Como respuesta a la creciente inflación y al alza del precio de la carne, el gobierno argentino decidió, el 17 de mayo, suspender por 30 días toda exportación de carne. Esto representa un golpe en el mercado: “en el mundo se comercian 12 millones de toneladas. Argentina venía apuntando a estar cerca de 1 millón, representa entre el 7% y 8% de la oferta de carne del mundo” explicó a Sala de Redacción Fernando Mattos, presidente del Instituto Nacional de Carnes (INAC).

En un contexto de alta demanda mundial esto trae un “efecto al alza por el retiro de la oferta, en una situación donde el mercado está muy demandado, con algunos otros temas de oferta, como el caso de Australia, que por años de sequía generó caída de su stock” detalló Mattos. A corto plazo, dijo esta situación que puede interpretarse “como un beneficio para Uruguay porque los precios suben”. También, destacó la gran demanda de China que crece año a año y “abarca el 60% de nuestra cuota”.

Daniel Belleratti presidente de la Cámara de Industria Frigorífica afirmó en diálogo con Sala de Redacción que el precio de la carne -“sobre todo de los novillos y las vacas”- había crecido desde un mes y medio antes de la medida y que “es probable que durante junio también suba un poco más”. Sin embargo, indicó no será a largo plazo: “ya en julio el precio va a quedar estabilizado”.

Mattos resaltó las condiciones que viene desarrollando el país: “la carne es sana, producida a pasto, sin la presencia de antibióticos, con trazabilidad. Estos atributos hacen que nuestros productos sean preferidos y que la mejora del precio internacional se genere en cuanto a las condiciones de nuestra producción, a la protección del medio ambiente y al bienestar animal. Es decir, una cantidad de capítulos que hace muchos años Uruguay viene trabajando”, resumió, y evaluó que se seguirá “en esa senda a efectos de agregarle valor a la marca”.

Pero no todo es color de rosas y esta situación trae algunos problemas, en especial para el consumidor local. Mattos recalcó que los cambios en la oferta internacional repercuten en “el encarecimiento de la carne en el mercado interno, en un momento en el que el ingreso de los uruguayos está menoscabado en función de un nivel alto de desempleo y seguro de paro, que hace que tengan un menor poder adquisitivo por efecto de la crisis sanitaria”. Agregó que esto es peor porque “no tenemos las condiciones para ofrecer una carne más barata a través de la importación en la región”, como se tuvo en 2020, cuando “casi 30% de la carne que consumimos era de origen extranjero”.

Un problema de confianza

Para los mercados internacionales la confianza es un factor fundamental y, según entiende Belleratti, la decisión de Argentina puede dañarla y provocar consecuencias negativas que no sólo impacten en ese país, sino también en el Mercosur. “Al desbalancear la oferta en el mercado internacional empezamos a quedar cortos los que estamos alrededor de Argentina. Uno tiene una línea armada de ventas, con volúmenes ya predeterminados, y de un día para el otro te quedás con que uno de los competidores más grandes, como Argentina, provoca problemas, malestar en los clientes. Se vio un incremento en los precios en los mercados compradores, sobre todo mercados muy demandantes como el chino”, opinó el presidente de la Cámara de Industria Frigorífica.

Belleratti igualmente resaltó que “sabemos las consecuencias que tienen este tipo de medidas. Argentina ya las tomó en 2006, cuando anunció seis meses y fueron nueve años de restricción a la exportación. Eso generó una ventana de oportunidades importantes para la carne uruguaya, principalmente porque los importadores necesitan proveedores confiables desde el punto de vista de la calidad, pero también de la continuidad en el aprovisionamiento”.

Mattos entiende que la confianza que ha creado Uruguay ayudará a evitar el impacto: “Uruguay ha sido coherente a lo largo de su historia desde el punto de vista del cumplimiento de los contratos, de la deuda. Transversalmente a todos los partidos o gobiernos hemos tenido una conducta de cumplimiento que es como una regla de oro dentro de la comunidad internacional y esto es un constante adicional. Uruguay no ha cambiado su conducta, los que la han cambiado son otros y evidentemente en un sentido distinto al que nosotros aspiramos”.

FacebookTwitter