Hay diez clubes de primera y segunda división profesional que funcionan como Sociedades Anónimas Deportivas (SAD); en el último campeonato, los tres equipos que ascendieron (Rentistas, Montevideo City Torque y Deportivo Maldonado) tienen este tipo de administración. 

El modelo de las SAD funciona con una persona o grupo inversor que administra la gestión deportiva encargándose del activo fútbol. El interés en el desarrollo de las instituciones va de la mano con el la motivación por el desarrollo de jugadores que en un futuro generarían un ingreso mayor al club y al grupo inversor, por vías de un traspaso a un mercado más grande. Más allá de que esta figura legal está regulada desde 2001 por la Ley Nº 17.292, ha tomado notoriedad pública en estos últimos años con la transición de varios clubes a esta forma de gestión en la parte deportiva y con el arribo de instituciones de renombre internacional como el Grupo City, que está a cargo del Montevideo City Torque, o el Grupo Pachuca y su reciente incorporación al mercado del fútbol uruguayo a cargo del Club Atlético Atenas de la ciudad de San Carlos. 

Plaza Colonia es un ejemplo de un club que se constituyó como SAD. Roberto García, uno de los socios propietarios que está al frente de la SAD, dijo a Sala de Redacción que el resultado deportivo también es resultado de la gestión. “El objetivo nuestro es tratar de consolidarnos en primera división”, señaló. Según publicó El Observador, el contrato que se tiene con la institución civil tiene como requisito que el 50% de los jugadores sean de del departamento de Colonia y 50% de las formativas. “Lo que hicimos fue darle sentido de pertenencia al departamento de Colonia, tratar de incorporar jugadores de la zona, llevarlos al club y de a poquito así fue que salieron jugadores como (Kervin) Dawson, (Nicolas) Dibble, (Facundo) Waller, todos oriundos de Colonia”, explicó García. 

Problemas de antaño 

La manera en que se gestionan las SAD hace que los clubes puedan resolver deudas que tienen con la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) o con los propios futbolistas. Un ejemplo reciente de la dimensión de los problemas económicos que atraviesan los clubes uruguayos lo da el caso del Tanque Sisley, que no pudo pagar las deudas que tenía en 2019 y se vio obligado a descender de categoría; ahora está fuera de actividad y cuando vuelva a competir deberá incorporarse a la Primera División Amateur. Más allá de que este caso no corresponda a una SAD, refleja la situación de varios clubes que año tras año enfrentan los mismos problemas. Las deudas de los clubes concluyen generalmente en préstamos o adelantos por derechos televisivos de la empresa Tenfield, dueña de los derechos en fútbol uruguayo. 

De esta manera, los clubes se encuentren en una suerte de círculo vicioso que impide su desarrollo y crecimiento. Las SAD se muestran como una solución para que los clubes puedan liberarse de estos problemas, ya que la infraestructura y gestión de la parte deportiva pasa a ser manejada por el grupo inversor con el cual se tenga el acuerdo. 

A su vez, esto implica que finalizado el acuerdo entre el club y el grupo inversor, toda mejora en infraestructura y desarrollo queda para el club. Adrián Leiza, abogado referente en el tema de las SAD y dirigente de Liverpool, explicó a Sala de Redacción que los inversores se ven atraídos por lo futbolístico, pero también por las cuestiones económicas, “las SAD tienen la ventaja de que están exentas del pago de todos los tributos en la medida en que cumplan con lo preceptuado en la ley”, indicó. 

Igualmente, las SAD no son una garantía total para los clubes. Un ejemplo es el de Rampla Juniors, donde los fondos de la SAD que lo gerenciaban en su momento nunca llegaron y el club debió buscar otras alternativas para abonar su deuda previo al inicio del Torneo Apertura de Segunda División 2020. 

Para Leiza el instrumento de las SAD es un gran vehículo para el desarrollo del fútbol uruguayo, pero depende de cómo se maneje. “Creo que si vienen grupos serios, sean de acá o de afuera y tienen un buen manejo de la parte deportiva, el fútbol es un buen negocio, más acá, que la materia prima está”, señaló. 

De frontera a frontera 

El club Rivera Hinterland, una SAD recientemente constituida, estuvo a punto de incorporarse al torneo de la Primera División Amateur de la AUF, pero por motivos que refieren a la afiliación del club a la AUF no pudo hacerlo este año. Según informó el programa radial 13 a 0, la directiva del club riverense espera incorporarse el próximo año a la Primera División Amateur. 

El club, que participó en el ámbito profesional en 2002 y 2003 con el nombre de Rivera Livramento, aparece hoy como uno de los primeros casos en que una SAD se incorpora al fútbol profesional desde la última categoría, a diferencia de los casos existentes de clubes que se constituyen como SAD, pero que ya forman parte del fútbol profesional.

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