Durante los últimos años, el tema de los transgénicos se ha vuelto relevante en el área de la producción de alimentos. Si bien hoy no hay demasiados alimentos transgénicos en el mercado, a la bioquímica uruguaya Anne Labandera le parece pertinente “modificar ciertas plantas para que puedan ser más nutritivas y sobrevivir condiciones ambientales muy severas, así como pestes que pueden arruinar cultivos enteros en poco tiempo”. Entrevistada por Sala de Redacción, la científica entendió que debe tenerse en cuenta que para salir al mercado los transgénicos tienen que pasar por diferentes etapas de control.

Labandera considera que la información falsa circula en las redes sociales principalmente porque es muy “fácil de propagar” y los alimentos transgénicos no son la excepción. Según dice, “el primer problema parte de la definición de lo transgénico y lo orgánico”. “Un transgénico es un alimento genéticamente modificado. Es muy fácil crear información falsa con esas palabras, que pueden generar algún tipo de temor. Sin embargo, el hecho de que un alimento no sea transgénico no lo afecta en nada”, afirma. Según la científica, otro aspecto sobre el que circula información es la utilización de pesticidas, sobre el que asegura: “La mayoría de los cultivos utilizan pesticidas, sean o no transgénicos. Lo que se dice ‘orgánico’ generalmente está asociado con no utilizar pesticidas y herbicidas o la utilización de ‘pesticidas naturales’ que no han sido analizados y aprobados”, señala.

Para Labandera, esto tiene un trasfondo económico: “La cultura de que lo orgánico es mejor hace que los precios sean más altos y que sólo las personas con mayor poder adquisitivo puedan comprarlos. Sin embargo, no hay ninguna prueba sobre que los alimentos no considerados orgánicos sean nocivos para la salud. Son exactamente tan buenos como los orgánicos”.

En contexto

Desde hace algunos años, la bioquímica está estudiando una proteína capaz de detectar falta de oxígeno en las plantas, en el marco de su interés sobre la biología de los vegetales. “La proteína que estoy estudiando se degrada y deja de existir si hay suficiente oxígeno en su ambiente”, afirma, y agrega que “cuando los niveles de oxígeno son bajos, como en el caso en que la planta se encuentre bajo agua, la proteína no desaparece y es capaz de cumplir con su función”. Esta investigación fue publicada en la revista Nature Communications a fines de 2018, pero la científica agrega que “todavía hay mucho por averiguar”. “En este momento estamos investigando cuáles son las funciones de esta proteína y cuál es su relevancia al tratar de lidiar con situaciones de estrés como las inundaciones”, sigue. Para Labandera, esta investigación es relevante ya que se vincula directamente con la problemática del cambio climático y su efecto sobre los cultivos de alimentos.

El año pasado, la científica declaró a Radio Uruguay que se estima que para 2050 la población mundial será tanta que los cultivos no serán suficientes para toda la población, lo que también se verá influido por el cambio climático. Por lo tanto, la científica concluyó que será necesario elaborar estrategias para alimentar a toda la población del planeta. Consultada sobre cuáles serán los cambios necesarios en la producción de alimentos, Labandera dijo que “hay diferentes aspectos a tener en cuenta y que deben ser investigados”: “Por ejemplo, cómo hacer para poder obtener más cantidad de cultivos en el mismo espacio físico o cómo utilizar menos agua para regar sin perder la calidad y cantidad de los cultivos”. Según completó, también es relevante investigar cómo generar cultivos saludables utilizando una menor cantidad de pesticidas, para lo que “es necesario comprender a las plantas a nivel molecular y de esa manera en un futuro obtener más alimentos sin comprometer otros recursos valiosos”.

Además, Labandera cree que “para poder avanzar más rápido en intentar comprender las plantas se necesitan muchos recursos materiales y humanos, lo que es muy complicado de conseguir en la biología de plantas”. Labandera considera que esa comunidad tiene que crecer en el mundo y los organismos que financian la ciencia deben entender que la disminución de la producción de alimentos a causa del cambio climático afectará a todo el planeta y se deben procurar soluciones de forma inmediata.

Labandera se recibió de Licenciada en Bioquímica en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República en 2011. Durante el mismo año realizó una pasantía de grado en el laboratorio de Andrea Villarino. Allí tuvo un trabajo financiado por una beca de la Agencia Nacional de Innovación e Investigación, que procuraba entender el rol de ciertas proteínas presentes en la Mycobacterium tuberculosis, responsable de esa enfermedad. Al año siguiente empezó un doctorado en la Universidad de Calgary en Canadá. Labandera contó que “allí comenzó mi amor por la biología de plantas”. Desde 2017 trabaja en el laboratorio de Daniel Gibbs en la Universidad de Birmingham, en Reino Unido. Este laboratorio es financiado por la European Molecular Biology Organization.


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