Era una mañana húmeda y fría, una mañana típica de un otoño cualquiera. Había un fuerte olor a tierra mojada en las afueras del Batallón N°14, ubicado en Toledo, en el departamento de Canelones. El sol asomaba entre las nubes, tras una noche de lluvia, tal como la verdad asomó de entre la tierra este martes. Frente a una portera de madera, los periodistas aguardaban la llegada de Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos. Entre abrazos de congoja, mezcla de alegría y tristeza, arribaron sobre las diez de la mañana en un ómnibus contratado de UCOT que, por el estado del camino y el barro formado con las últimas lluvias, no pudo ingresar al predio. De todas formas, el Ministerio de Defensa Nacional puso a disposición vehículos para su desplazamiento.  

—No queremos dejar a nadie atrás, exclamó una familiar. 

—Tenemos vehículos para ir subiendo, es un kilómetro. Los llevamos hasta allí y luego caminamos hasta el sitio, replicó otro.

Mientras los familiares subían a las camionetas blancas, los medios registraban el momento histórico en el que estaban a punto de tener contacto con los restos de un familiar. Unos diez minutos más tarde ingresó al predio el fiscal especializado en delitos de lesa humanidad, Ricardo Perciballe, en un auto con matrícula oficial.

Fotos: Virginia Coubrough y Joaquín Ludzcanoff

Casi una hora después, al salir del predio, Marcos Israel, presidente de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH), conversó con la prensa. Mientras las camionetas se retiraban con los familiares, Israel confirmó que se trata de un solo cuerpo y no de una fosa común. “Es un momento muy conmovedor para todos y más que nada para los familiares”, expresó, y dijo que “la alegría del hallazgo renueva la apuesta de seguir en esta búsqueda”. Aclaró además que “había indicios con la información que se maneja y, aparte, por ser un lugar cercano a hallazgos anteriores”, y no descartó que puedan hacerse más hallazgos en la misma zona.  

El predio

Los medios de prensa ingresaron al predio una vez que los familiares se retiraron. Primero, un trayecto en camionetas para acercarse al campamento; luego, una valla improvisada hecha de una rama, caballetes metálicos y atada con alambre, señalaba la entrada. Un cartel anunciaba: “Zona Militar. Prohibido Pasar”. Pero aún faltaban unos 200 metros hacia el bosque, por un camino de tierra y restos de madera, hasta llegar a la parcela en donde se encontraba la máquina retroexcavadora. Hacía 24 horas del hallazgo de restos humanos en ese lugar, explicó la antropóloga Alicia Lusiardo, que recibió a los medios y brindó información sobre el trabajo que está realizando el equipo en la búsqueda de restos de detenidos desaparecidos. 

Lusiardo sostuvo que en el área de trabajo se declaró una cautela, que se extendió en el año 2020 para incluir las zonas que habían sido excavadas previamente, “para ver si habían sido exhaustivas o no y para dar cuenta de todos aquellos espacios que no hubieran sido intervenidos” anteriormente. Para el equipo, la zona siempre ha sido de interés, en virtud de que la información que manejan, “si bien no es muy precisa, señala ciertas zonas” de posibles enterramientos. Al igual que Israel, resaltó que la importancia de esta ubicación está dada por la cercanía de los hallazgos de los restos de Julio Castro y Ricardo Blanco Valiente, que fueron encontrados en los años 2011 y 2012, respectivamente, a tan sólo 90 metros de este lugar.  

El hallazgo 

A primera hora del martes, “mediante un trabajo de remoción de sedimentos con la máquina retroexcavadora, se constató la presencia de abundante cal y un cráneo que fue lo primero en ser identificado”, informó la antropóloga, y explicó que a partir de ese momento se detuvieron las tareas con la maquinaria y se pasó a trabajar de forma manual. Un equipo trabajó con lo que estaba en el tacho de la retroexcavadora, retirando el material y colocándolo manualmente sobre una lona para analizar el contenido. Otro equipo de antropólogos continuó el trabajo directamente en la fosa.   

Este es el hallazgo ubicado a menor profundidad, lo que está vinculado a las características del suelo, explicó. El enterramiento estaba a una distancia de entre 20 y 40 centímetros de la superficie. La poca profundidad de la fosa, explicó Lusiardo, se debe a la presencia de roca en el lugar. Asimismo precisó que se trata de un enterramiento primario, lo que significa que los restos encontrados no fueron trasladados de otro lugar en el que fueran depositados originalmente. Esta apreciación excluye la posibilidad de una exhumación previa.

El esqueleto al momento está casi completo e incluye huesos de manos, brazos y piernas; se encontró posicionado boca abajo, “con cal por debajo y abundante cal por encima”.  Sobre la cal se encontró una losa de material (portland, piedra, ladrillo y arena) que ocupaba una superficie aproximada de un 1,62 metros. El uso de cal y de la losa ya había sido detectado por los científicos en anteriores hallazgos, de manera que puede señalar un patrón, según afirmó. 

En cuanto al perfil biológico, la científica dijo que una vez que los restos sean limpiados y acondicionados, se aplicarán en laboratorio métodos métricos y no métricos, así como análisis genéticos, para establecer la identidad, lo que se estima que llevará alrededor de un mes. Al momento no hay ningún vestigio de prendas textiles u objetos que se encuentren asociados a los restos. 

