El paraninfo de la Universidad de la República (Udelar) se llenó de pañuelos color salmón con la frase “No a la reforma”; el público, en su mayoría jóvenes, llenó la sala para escuchar el debate sobre las posibles consecuencias que podría tener la reforma constitucional Vivir sin Miedo que promueve el senador nacionalista Jorge Larrañaga. Esto ocurrió el miércoles 21, cuando los docentes Luis Eduardo Morás, Natalia Uval, Nilia Viscardi y Emiliano Rojido dieron la charla “¿Vivir sin miedo? Posibles consecuencias para la seguridad ciudadana y los derechos humanos en Uruguay contemporáneo”, que buscó cumplir con uno de los fines de la Udelar: contribuir a la comprensión de temas de interés general.

Luis Eduardo Morás, doctor en Sociología y docente de la Facultad de Derecho, sostuvo que la reforma responde a la idea instalada de que “un delincuente no puede ser otra cosa que un delincuente”. Para él la reforma se constituyó en un factor importante del militarismo, ya que implica el “factor militar como elemento central en la discusión pública de los problemas sociales”. Para el académico la reforma, que plantea introducir al Ejército Nacional en las problemáticas sociales, no da solución al problema de la seguridad ciudadana, ya que no se centra en las cuestiones relevantes, y “quita tiempo y fuerza para pensar en cuáles son las soluciones”.

La reforma basa su lógica en “tener a las personas presas el mayor tiempo posible” y deja de lado a los “11.000 presos que tiene Uruguay”, afirmó Morás. El sociólogo opinó que la situación de las cárceles uruguayas constituye un problema: actualmente el sistema carcelario presenta sobrepoblación y condiciones inhumanas que no permiten la rehabilitación de las personas privadas de libertad.

El académico también se expresó acerca de la cantidad de policías que trabajan en el país -“800 cada 100.000 habitantes”-, y aludió a uno de los puntos de la reforma: la creación de una Guardia Nacional compuesta por militares. Dijo, además, que “es esperable que con 2.000 militares no se mejore lo que no mejoraron 30.000 policías”, y recordó que este proyecto no es bien recibido por la Policía ni por las Fuerzas Armadas. 

Natalia Uval, periodista, doctora en Comunicación y docente de la Facultad de Información y Comunicación, expuso acerca del vínculo entre medios de comunicación y seguridad. Mostró resultados de investigaciones de recepción mediática y sostuvo que la reforma presenta un “corte por edad”. La periodista explicó que si se realizara un análisis mediático de la campaña, los resultados mostrarían que la percepción de Vivir sin Miedo podría variar dependiendo la edad del espectador.

Expresó que “los medios encuadran la realidad” y que “marcan los temas relevantes de discusión en sociedad”. Uval explicó que los medios inciden en la construcción de identidades definiendo “quiénes somos ‘nosotros’ y quiénes son ‘ellos’”; y hacen visible determinados aspectos de la seguridad dejando de lado otros, “como el abuso sexual infantil que es una emergencia nacional”, afirmó. 

Nilia Viscardi, doctora, licenciada en Sociología y docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, dijo que en el Uruguay hay mucho miedo instalado y que es necesario ver cómo combatirlo, pero que la reforma no es una solución: “no va a reducir la inseguridad en el país” afirmó.

Viscardi hizo referencia a la falta de “solidaridad social”, en el sentido de que no se considera “la idea de que la violencia puede ser el resultado de la distribución social desigual”. Para ella esa ausencia evidencia la necesidad de un cambio, pero dijo que la reforma no colabora para reducir el problema: “más bien lo va aumentar y lo va a reproducir”, aseguró.

El discurso que defiende la reforma instala niveles de odio y de violencia muy fuertes al hablar de ‘los delincuentes’, sin hablar de ‘personas o de ciudadanos’” explicó la socióloga, y afirmó que la reforma asocia la violencia a la condición de pobreza.

Emiliano Rojido, licenciado en Sociología y docente de la Facultad de Ciencias Sociales, habló del aumento de los delitos, de la violencia que experimenta Uruguay y cómo esto se traduce en una gran preocupación social. “Ya no podemos decir que somos de los países menos violentos, ya estamos a mitad de tabla en Sudamérica y eso es un problema” comentó. Para el sociólogo, si bien desde el gobierno del Frente Amplio se han implementado políticas públicas que intentaron contrarrestar la situación hay, “pocas herramientas para saber cómo funciona el delito”.

Según Rojido, el modelo actual de gobierno tiene un fuerte enfoque punitivista y la reforma lo refuerza, sin atender las necesidades o vacíos  del sistema. Afirmó que lo que respalda la reforma “es el temor de la gente”, ya que quienes sostienen que Vivir sin Miedo resultará una exitosa no presentaron ningún respaldo empírico, ningún dato que muestre cómo mejoraría la seguridad del país. “La reforma no es suficiente, no es necesaria, no contribuye y seguramente tenga efectos contrarios”, concluyó Rojido.

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