Mauro, que ya es licenciado en Psicología, asegura que el acceso a materiales es una barrera importante a la hora de estudiar. Cuando en 2012 aún cursaba la carrera, cuenta a Sala de Redacción, se adaptaba él mismo los materiales de estudio: sacaba prestados los libros en biblioteca, los escaneaba en la fotocopiadora de un local de la galería Montecarlo, frente a Facultad de Derecho, porque eran rápidos y tenían buena digitalización en formato editable; luego pasaba el texto a formato editable para correr los lectores de pantalla.

A Fabián, que aún cursa Gestión Universitaria en la Facultad de Ciencias Económicas y Administración, los lectores de pantalla le abrieron un gran abanico, “ facilitaron mucho el aprendizaje, la lectura de ocio y la lectura en general”, explica a Sala de Redacción. Si bien la tecnología e Internet son un constante desafío, le brindaron accesibilidad y rapidez. Antes era común ver a personas ciegas en aulas o bibliotecas utilizando máquinas de escribir, estudiado mediante braille o escuchando lecturas de voz grabadas en cassette por algún solidario. La dificultad residía, según el universitario, en que si bien conocían el teclado de memoria no veían lo que se estaba escribiendo: “hoy con los lectores podés revisar lo que escribiste, letra por letra, incluso”.

Sin embargo, ninguno de los dos pudo utilizar una herramienta que facilitara el estudio como la Biblioteca Digital Accesible, un programa que según ambos ayudará a futuros estudiantes o ciudadanos con baja visión. “Al no estar en la piel del otro, a veces la gente ni se entera de lo que pasan las personas ciegas al momento de acceder a una simple lectura. Desde ocio, estudio, manuales de uso, hasta cómo hacer un trámite”, agrega Fabián.

El 22 por ciento de los estudiantes de la Universidad de la República (Udelar) tiene alguna discapacidad visual; dentro de ese porcentaje, el 2 por ciento tiene mucha discapacidad y el 0,2 por ciento no puede ver.

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El lunes pasado se presentó en la Facultad de Información y Comunicación la segunda fase del proyecto Biblioteca Digital y Accesible (BIDYA), que permitirá ampliar este repositorio a toda la educación superior del país. Participaron de la apertura Rosita Angelo, directora de Educación del Ministerio de Educación y Cultura, Rodrigo Arim, rector de la Udelar, Juan Cristina, prorrector de Enseñanza, Heber da Cunha, director de la División de Políticas Transversales y Participación del Programa Nacional de Discapacidad del Mides, y Martha Sabelli, decana interina de la FIC. 

Además, en la tarde se llevó a cabo una “adaptatona”, en la que se demostró y enseñó a los participantes cómo adaptar textos escritos a materiales accesibles.

Foto: Agustina Huertas

El proyecto del Núcleo de Recursos Educativos Abiertos y Accesibles de la Udelar (REA) y la Unión Nacional de Ciegos del Uruguay (UNCU) fue seleccionado y financiado en 2016 por el Programa Fondo Regional para la Innovación Digital en América Latina y el Caribe, que brinda oportunidades de fortalecimiento y financiamiento a iniciativas que potencien las tecnologías de la información y la comunicación para la inclusión social y el ejercicio de derechos y libertades. En primera instancia se habilitó un repositorio de 500 materiales educativos accesibles para personas con discapacidad visual de Educación Primaria y Secundaria, y se convirtió así en una de las primeras bibliotecas accesibles y digitales de la región.  

Los usuarios son habilitados por UNCU, el Mides y a partir de esta semana también por el Programa de Entornos Virtuales de Aprendizaje, y se ingresa a través del repositorio institucional de la Udelar Colibrí. Tienen derecho al acceso quienes están inscriptos en el registro de la Comisión Nacional Honoraria de la Discapacidad (CNHD), tienen pensión por discapacidad corroborada por BPS o comprueban alguna dificultad de acceso al texto impreso, sea visual, motriz u otra. Se pueden encontrar desde textos de Jorge Luis Borges, Platón, Karl Marx, hasta de Astronomía.

BIDYA se enmarca dentro del “Tratado de Marrakesh”, que habilita la adaptación, reproducción y distribución de obras escritas y facilita su acceso a personas con discapacidad visual. El acuerdo exige a las entidades autorizadas que faciliten ejemplares en formato braille, letra grande y audiolibros que podrán distribuirse mediante un préstamo no comercial o medios digitales, importarse o exportarse, sin limitantes legales.

Uruguay es pionero en la región en la implementación de repositorios digitales con perspectiva de accesiblilidad, asegura a Sala de Redacción Patricia Díaz, integrante del núcleo REA. Los demás países, alega, aún están “verdes, en algunos siguen usando formatos materiales, como CDs o pendrives, y es necesario que estos actores adopten la misma lógica para trabajar en conjunto”. 

Es por ello que hoy Uruguay está en la mira del Observatorio de Marrakech para Latinoamérica, conformado por bibliotecas, asociaciones de bibliotecólogos y autoridades de derechos de autor de diversos países. Silvia Pérez, presidenta del Consejo de Derechos de Autor, aclaró durante la presentación que la Udelar fue la primera institución inscripta y autorizada para implementar este sistema, y desde la semana pasada se le unieron la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), la Fundación Braille y UNCU. Sin embargo, agregó, falta aún que se desarrollen políticas públicas que aprovechen la flexibilidad de los tratados internacionales en materia de propiedad intelectual con perspectiva de derechos humanos para jerarquizar el acceso al conocimiento y la cultura, falta “cambiar el paradigma en torno a la propiedad intelectual”, enfatizó.

Para Arim, la Universidad tiene la obligación institucional de asegurar el acceso a la educación terciaria y superior, porque “sin un acceso generalizado en educación no hay desarrollo sustentable posible, menos aún desarrollo equitativo”. 

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En 2013 la Facultad de Psicología estableció a la inclusión como tema prioritario, se realizaron mejoras edilicias y un grupo de estudiantes con discapacidad visual desarrollaron un protocolo de acción estudiantil y docente para impulsar el desarrollo académico. Por ello fue la institución elegida para implementar el plan piloto de esta segunda etapa. Hoy cuentan con un escáner casero instalado en su biblioteca y más de 200 libros adaptados. La ampliación de la biblioteca, financiada por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) dentro de los proyectos de “Innovación Inclusiva”, digitalizará materiales educativos de nivel universitario.

Uno de los mayores retos, sostuvo Mauro, es que se dé a conocer: “hay familias que aún no saben que sus hijos pueden acceder a herramientas como estas que los ayuden a estudiar en nivel superior o terciario”. Para Díaz, el proyecto todavía “está en pañales”, es necesario hacer un mapeo de organizaciones y colectivos, generar redes, buscar actores que estén implementando lo mismo, pensar en un BIDYA III para concretar lo que no se pudo hasta ahora. Diluir las barreras de acceso, como parte de “un desafío permanente y un compromiso de todos”, concluyó Fabián.

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