La historia de Níger recibió otra marca el 26 de julio. El país, reconocido como el sexto exportador de uranio en su región, llegó al fin de su séptima República en un lapso de apenas 60 años desde que se había restaurado la democracia. Con el propósito de analizar las problemáticas que rodean al reciente golpe de Estado, Sala de Redacción conversó con Silvia Perazzo, magíster en Historia y presidenta de la Asociación para las Naciones Unidas de la República Argentina (ANU-AR), quien analizó los motivos detrás de este quiebre político.
Perazzo, que se especializa en historia contemporánea de África, mencionó que no hay registros anteriores que hayan conducido a esta medida. Tras intercambiar al respecto con otros colegas, comentó que “los motivos que se dirimieron fueron dos: el deterioro de la situación económica, social y las cuestiones de seguridad vinculadas sobre todo a la lucha contra el yihadismo”.
Este reciente quiebre político se suma a una serie de eventos similares en el continente africano. Casos anteriores incluyen el golpe de Estado en Malí el 24 de mayo de 2021, en el que el presidente Ba N’Daou fue capturado por las Fuerzas Armadas; el golpe en la República de Guinea el 5 de setiembre de 2021, que resultó en el arresto del presidente Alpha Condé; y el segundo golpe de Estado en 2022 en Burkina Faso, el 30 de setiembre, que condujo a la destitución del presidente interino Paul-Henri Sandaogo Damiba.
Al ser consultada sobre los golpes de Estado que se han dado en la región y sus similitudes con el de Níger, Perazzo respondió que todos ellos son países integrados por distintas etnias y señaló que “no tienen tradiciones democráticas”. “Si consideramos a un Estado con diversidad étnica, sin pasos previos, careciendo de estructuras políticas intermedias”, y de un día para otro “lo sometemos a un sistema multipartidista que busca la democratización, en realidad esto puede llevar a que se imponga una especie de dictadura del que tiene más población, la de la etnia mayoritaria o de la identidad mayoritaria”, advirtió.
Asimismo, remarcó el papel importante del Ejército en estos países y fundamentó que un factor influyente es “el efecto de derrame”: “no es algo menor el hecho de que haya pasado primero en Malí y después en Burkina Faso y que ambos golpes hayan tenido connotaciones antifrancesas por el rol que tiene Francia en todos estos estados, [que] caló muy hondo”. Expresó que eso se da, especialmente, “en algunos militares, que buscan no el poder, sino el sponsoreo de otro Estado no colonial, en este caso Rusia, que los puede ayudar para llegar al poder”.
En esta línea, tanto el presidente ruso, Vladimir Putin, como el líder de la junta militar que gobierna Malí actualmente, Assimi Goit, han compartido la opinión de que la resolución del conflicto en Níger solo puede lograrse a través de “medidas pacíficas”.
La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) también ha evaluado la intervención en el territorio para dar fin al golpe de Estado en Níger. La historiadora argumentó que “la imposición de la democracia siempre fracasó” porque debe ser una elección de los pueblos y acotó que, cuando viene desde afuera, termina siendo una “imposición cultural que desemboca en una catástrofe humana”.
Perazzo explicó que hay dos aspectos que ayudan a comprender por qué los beneficios del comercio del uranio no regresan a la población de Níger: por un lado, “la influencia francesa”, puesto que Níger, como otros países de la región, es una ex colonia francesa y el país europeo mantiene lazos con África Occidental a través de cooperación científica, técnica-militar y económica. En esta cadena de favores, muchos de los estados africanos francófonos que han recibido ayuda y han sido intervenidos por Francia se encuentran en la obligación de otorgar concesiones a empresas francesas en diversas áreas, que incluyen exportación, importación y explotación de los recursos naturales. “Níger tiene sus ciudades eminentemente mineras pero, al margen de eso, las minas más importantes están explotadas por la compañía Orano que es francesa”, detalló. Añadió que los términos de intercambio son altamente “leoninos” y “usurarios”. Para ilustrar este punto, utilizó la siguiente comparación: “por cada unidad de uranio que la empresa francesa se lleva, le paga a Níger 11 euros y la revende en el mercado francés por 200 euros”.
