En 2013 Uruguay aprobó la ley sobre la comercialización, producción y tenencia de la marihuana (Ley 19.172). De esta forma se puede estudiar y seguir los usos medicinales y recreativos de esta planta, hoy ya instalada en nuestro país. Tras casi seis años de la aprobación de esta ley, Sala de Redacción se acercó a cómo se están implantando los usos medicinales de esta sustancia, su comercialización y su producción en Uruguay.
Para muchos, la marihuana es simplemente una droga de uso recreativo que quizás consumen solo los jóvenes y que fue popularizada por los hippies en los años sesenta. Claramente esta es una definición muy banal de la marihuana, que desde hace miles de años también se utiliza con fines medicinales. La primera mención de la que se tiene noticia sobre el uso terapéutico del cannabis aparece en China en el año 2737 antes de cristo. Existen también varios textos provenientes del Antiguo Egipto, Persia, Tíbet, Azerbaiyán, Grecia, Israel Palestina y otros países árabes donde se documenta su uso terapéutico. En sus comienzos, su uso estaba pensado para el tratamiento del reumatismo, malaria, mala memoria, dolor de oído, dolores del parto, náuseas, cólera y tétanos.
El cannabis medicinal se refiere al uso de las preparaciones de la planta cannabis sativa, llamados cannabinoides (entre ellos el THC o CBD), como terapia para tratar algunas enfermedades o aliviar determinados síntomas en enfermedades como el cáncer. Hoy uno de los productos más populares derivados de esta planta es el aceite de flores de Cannabis, compuesto principalmente por cannabidol, es decir, una sustancia no psicoactiva que no contiene THC. Es útil en trastornos como el insomnio, la ansiedad y la depresión.
Gracias a la ley 19.172, en nuestro país se creó un organismo estatal llamado Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), que depende del Ministerio de Salud Pública. Allí se emiten licencias y se asume el control y la regulación de las actividades de importación, producción, comercialización y distribución de la marihuana o sus derivados. A partir de esta regulación surgieron cientos de clubes cannábicos y tiendas dedicadas a producir y vender productos derivados de la marihuana.
El “poder analgésico” del cannabis
Cannabis-medicinal.uy es una tienda online que desde hace 16 años se especializa en fórmulas para productos derivados del cannabis, traídas de Canadá y Holanda. Leonardo Porta, su dueño, contó a Sala de Redacción que generalmente la gente se acerca a comprar cremas y aceites, sobre todo por “su poder analgésico; su efecto es casi instantáneo al frotarse”. Quienes las compran lo hacen para tratar enfermedades como el Parkinson y a los pocos días, según explica Porta, ven resultados en el movimiento de las extremidades. Lo mismo sucede con tratamientos de quimioterapia: los pacientes sustituyen la morfina por las gotas de aceite cannábico.
Para Porta quienes llegan lo hacen por “cansancio hacia los químicos con efectos secundarios y buscan así otras alternativas naturales (100 por ciento orgánicas)”. El vendedor plantea que sus efectos se ven a la legua y asegura que sus clientes se lo hacen notar a través de mensajes de WhatsApp, donde le dan “las felicitaciones por los resultados”. La tienda vende sus productos en un 70 por ciento a gente mayor, mientras que el resto a personas más jóvenes. También lo adquieren para uso veterinario de perros y gatos y su tratamiento de dolores y epilepsia.
La legalización de esta hierba ha permitido a diferentes cultivadores y empresas pequeñas investigar sobre sus efectos. Pero también la UDELAR está investigando cuáles son los beneficios del cannabis en las personas, más específicamente en lo relacionado al sueño.
El doctor en Neurociencias Atilio Falconi trabaja en el Laboratorio de Fisiología del Sueño de la Facultad de Medicina. En una entrevista realizada por La Diaria, explica su estudio sobre los efectos del cannabis en ratas a nivel del sueño y la vigilia. Falconi llegó a la conclusión de que, dependiendo de la productividad de quien consume la marihuana, diferente será es el “pegue” o el efecto que puede tener.
Durante la entrevista plantea que le preocupan los padres que tienen niños con algún tipo de enfermedad -como la epilepsia refractaria- y que no pueden costear los gastos para adquirir la dosis de medicamento que incluye el cannabinoide CBD (encargado de evitar las convulsiones). “Terminan recurriendo a extractos que no saben bien qué contienen. Se les está dando a niños extractos que están al borde del ejercicio ilegal de la medicina o de la curandería”, comenta. “Yo entiendo a los padres que desesperados se los dan porque les hace bien. Después podremos discutir otras cosas, pero ahí hay un vacío que la ley no ha cubierto”, agrega.
En noviembre del año pasado se inauguró el laboratorio de ICC Labs, que generará medicinas derivadas del cannabis. Falconi planteó que su aceite de CBD tendrá un valor no mayor a los 30 dólares. A tener en cuenta que el Epifractán (primer medicamento en base a cannabis habilitado por del MSP para su venta al público), dependiendo de su porcentaje de CBD, puede tener un costo de entre $2800 y $5600.
En primera persona
Para entender en carne propia cómo es optar por este tipo de medicación alternativa, Sala de Redacción se puso en contacto con Dulio Bracciale, un ex paciente oncológico. Según explicó, para sobrellevar su tratamiento decidió acercarse a productos derivados del cannabis, aunque anteriormente nunca había fumado marihuana.
Bracciale cuenta que conoció el aceite de cannabis por recomendaciones de amigos, diferentes publicidades y el comentario boca a boca. “Primero me interioricé con gente conocida sobre el producto, busqué información y lo tomé como una alternativa natural a considerar llegado el momento. Lo hable con mi familia y fue mi esposa quien lo fue a comprar. Al principio lo tomé con cierta cautela, pues no conocía sus efectos sobre mi organismo”, explicó.
Dulio plantea que tomó aceite de marihuana y que probó cremas de esta hierba. Su motivo era aliviar dolores de cabeza y migrañas muy fuertes (hasta el momento sólo tenía permitido el consumo de sustancias como el paracetamol) y como forma de aplacar los efectos de determinada medicación que se inyectaba para levantar las defensas del organismo.
Sobre la legalización de la marihuana en Uruguay, Bracciale dijo: “en cierto punto me parece bien, pero no deja ser un gran negocio comercial para el gobierno”. En su opinión, es necesario fomentar “la instalación de comercios donde la persona que consume la pueda adquirir legalmente y consumirla ahí mismo”, al igual que sucede en países como Holanda. Además, considera que deben realizarse campañas de concientización “sobre los efectos adversos que conlleva su consumo, haciendo muchísimo hincapié a nivel escolar y liceal”.
De esta forma, personas que nunca fumaron esta sustancia, se acercaron y confiaron en los resultados de sus usos medicinales. Popularizar sus efectos contribuiría a quitar el estigma que recae sobre esta droga, que no deja de ser una opción más para los pacientes y una mejora en su estilo de vida.