, magnífica…”, comentó.
Sobre Luisa Cuesta, manifestó que su presencia se sintió más que nunca. “Su fuerza siguió presente. Sigue y seguirá siendo una luz en esta marcha”. Contó además que por la difusión especial que tuvo este año el evento, esperaban que fuese muy numeroso. Sin embargo, por unos minutos la lluvia torrencial hizo tambalear la idea. “Tuve recién al final de la marcha la medida de lo que fue porque con los paraguas nunca vi para atrás… fue muy emocionante de ver, hasta niños había”. Sobre la participación de los jóvenes sostuvo que ha ido en aumento a lo largo del tiempo, y que en esta ocasión fue particularmente “notoria”. Zaffaroni está convencida de que las nuevas generaciones están realmente involucradas. “Esto no se acaba cuando nosotros muramos”, sentenció.