“Para el abordaje de predios tan grandes y con información tan poco precisa es necesario avanzar con retroexcavadoras”, opinó la antropóloga cuando fue consultada sobre el uso de la maquinaria pesada y si esta podría perjudicar los trabajos. “Aún las excavaciones controladas son destructivas”, afirmó. No obstante, la estrategia es la correcta para este tipo de trabajos. “La metodología da resultado aunque sea muy lenta”, afirmó Lusiardo, y remarcó que se tiene muy poca información y poco precisa. “Como no podemos ir al punto exacto porque no tenemos la información, tenemos que aproximarnos día a día”, sostuvo. Actualmente cuentan con dos retroexcavadoras trabajando en el predio y esto les permite moverse por el terreno en dos lugares en simultáneo. “Se viene avanzando hace mucho tiempo de manera de cubrir todo el terreno”, dijo, y explicó que hay que tener en cuenta que el predio estaba forestado, por lo que previamente hubo que desmalezar y para ello se trabajó con una cuadrilla de la Intendencia de Canelones.

La antropóloga subrayó que “al ser información imprecisa tenemos que llegar por estos medios. La información está, pero no la tenemos”. Además, agregó que “nos brindan los recursos necesarios, el presupuesto de la Institución, el apoyo de la Intendencia de Canelones, la Presidencia de la República nos brinda nuestro laboratorio y las oficinas, eso lo tenemos todo a disposición, lo que falta es la información”. 

Fotos: Virginia Coubrough

Los familiares

Luego de retornar del predio, diferentes medios de prensa se acercaron al integrante de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, Ignacio Errandonea: “Estoy muy movido, tengo mis límites”, se le escuchó decir a un periodista.

Nilo Patiño, también integrante de la organización, participó de una rueda de prensa en cierta manera improvisada. Consultado sobre las sensaciones que le produjo recorrer el sitio de excavación, Patiño se refirió al hecho “indescriptible” que significa encontrar restos de un ser humano que fuese “enterrado de esta forma y desaparecido como si se lo hubiese tragado la tierra”, más allá de haber presenciado múltiples hallazgos en el pasado, puesto que “cada vez que hay un hallazgo nuevo es una cosa totalmente conmovedora”.

Patiño luego concentró sus declaraciones en quienes cometieron los crímenes: “Es una cosa insólita” que los responsables tengan derecho a la prisión domiciliaria. Así se dirigió a los perpetradores que actualmente cuentan con prisión domiciliaria, pero también al proyecto que se encuentra en tratativas en el Parlamento y que facilitaría el acceso a dicho beneficio. Según Patiño, “es una cachetada y una afrenta para la democracia”.

El integrante de Madres y Familiares también cargó contra la gestión de la información realizada por el gobierno. Según argumenta, “no se puede pasar tres años para tener otro hallazgo”, y reclamó que no es excusa que las Fuerzas Armadas no permitan acceder a la información. “Si no, ¿de qué estamos hablando? ¿Mandan las Fuerzas Armadas o manda el gobierno?”. 

Además, Patiño dijo que comparte que el hallazgo sirve como un hecho que “contrarresta a los escépticos, a los que dicen que no hay que seguir, que ya está, que no se puede buscar, que no se va a encontrar más nada”, según lo dicho a Sala de Redacción por Wilder Tayler, director de la INDDHH. Sin embargo, también apuntó nuevamente hacia la responsabilidad del Estado: “Solamente se puede lograr si hay una actitud del gobierno que intente buscar la documentación y la información”. 

Sobre las afirmaciones del ministro de Defensa Nacional, Javier García, que califica a su gestión como aquella que dio mayores niveles de acceso a la información, Patiño entiende que no es exacta en términos de volumen. Para contextualizar, señaló que el Archivo Berrutti, logrado a partir de la gestión de la entonces ministra Azucena Berrutti, comprende 3 millones de imágenes. A su vez, Patiño se mostró de acuerdo con la premisa de disponibilizar toda la información, en relación al proyecto de ley propuesto por el ministro de Defensa Nacional para reglamentar la publicación de archivos vinculados al pasado reciente, pero acotó que debe ser discutido. De todas formas, recordó que el debate debe ir más allá de los documentos que se contemplan porque, según Patiño, solo “dicen lo que ya se conoce”. “El problema es sacar el material clasificado que hay dentro de las Fuerzas Armadas, ahí tiene responsabilidad el propio ministro”, remarcó.

Las sensaciones son muchas, hasta encontradas. Pablo Sobrino, fotógrafo presente en la cobertura e hijo de una persona desaparecida, sostuvo que “es lo que pasa siempre después de estas cosas: vas, lo ves y tenés que esperar un mes para saber quién es”. De todos modos, valoró que, si bien es “jodido”, puede verse reconfortado porque “alguien va a aparecer”, más allá de que pueda ser, o no, su padre. “Voy a estar unos días con la esperanza de que sea mi viejo, pero se me va a ir, y voy a estar un tiempo neutro, y voy a estar un tiempo que prácticamente me voy a olvidar de esto que pasó. Va a llegar un día en el que voy a estar pelando una zanahoria, o no sé, laburando, y me voy a enterar: ‘es fulano’ o ‘es fulana’”, describió.

Sobrino aclaró que no es la primera vez que pasa por esta situación en la que la expectativa y la euforia se entremezclan. Sin embargo, no dejó de resaltar algo que también remarcó a Patiño: la necesidad de acceder a la información que permita saber qué pasó con su padre y dónde está. “Se lo dije a García: ‘¿Usted sabe lo que es esperar 15 o 20 días para saber quién es?’. Necesitamos los papeles”.

Virginia Coubrough / Joaquín Ludzcanoff

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