Otro aspecto refiere a la corrupción en el territorio. “Francia y la corrupción de las élites políticas, en este caso de Níger; la presión externa y el acuerdo interno a partir de la corrupción, que es clave para el tráfico de recursos naturales o explotación de recursos naturales, siempre hay cómplices locales”, explicó Perazzo; y en este marco, “cuando ellos [los gobernantes corruptos] están enquistados en el poder tenés este resultado” .
—En los medios de comunicación occidentales se menciona con mucha frecuencia al grupo Wagner ¿tiene alguna información al respecto?
—En la región sí. Wagner es una una compañía rusa de ejércitos privados, comúnmente llamados mercenarios, pero es mucho más que eso, es una corporación. La compañía Wagner está tan afianzada que hasta es responsable de la guardia presidencial de algunos mandatarios. Además no sólo tiene la explotación de recursos naturales, sino también oro y diamantes; a su vez, compró medios de comunicación donde difunde propaganda prorrusa, entonces toda la región está experimentando un cambio de socio. Francia era el socio de la exmetrópolis, socio colonial por excelencia y se está notando cada vez más una presencia rusa, cristalizada a través de Wagner, y aunque tenga relaciones muy tirantes con el Estado ruso, van y vienen, pero es indudable que están ahí.
— ¿Existe el nivel de apoyo popular al actual golpe regido por el Consejo Nacional de Salvaguardia de la Patria, que integra el Ejército nigerino y que se exhibe en los medios de occidente?
—Es difícil de saber. Más del 80% de la población de Níger vive en áreas rurales, entonces la ciudad está despoblada en general. Lo que puedas ver en Niamey [capital de Níger] es la temperatura política, por supuesto hay que medirla, pero no representa la mayor parte de la población de Níger, aunque está mucho más politizada que en la ruralidad, sobre todo porque en las áreas rurales hay un grupo poblacional, los Tuaregs, que son nómades. Lamentablemente los golpes de Estado en Níger son una realidad muy presente. Van por la séptima República en 60 años de gobierno. Algo quiere decir.
Llamados del desierto
Debido a que la mayoría de la población reside en las zonas periféricas de Niamey, la capital de Níger, y producto de la desinformación, el 6 de agosto se congregaron aproximadamente 30 mil personas en el estadio central, General Seyni Kountché. El propósito de este encuentro era expresar su respaldo al líder de los golpistas, Omar Tchiani. Esta acción acentuó las diferencias de opinión entre la comunidad tuareg y el resto de los ciudadanos, lo que profundizó divisiones internas.
Consultada sobre la postura del pueblo tuareg, que se opone a la Junta Militar y hace un llamado a la resistencia, Perazzo comentó que los tuareg son una identidad que está dentro del grupo beréber —comunidades étnicas de África del Norte— y que no solo se encuentra en Níger, sino que está presente en cinco Estados. Explicó que, si bien existen variaciones de los tuareg según la región, su desaprobación se centra en el “abandono estatal”: este pueblo insiste en que han sido “sistemáticamente ignorados”, algo que atribuyen a “su estilo de vida semi nómada” y a la “presencia de sus propias instituciones”. Esta situación se debe, en parte, “a su economía, que difiere de la estructura estatal”.
Además, Perazzo expresó que “lo que siempre han pedido es atención, educación, ayuda médica y, sobre todo, autonomía para tomar sus propias decisiones”. “Entonces en Níger han ocupado posiciones en el gobierno de una u otra forma” y es “por eso que defienden el orden constitucional; porque los han escuchado mucho más de lo que los han escuchado en otro lado”. “Los tuareg fueron muchas veces víctimas del yihadismo, porque los yihadistas trataron muchas veces de atraerlos y unirlos a su causa. La causa tuareg es muy diferente, entonces no sé si este gobierno militar los va a dejar a merced de ellos”.
Perazzo mencionó que el exmandatario depuesto, Mohamed Bazoum, “tenía una política clara con respecto al yihadismo, de la mano de Francia y Estados Unidos, pero significaba cierta política”. “Esto de que no saben cómo van a encarar la lucha antiyihadista, le preocupa al pueblo tuareg, porque son ellos los que están en el desierto a merced del yihadismo”, finalizó.
José Luis Aguiar Cuello y Florencia Nichele